—No.... no.... no pueden irse. Quedamos en ir con ellos a ...... —Dijo Joseph, Ana lo interrumpió.
—Me parece bien que vayan a divertirse. Pásenla lindo. —Me dijo.
—Entonces no se diga más. —Cameron me tomó de la mano.
—Aprovecha que Joseph está celoso. —Dijo Ana susurrándome. Reí. Este seguramente era algún plan de Ana.
Acepté irme con Cameron.
—¿A donde me llevarás? —Sonreí.
—Recordé que me dijiste que amabas los fuegos artificiales, y.... te tengo una sorpresa muy especial. —Dijo caminando conmigo hacia una especie de laberinto, lleno de flores. Había un señor esperándonos.
—Está listo señor. —Le dijo a Cameron.
—Ven conmigo. —Tomó mi mano y subimos a un pequeño yate.
—Ya dime que es esa sorpresa. —Dije.
—Eres muy especial para mí Larah, jamás creí llegar a sentir lo que ahora siento por ti. Jamás lo había sentido. —Tomó mi mano. Unas luces comenzaron a "explotar" en el cielo, eran fuegos artificiales. Había algunos en forma de corazones, sonreí.
—Esto es hermoso Cameron. —Tomé sus manos también.
—Dame una oportunidad Larah.... déjame amarte. —Me miró a los ojos.
—Cameron yo...... —Me Acarició las mejillas.
—Solo di que si. No vas a arrepentirte. —Me miró.
—Está bien. —Sonreí, él dejó un beso en mis labios. Algunas luces se encendieron, eran otros yates con nuestros amigos ahí. Estaban felices.
—¿Ellos lo sabían? —Reí.
—No, solo los invité a dar un paseo en yate. Imagínate que me hubieras dicho que no, se burlarían de mi toda la vida. —Bromeó.
—Lo que hiciste hoy fue muy especial para mi, gracias. —Está vez fui yo quien lo besó. Pronto nos dirigimos de nuevo al hotel. Ana fue corriendo hacia mi.
—Estoy feliz por ti, solo espero que hayas tomado la decisión correcta. —Me abrazó.
—La verdad amiga me sentí un poco presionada pero..... Cameron es un buen hombre y.... espero ser feliz. —Sonreí.
—Vas a serlo, ya verás. —Sonrío.
—Este es el viaje del amor, muchas buenas noticias. —Dijo Lindsay sin borrar su estúpida sonrisa de su rostro.
—Y aún nos queda una semana para más sorpresas. —Cameron me guiño el ojo y me abrazó.
—Nosotros iremos a nuestra habitación, es muy tarde. —Dijo Joseph serio.
—Amigo, no seas amargado. Estamos de vacaciones y escuché qué hay un bar increíble en este hotel, podemos ir todos ahí. —Le dijo Cameron.
—Tal vez mañana. —Dijo tomando de la mano a Lindsay, ellos dos se fueron. Joseph me miraba demasiado enojado.
—¿Entonces el plan del bar sigue en pie? —Preguntó Alain, era hermano de Lindsay.
—Si, andando. —Dijo Ana. Fui con ellos, la pasamos bien. De maravilla. Estábamos dirigiéndonos a nuestras habitaciones. Cameron me acompañó a la mía.
—Estaba pensando que podíamos pasar la noche juntos. —Me besó.
—Cameron.... quiero que tomemos las cosas con calma. —Lo miré.
—Está bien.... entonces te veré mañana mi amor, te amo. —Volvió a besarme.
—Nos veremos mañana, descansa. —Sonreí y entré a la habitación. Encendí la luz y me topé con el rostro enojado de Joseph.
—Así que..... ya son pareja. —Dijo riendo. Tenía una botella de alcohol y los ojos cristalizados.
—Joseph deberías irte a tu habitación. —Lo miré el se rió.
—Debería ir a matar a ese hijo de puta. —Gritó y me jalo a él tomándome por el cuello.
—Joseph basta, estás lastimándome. —Lagrimé.
—Tu me lastimaste a mi hija de puta, me destruiste. —Levantó la voz.
—Joseph de verdad me estás lastimando, Suéltame por favor. —Lagrimé.
—Me enamoré de ti y jamás lo había hecho antes... y eso a ti te valió madre, íbamos a estar bien pero saliste con querer dejarme. Irte lejos.... luego estás con alguien que consideraba mi mejor amigo. ¿Por qué? ¿Que mierda te hice? —Levantó la voz.
—Me engañaste con esa perra, todo estaba bien hasta que te la follaste y ahora vas a casarte. —Levanté la voz.
—No se que es lo que voy a hacer Larah pero no voy a dejarte con Cameron, tú eras y eres y siempre serás mía. ¿Entendiste? Eres mía Larah. —Gritó y comenzó a besarme desesperadamente, me solté.
—Ya no soy tuya Joseph. —Dije. —Voy a intentarlo con Cameron. —El se rió.
—¿Estas segura de eso? —Me pegó a él. Nuestras miradas estaban fijas en el otro.
—Si. —Miré sus labios
—Veremos cuanto le dura a Cameron esa estúpida felicidad, por que se que tú sientes por mi lo mismo que yo siento por ti. —Me besó. Correspondí. Joseph me dejó caer en la cama y comenzó a desvestirme, me solté.
—Vete de aquí. —Dije.
—¿Por que? ¿Le dirás a Cameron que venga aquí a follarte? —Me volvió a pegar a él.
—Tal vez si..... —Levanté la voz, el me aventó una fuerte bofetada. Dejándome caer al suelo.
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