Joseph
No puedo creer lo que estoy escuchando. ¿Por qué Larah asesinaría a mis padres?.
—Señor.... ¿procedemos legalmente? —
—No, esperen. Quiero ver las pruebas. Les veré en media hora en mi oficina. —Dije colgando la llamada. Comencé a vestirme.
—¿Pasa algo amor? —Dijo abrazándome por detrás, dejando algunos besos en mi espalda, me tensé. Soltándome.
—No... pero tengo que ir a resolver unos asuntos urgentes.... vendré en una hora. Espérame aquí. —Dije mirándola.
Tengo que ver esas pruebas porque.... no creo, esto debe ser un error, una mentira.
—No me moveré de aquí. —Besó mis labios. Sonreí.
—Larah...... Te amo. —La pegué a mi.
—Yo también te amo. —Sonrío.
Tomé mi auto a toda prisa, iba solo. Llegué en pocos minutos a mi oficina. Andrew ya estaba ahí.
—Aquí está lo que necesita señor. —Dijo entregándome un sobre, no dude en abrirlo. Había algunas fotocopias de alguna especie de contrato de confidencialidad, firmado por Larah y por un hombre "Abraham Campos". Al parecer ella lo había contratado para.... para asesinar a mis padres.
—¿Solo esto tienes? —Pregunté.
—No, ya interrogamos al joven y dice que ella y Larah eran amantes y ambos planearon esto... asesinar a sus padres. —Dijo Andrew.
—¿Con que fin? —Dije enojado.
—No lo sabemos. Ahora necesitamos su autorización para proceder legalmente. Encerrar a los asesinos de sus padres—
—No. Debes investigar más, esto.... esto puede ser mentira. —
—No señor, tenemos fotografías de ambos.... reunidos en un bar, firmando.... inclusive hay fotografías de ambos teniendo sexo. Tenemos las pruebas necesarias señor. —Dijo Andrew enseñándome aquellas fotografías, las mire de reojo, no quería verlas ni un segundo más.
—Procedan. —Exhalé. —La señorita Mateos está en mi casa en este momento, no tardarán en encontrarla. —Dije, intentando controlar las lágrimas que querían brotar de mis ojos.
—Bien, enviaremos un par de unidades a su casa ahora mismo. Otras irán por el chico. Iniciaremos el proceso. —Dijo. Asentí. Tomándome un trago. Tomé mi móvil y llamé a Jillian, le pedí que fuera a casa, ella debía saber.
Larah
Tomé una ducha y coloqué mi ropa interior y una camisa de Joseph. Miré el reloj, él debía venir en unos minutos así que baje a la cocina a preparar algo de comer.
Escuché el ascensor abrir. Joseph entró primero, tenía la mirada perdida. Jillian entró detrás de él y al fondo habían unos hombres uniformados, policías.
—Señorita Mateos, tiene que acompañarnos ahora mismo. —Dijo uno de ellos.
—¿Pasa algo?— Pregunté confundida, no entendía absolutamente nada. Miré a Joseph pero el evadía por completo mi mirada.
—Usted está bajo arresto por el asesinato de los señores Thompson. —Me puse pálida. Eso no era real, no soy ninguna asesina.
—Debe haber un error. Joseph.... ¿que estas haciendo? Eso no es verdad yo no maté a tus padres amor.... no permitas esto. — Lagrimé, Joseph finalmente me miró.
—Llevénsela. —Dijo. Aquellos policías me esposaron y comenzaron a sacarme de la casa, Jillian me miraba llena de lagrimas, de decepción. Yo no sabia que mierda estaba asando, por que me culpaban por algo que no hice.
Pero lo que más me dolía, era que Joseph ni siquiera me preguntó nada, no confió en mi.
—Buenas noches Señorita Mateos, soy el abogado que envió su padre, Rafael Caceres....por lo complicado de la situación sus padres no pueden entrar a verle pero quieren hacerle saber que usted cuenta con su completo apoyo. Conseguí aquellas pruebas que presentaron para inculparle. —Dijo entregándome un sobre. Habían contratos, depósitos bancarios y fotografías mías reunida con un hombre que en mi vida había visto, inclusive de mi manteniendo relaciones sexuales con aquel desconocido. Todo falso.
No pude evitar soltar unas lagrimas. Estaba frustrada, todo había sido tan rápido, ni siquiera entendía porque alguien estaba haciéndome esto.
—Esto no es verdad. Nada de esto es verdad. Alguien quiere dañarme. — Dije.
—¿Tiene alguna idea de quien puede ser? —Preguntó.
—No... no. La persona de esas fotografías no soy yo... están editadas o algo parecido. Ese contrato no lo firmé.... alguien plagio mi firma. Todo lo que esta ahí es un truco. Yo no asesiné a nadie. —Lagrimé.
—Usted quédese tranquila. Estamos pidiendo libertad bajo fianza mientras las investigaciones continúen. —Dijo, asentí.
—Gracias. —Dije.
Un par de horas después me dejaron libre bajo fianza, no podía salir de la ciudad, las noticias corrían y todas hablaban de que la gran hija de los Mateos era una asesina. Mi vida había cambiado por completo en pocas horas. Vi a mis padres, me esperaban. Los abracé.
—Yo no hice nada, se los juro. —Lagrimé.
—Hija, te creemos y vamos a luchar hasta que la verdad se sepa. Lo mejor ahora es que te vengas con nosotros a casa, queremos protegerte. —Me abrazaron, así fue, me dirigí con mis padres a casa.
Joseph
—Ya deja de beber.... no vale la pena. —Dijo Jillian.
—La amaba.... era la mujer de mi vida y me traiciono. No solo mato a nuestros padres si no que.... me mató a mi también. —Tomé otra botella. Jillian me la quitó.
—Me enteré que esta libre bajo fianza. —Me puse completamente serio. Aprete el puño.
—¿Dónde está? —Dije.
—En casa de sus padres. Refugiándose de todo como la cobarde que es. —Dijo Jillian. Tomé las llaves de mi auto. Estaba apunto de salir, Jillian me detuvo. —No Joseph, no conducirás ebrio y mucho menos para ir a ver a esa asesina. —Dijo seria.
—Tu no vas a decirme que hacer. —Me dirigí a mi auto. A toda velocidad.
Ahora si, díganme que quieren o que creen que pase.