1.6 Enamorada

59.3K 2.1K 322
                                        

Larah

La mesa del desayuno estaba servida, mi madre le había pedido a él personal que no preparase nada, ella se encargaría de hacer el desayuno "para su pequeña" hizo unos pancakes deliciosos, ese ha sido mi desayuno favorito desde que tengo memoria.

—Hija, nos alegra que estés aquí pero... ¿que ha pasado? ¿Por qué llegaste a media noche? ¿Todo en orden? —Mi padre me conocía a la perfección.

—Solo quería verlos—Llevé un bocado de pancakes a mi boca.

—¿A media noche? —Levantó una ceja.

—Está bien, si ocurre algo, pero por favor papá, no quiero hablar de esto ahora, por favor—Lo miré. Tomó mi mano.

—Solo prométeme que estás bien—Dijo.

—Estoy y estaré bien, no tienes de qué preocuparte—Sonreí. Él exhaló, no convencido.

Me dirigí a la universidad en mi auto, Ana se acercó a mi.

—¿Dónde diablos pasaste la noche? Tu galán fue a buscarte muy tarde, estaba furioso, dijo que discutieron. —Ana últimamente está cansándome con sus interrogatorios.

—Estaba con mis padres, ¿él dijo que discutimos? —Pregunté.

—Si, no que se tenía más, si enojo o preocupación, pero estaba buscándote como loco. —Dijo.

—Bueno, pues ya. Lo que hubo entre nosotros terminó. —Exhalé.

—¿Que fue lo qué pasó? —Hizo una mueca con los labios.

—Engañarme. —Bajé la mira, Ana se quedó boquiabierta, nos dirigimos a tomar nuestras clases de hoy. Saldríamos temprano, había un evento esta tarde en la universidad y todos ahí tenían que vaciarla a las once de la mañana, solo vinimos por tres estúpidas clases, aún moría de sueño, bostezaba mientras tomaba apuntes, o al menos eso creía. Por mi mente estaba el contrato, buscando alguna estúpida línea que pueda servir para romperlo antes, no había ninguna. Únicamente decía que el contrato podría romperse si ambas partes estaban de acuerdo o si Joseph así lo consideraba, eso era una mierda. La campana sonó, me dirigí hasta Ian.

—¿Como sigue? —Pregunté por su pequeña hermanita.

—Mejorando. Aún se quedará en el hospital un par de días. —Dijo un poco serio, creo que jamás perdonará lo que hice.

—Quizá más tarde vaya a visitarla. ¿Puede recibir visitas? —Dije.

—Seguro le encantará verte. —Dijo, dejando un beso en mi mejilla, se fue. Saqué las llaves de mi auto del bolso y estaba apunto de irme de la universidad, al salir Joseph estaba en la puerta, cruzado de brazos.

—¿Por qué te fuiste de la fiesta sin decirme algo? ¿Por qué te escapaste de James? Y ¿Por qué volviste a bloquearme de tu teléfono?, respóndeme. —Se acercó a mi.

—Las tres preguntas tienen una misma respuesta, se acabó todo. —Dije, caminando hacia mi auto, él me detuvo.

—No puedes hacer eso, lo sabes perfectamente Larah. —Su mirada nerviosa me miraba.

—No me retes. —Lo miré, desesperado, atacó mis labios con un apasionado beso, Bien correspondido. —¿Por qué me engañaste con ella? —Separé sus labios de los míos. Nuestras miradas seguían conectadas.

—¿Engañarte? ¿De que estás hablando? —El hombre estaba completamente confundido.

—Te fuiste con ella anoche, seguramente tuvieron sexo, seguramente su regreso despertó todo eso que sentías por ella............ —Bajé la cabeza, él tomó mi mentón, levantándola ligeramente para que nuestras miradas se cruzaran.

—No hubo absolutamente nada entre nosotros esa noche, solo hablamos. No te engañe y no pienso hacerlo, eres mi vida ahora Larah, no puedes hacerme esto cada vez que dudas de mi, no soporto no saber cómo estás, no soporto que estés enojada conmigo. No puedes volver a hacer esto. —Rozó sus labios con los míos.

—Te quiero Joseph —Besé sus labios, rompiendo otra estúpida regla del contrato, no enamorarme.

—Ven aquí—Dijo caminando de la mano conmigo adentro del edificio de la universidad, Justo a los baños, cerrando la puerta con seguro después de comprobar que nadie estaba ahí.

—¿Que estás haciendo? —Pregunté.

—Quiero que seas mía, ahora mismo. —Dijo, me abrazó por detrás y comenzó a besar mi cuello. Me volvían loca sus besos. Mordí mis labios, él soltó una sonrisa, bajándome los pantalones junto con las bragas enseguida, le dio un apretón a mi trasero, lo que provocó que soltara un gemido que acabó con su paciencia, se bajó los pantalones y comenzó a embestirme, fuerte y profundo. Sentía su rápida respiración en mi oreja, acompañada de pequeños gemidos que salían de sus labios. Sus movimientos aumentaban la velocidad, estaba matándome de placer. —Yo también te quiero. —Susurró en mi oreja.

Lo confirmo, estoy enamorada de Joseph.

Por la tarde me encontraba en casa, realizando algunas tareas, no dejaba de pensar en Joseph, pensaba en sus besos, en la manera en la que el roce de nuestros cuerpos me hacía sentir. Estar con él era perfección pura. Recibí un mensaje de él.

  No podré verte esta noche, saldré de viaje.

Habíamos quedado de cenar juntos.

  ¿Cuando vuelves?

Respondí.

  Mañana por la tarde. Estoy camino al aeropuerto.

Dijo, al menos no es un viaje tan largo.

    Voy a extrañarte.

Escribí, y era verdad, iba a extrañarlo.

    Piensa en mi.

Fue lo último que dijo, una sonrisa se dibujó en mi rostro. Me dirigí al supermercado, James me llevó, tenía que hacer algunas compras. Siempre suelo demorarme horas comprando, tenía un hobbie por leer la información Nutrimental de cada alimento que compraba. Aquella típica música de fondo que suelen poner fue interrumpida por la sección de noticias de última hora, quede pálida. Mis ojos se cristalizaron. Mi cuerpo no reaccionaba.

"En otras noticias, el joven empresario Joseph Thompson, mejor conocido por la cantidad de obras de beneficencia en las que participa, tuvo hace una hora un terrible accidente automovilístico, fuentes confirman que se dirigía al aeropuerto de la ciudad, esperamos que se encuentre bien, en breve más detalles"

TóxicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora