Larah
Abrí la puerta, Lindsay estaba ahí. Enojada.
—¿Que hace esta zorra contigo aquí? —Miró furiosa a Joseph.
—Lindsay te prohíbo que la llames así. —Le Dijo Joseph.
—Vete de mi vista Larah. —Dijo Lindsay.
—Ella no se va a ir de aquí Lindsay. —Dijo Joseph.
—La pareja perfecta, dos idiotas. —Reí ligeramente y caminé hasta la fiesta.
Joseph
—¿Ves como nos dijo? Y tú aquí defendiéndola como siempre. —Dijo enojada. Me estaba cansando de Lindsay.
—Cállate, te dije que jamás te metieras con Larah. —Levanté ligeramente la voz.
—Yo soy tu novia Joseph, no ella. Deberías defenderme a mi. —Lagrimó.
—Tu empezaste a ofenderla. —Dije.
—¿Que harías tú si me encuentras en el baño encerrada con mi ex? —Dijo.
Me daría igual.
—No voy a seguir discutiendo contigo.—Caminé hacia la fiesta.
Observé a Larah platicando felizmente con Cameron, mi amigo. Parecían estar felices.
Conozco perfectamente a Cameron, siempre le ha gustado envenenar a mis mujeres y a las de Bruce para terminar quedándose con ellas.
—Ya deja de mirarla. —Susurró Lindsay.
—Sabes que odio esas escenas de celos. —Me puse serio.
Larah
—¿Entonces si me aceptas el café mañana? Pasaré por ti. —Dijo Cameron.
—No lo sé, mañana tengo unos pendientes importantes con la universidad. Son las últimas semanas y no debo tener distracciones.... —Dije.
—Anda, solo un café. Una buena charla con un buen amigo no es una distracción. —Sonrío.
—Está bien. —Sonreí.
—Pero solo un café y ya. —Dije.
Ana presionó para irnos, se hacía un poco tarde. Me despedí de Jillian y de sus padres y me dirigí a mi auto. Comencé a conducir a casa.
—La zorra de Joseph no dejaba de fulminarte con la mirada en toda la reunión. —Dijo Ana.
—Lo sé. No tienes idea de cuanto la odio. Se atrevió a llamarme zorra. —Dije.
—La debiste de poner en su lugar. —Dijo.
—Joseph lo hizo. El me defendió. —Sonreí un poco.
—El también te miraba. —Dijo Ana.
Reí.
Lindsay
Joseph me llevó a casa. Me despedí de él.
Alain enseguida se acercó a mi.
—¿Ya le sacaste el dinero que necesitamos? —
—No, aún acabamos de reconciliarnos. No voy a pedirle dinero ahora, dame tiempo. —Le Dije tomando una cerveza de la nevera.
—Entonces róbale de nuevo y nos volvemos a ir juntos mi amor. —Besó mis labios.
—Estaba pensando en algo mejor. Puedo decirle que estoy embarazada de él. —Dije.
—No es mala idea, pero cuando el idiota sé de cuenta que no estás embarazada seguramente va a dejarte para siempre y adiós a todos esos millones. —Dijo Alain.
—¿Y quien dijo que eso no será cierto? Tengo que embarazarme. El bebé puede ser tuyo mi amor, pero Joseph tendrá que creer que es de él. —Sonreí.
Larah
Fui a tomarme el café con Cameron, era un gran hombre, atento, caballeroso.
—Son bellísimas. Gracias. —Dije tomando aquel ramo de flores que me había llevado.
—No son más hermosas que tú. —Dijo, me sonroje.
—Cameron, amigo. Que alegría verte también aquí. —Dijo Joseph acercándose a nosotros. Ni siquiera me miró.
—Creí que estarías hasta tarde en la oficina.......... —Dijo Cameron un poco serio.
—Debería.... necesito hablar contigo unos minutos, a solas. —Dijo Joseph.
—Quizá podamos dejar esto para otro día Cameron. —Dije tomando mi bolso.
—Sería buena idea ya que necesito decirte algo muy importante. —Dijo Joseph serio. Cameron no estaba muy convencido pero insistí en irme, opté por visitar a mi madre, llevaba algunos días sin verla desde aquella fiesta a la que fui con Joseph.
Joseph
—¿Qué es eso tan importante que tienes que decirme? Estaba en una cita importante. —Me dijo Cameron, muy serio. Reí.
—Se que te gusta quedarte con las mujeres mías y de Bruce cuando los contratos terminan. A ambos nos da igual... pero con Larah no quiero que te metas. —Le Dije. El se rió.
—¿Quedarme con sus mujeres? Son ellas las que me buscan a mi, no seas idiota. Además Larah no es lo que crees. —Dijo.
—Ya te lo advertí Cameron, detén tus jueguitos con Larah, no voy a permitírtelo. —Dije.
—Ya no es nada tuyo. —Dijo.
—No te acerques a ella. —Levanté un poco la voz.
—Es ella la que me busca, no tienes idea de lo bien que la he pasado con ella. Entiendo por que te trae así, es una diosa en la cama. —Me dijo Cameron, no resistí y le aventé un puñetazo en la cara, agarrándolo desprevenido. Lo tomé por la camisa.
—La vuelves a tocar y voy a encargarme de destruirte hijo de puta. —Lo aventé al suelo y salí de ahí.
—¿A donde iremos ahora señor? —Preguntó James.
—A casa de Larah, rápido. —Dije enojado, Larah va a escucharme.
Larah
Estuve horas platicando con mi madre. La extrañaba tanto.
—Se hace tarde, debo irme. —Dije.
—Quédate a cenar, tu padre está apunto de llegar, le alegrará verte. —Dijo.
—Mi padre me interrogará acerca de Joseph. Y no quiero responder. —Baje la mirada.
—Tu padre lo sabe, sabe que no están juntos. Esta muy preocupado por ti. —Dijo mi madre.
—Estoy Bien mamá. Y gracias por la invitación pero tengo muchas cosas que resolver. —Iba a salir de casa pero mi padre llegó.
—Hija, que bueno que estás aquí. Necesitamos hablar sobre tu viaje. ¿Aún quieres irte? —Me dijo.
—No. —Dije.
—¿Por que tu cambio repentinamente? Me enteré que terminaste con Joseph. —Dijo.
—Joseph no tiene nada que ver con eso. No quiero irme porque acepto hacerme cargo de las empresas una vez que me gradúe. —Dije. Mi padre Sonrío.
—Hija, no sabes la alegría que me da esa noticia. —Dijo.
—Hablaremos mañana papá, tengo unas cosas que hacer. —Di un beso en su mejilla y me fui de ahí.
Conduje hasta casa, vi que el auto de Ana no estaba. Seguramente salió con Guillen. Entré a casa, encendí la luz y... vi a Joseph sentado en el sofá.
—¿Que demonios haces aquí? ¿Como mierda entraste? —Dije enojada.
—Dime por que carajos te acostaste con Cameron. ¿Por qué tú Larah? —Gritó tomándome fuertemente del brazo, estaba lastimándome.
Cuéntenme, que quieren que pase....