Joseph
Ella estaba encima de mi, se movía llenándome de placer, podía escuchar sus gemidos.
—Te extrañaba. —Dijo besándome.
La puerta de mi oficina se abrió, vi como lágrimas comenzaron a caer de los ojos de Larah, me solté de inmediato y me subí el pantalón. Larah y mi hermana comenzaron a irse, salí a detenerlas.
—Eres un desgraciado. ¿Engañar a Larah con esta ladrona? Eres un poco hombre Joseph, me das asco. —Dijo Jillian.
—Jillian, iré a casa. —Susurró Larah saliendo de la oficina, iba ir tras ella pero Jillian me detuvo.
—No te atrevas a seguirla, no te atrevas a seguirla por qué no voy a dejarlo. ¿Sabes lo lindo que hablaba Larah de ti? Te quería de verdad Joseph y lo has arruinado todo. Esto lo van a saber nuestros padres. —Dijo Jillian, también se fue.
Lindsay terminó de vestirse y me abrazó por detrás.
—Esto tenía que pasar amor, ya por fin Larah no es un problema entre nosotros. —Dijo. Me alejé.
—Vete de aquí. El problema soy yo que por estúpido me metí contigo. —Salí de mi oficina, James estaba en la puerta, Larah se había ido sola. Fui hasta su casa, no estaba ahí. Rastree su teléfono, estaba en un bar.
Larah
Sabía que era solo un contrato pero.... verlo con ella fue... fue demasiado. Me fui al bar más cercano de casa, bebí demasiado.
—¿Que demonios haces aquí? —Dijo Joseph tomándome del brazo a la fuerza.
—A ti te vale un carajo. —Me solté.
—Nos vamos de aquí ahora mismo Larah, tenemos que hablar. —Dijo volviéndome a tomar fuerte del brazo, me sacó del bar a la fuerza.
—Yo no tengo nada de que hablar contigo, anda, ve y síguete follando a esa zorra en tu oficina. Poco hombre. —Dije. El me subió al auto.
—Vas a tomar una ducha y vas a dormir. Mañana temprano arreglaremos esto. Anda James, conduce rápido a mi casa. —Dijo Joseph. Reí.
—Es la última vez que vas a darme órdenes. Pendejo. —Dije, la cabeza me ardía, me fui quedando dormida.
Joseph
La cargué hasta mi habitación. Estaba demasiado ebria, así que la cubrí y dejé que durmiera.
Pensé en todo lo qué pasó y en lo estúpido que fui. Mi mejor amigo Bruce llegó a casa, él sabía perfectamente lo de mis contratos.
—La estoy perdiendo amigo. —Exhalé.
—Déjame ver si entiendo... ¿te acostaste con Lindsay y ella te descubrió? —Rió.
—No es gracioso Bruce. Esta muy dolida y.... ella es diferente. —Dije.
—No puedes perderla, ella firmó un contrato, no tienes porque perderla si esas hojas que firmó te dan el consentimiento de que hagas lo que quieras con ella, no puede irse. O que ¿acaso esas hojas mencionaban que no podías acostarte con otra? —Dijo Bruce.
—En eso tienes razón pero.... ¿Hablas de que la tenga conmigo a la fuerza? —Dije.
—Lo hiciste una vez con la numero dos, ¿no lo recuerdas? —Se rio.
—Era diferente. Su padre no era mi socio, su padre no tenía el dinero que él padre de Larah tiene para destrozarme si ella habla. —Dije.
—No va a hablar. ¿Que le dirá a su padre? ¿Qué firmó un contrato para literal regalarse a un hombre? No es tan tonta para eso. —Dijo Bruce.
—No lo sé Bruce... si la trato mal terminara odiándome, justo como la numero dos. Y no quiero eso.... ella.... ella es diferente. Es diferente y... —Bruce me interrumpió.
—No me digas que te estas enamorando de Larah.... ya ni yo que llevo más tiempo haciendo esto me he enamorado de alguna de esas zorras. —Dijo Bruce.
—Larah no firmó un contrato por dinero Bruce. No tiene ningún beneficio de ese contrato. Me dejará. —Dije exhalando.
—Siempre que se firman esos contratos tienen algo que perder, en ese caso.... Larah te cedió una de las empresas de su padre... —Dijo Bruce sonriente.
—¿De que hablas? —Pregunté.
—Que si Larah se rehusa a cumplir con el contrato tú puedes quitarle a su padre una de sus empresas. Larah no permitirá eso. Tienes con qué retenerla campeón. —Dijo Bruce.
—No haría eso. El padre de Larah es mi socio. No lo haría. —Dije.
—No tienes que hacerlo, puedes solo chantajearla. —Sonrío.
Esa no es tan mala idea.... quiero a Larah conmigo como sea.
Larah
Desperté con el peor dolor de cabeza de mi vida. Joseph estaba a un lado de la cama mirándome, me puse seria.
—¿Por que estoy aquí? —Dije.
—Porque ayer te fuiste a un bar a tomar como nunca, sin mi permiso. —Dijo serio.
—Ya no necesito tu permiso. Lo que había entre tú y yo, se terminó. —Dije levantándome de la cama. Sentía que todo me daba vueltas.
Escuché la risa burlesca de Joseph.
—Eso no lo decides tú Larah, tenemos un contrato firmado, no lo olvides. —Dijo serio.
—Entonces ve y demándame por incumplimiento de contrato. Por qué no quiero estar mas contigo. Me das asco. —Dije.
—Haré algo mucho peor. Me quedare con una de las empresas de tu padre. —Sonrío.
—¿De que hablas? —Dije.
—De que si no cumples con tu parte del contrato, tu padre pagará las consecuencias........ —Sonrío.
—No creí que seas capas de esto. —Dije sería, él se acercó a mi pegándome a él.
—Te guste o no, eres completamente mía Larah.... —Besó mi cuello.
¿Quieres jugar Joseph? Pues vamos a jugar.......
