—Ana, no tienes idea de cuanto te extrañe. Que alegría verte de nuevo. —Dije.
—Tia Ana. —Dijo mi pequeña estirando sus brazos hacia Ana. Ella sonrió tomándola en su brazos.
—Cuanto has crecido Ximena. —Besó sus mejillas, ella sonrió.
—Te hemos extrañado mucho en Madrid. —Dijo Santiago.... mi prometido.
—Lo sé, con eso de que Larah no quería que nadie por aquí se enterara de donde está. Me era difícil inventar una excusa para ir a Madrid. Pero me da alegría que ya estén aquí. —Dijo Sonriente.
—No estaremos por mucho aquí... quizá. —Dije.
—Creí que tu padre se iba a retirar de la empresa e iba a dejarla a tu cargo. —Dijo.
—Si... pero Santiago y yo tenemos otros planes. —Sonreí.
—Pronto será la señora Valencia. —Santiago Me Sonrío.
—¿Y ya podré llamarlo papá? —Preguntó Ximena, Santiago la tomó en brazos.
—Desde que te vi nacer te amé, tu eres mi hija pequeña. —Dejó un beso en sus mejillas. Santiago Era Perfecto.
Fuimos a casa, a la casa que Santiago había comprado en la ciudad para nosotros durante el tiempo que estemos aquí.
—Ximena se quedó dormida amor. —Dijo besando mis labios. —Iré a comprar algunas cosas, vuelvo enseguida chicas. —Dijo. Asentí. Ana sonrió.
—Vaya, parece que has encontrado a tu príncipe azul. —Rió.
—No tienes idea de lo feliz que he sido con Santiago. —Dije.
—¿Que hay de Joseph? —Preguntó, Exhalé.
—Supe lo qué pasó. Mi padre llamó para decirme que ya podía volver a la ciudad, que habían encontrado a los culpables. Jamás creí que fuese Lindsay. —Dije.
—¿Y por qué no volviste? —Preguntó Ana.
—No quería que Joseph se enterara de que estaba esperando a una hija de él. —Baje la cabeza.
—¿Que pasa si lo ves Larah? Mira.... la niña es igualita a él. —Dijo Ana.
—Por eso no quiero quedarme aquí tanto tiempo. Santiago esta de acuerdo. Solo quiero encontrar a alguien que se haga cargo de la empresa. —Dije. —Y hablando de eso... ¿que ha pasado con Joseph? —Pregunté curiosa.
—El hombre ha estado de mal en peor.... Lindsay se suicido en su propia cara, en su propia casa.... eso al parecer le afecto de algún modo. Se mudó a otra casa en la ciudad y ahora es un hombre adicto al trabajo. Y como le llaman en la ciudad, un prostituto. Ha salido con un montón de chicas pero las deja después de un año. —Dijo. Seguramente eran chicas que habían firmado el contrato con él, sonreí un poco al recordar aquellos tiempos.
—Entonces Joseph no ha cambiado nada en todos estos años. —Dije.
—Larah.... el no deja de preguntar por ti y no ha parado de buscarte. —Dijo Ana.
—Mejor cambiemos el tema. No quiero hablar de Joseph ahora. —Dije.
—¿Te sigue importando Larah? —Preguntó.
No tuve respuesta. No pude responder nada.
Unas horas después Ana se fue. Santiago Me abrazó por detrás.
—Te notó muy tensa amor. —Dijo.
—Estoy bien... es solo que esta ciudad me trae muchos recuerdos.... y ..... tengo miedo de encontrarme con el padre de mi hija y... y que quiera quitármela. —Dije.
—Eso no voy a permitirlo. Ximena es mi hija y eso no va a cambiar. Voy a protegerles mi amor. —Me besó.
—De eso no tengo duda. —Sonreí. —Es mejor que vayamos a descansar, mañana tenemos ese desayuno con mis padres y algunos empresarios. —Dije.
A la mañana siguiente me dirigí con Santiago hacia aquel desayuno en el que hablaríamos de negocios.
Aún no me sentía lista para estar al mando de todas las empresas de mi padre.
Ana y Cameron llegaron juntos. Eran esposos. Jamás creí que ellos podían llegar a estar juntos.
—Que gusto verte Larah. —Cameron besó mi mejilla.
—Ahora vuelvo, iré a saludar a mis padres. —Dije. Santiago Se quedó con Ana, Cameron y mi hija. Ellos platicaban de un viaje que querían hacer en navidad.
Estaba caminando hacia mis padres, pero un hombre que estaba distraído chocó contra mi, empapando todo mi vestido con vino.
—Lo sien..... —Sus ojos se centraron en los míos, Joseph no había cambiado nada. Era el mismo. —Larah.... eres tú. —No dejaba de mirarme.
—Joseph.... —Susurré, perdiéndome en su mirada.
Último capítulo de hoy. 😊🔥
Gracias a todos los que siguen leyendo la historia.
Ahora si..... ¿Que creen que pase mañana?
