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continuación:

y bloqueé el teléfono, si él no iba a apoyarme pues me iba sola. hace mucho no salía de casa, me sentía aburrida.

iba a llevarme un abrigo pero si saltaba por la ventana me iba a hacer mucho peso, entonces lo dejé. sabía que me iba a arrepentir porque hacía frío.

calculé muy bien lo que tenía que hacer y me repetí a mí misma muchísimas veces que no me iba a pasar nada, no era muy alto por donde tendría que saltar. todo saldría bien. lo difícil iba a ser volver a subir, pero después podía pensar en eso ahora lo importante era: saltar y no morir. respiré profundo y tomé todo el coraje que tenía guardado, incluso con javier y lo hice, salté. caí perfecto, no me había pasado nada. era la mejor, me debería haber dedicado a la gimnasia definitivamente.

caminé por detrás de mi casa y corrí hasta donde quería llegar, corrí rapidísimo. cuando por fin llegué al centro, sabía que estaba cerca entonces comencé a caminar, caminé hasta llegar a un lugar muy alejado, tenía una vista perfecta a la ciudad y todo se veía hermoso.

comencé a pensar en todo lo que había pasado y en cómo me sentía hasta que sentí una mano en mi hombro. yo me asusté mucho, pensé que podría ser mi papá pero era javier.

él me miró con una sonrisa, yo lo analicé con la mirada y solo volteé al frente de nuevo. no quería verlo, no sé por qué estaba aquí.

-¿estás enfadada conmigo? -dijo haciéndose el tierno. lo odio, ¿por qué se hace el tierno cuando más lo odio?

-no.

-me gusta más cuando hablas y no me miras porque estás nerviosa. -suspiró.

yo me encogí de hombros. ¿no entendía que no quería verlo y mucho menos hablarle?

creo que por fin entendió y se calló. estaba haciendo muchísimo viento y de reojo ví que javier sí tenía abrigo, lo odiaba. lo odiaba porque él sí había llevado abrigo y yo no. odiaba que yo me esté muriendo de frío y él no.

-¿tienes frío? -preguntó después de un rato.

-no.

-sí tienes.

-no.

-¿puedes no contestar con monosílabos, por favor?

-no.

-sofía.

-qué.

-no te enfades.

-no estoy enfadada, solo tengo coraje.

-pero conmigo.

-con todo.

-¿por qué?

-porque sí.

-anda, sofía.

-¿sabes lo que dijo mi padre? dijo que no le gustabas tú, ¿qué me importa a mí eso? ¿no es suficiente que me gustes a mí? -me dí cuenta que le había confesado que me gustaba, ahí frente a frente. qué vergüenza. en seguida todo el enojo se me fue y se me vino el color a la cara, él rió.

-¿entonces te gusto, eh?

-no.

-sabes que si no me miras a los ojos, no te creo nada.

yo levanté la mirada y tenía una sonrisa en su cara.

-yo no... tú no... -dije mirándolo, estaba muy nerviosa. él no se podía enterar que me gustaba.

-tú también me gustas.

listo, había firmado mi sentencia. estaba por explotar.

solamente sonreí y bajé la mirada a mis manos mientras jugaba con mis dedos.

-sí tengo frío.

-él se levantó. -vámonos. -me tendió una mano.

-¿dónde?

-lejos. -se encogió de hombros.

yo asentí y tomé su mano. él no me soltó y yo tampoco, caminamos hasta su auto. soltó mi mano y abrió la puerta del copiloto.

-súbase, alteza. -dijo sonriendo.

-muchas gracias, caballero.

él rió. -tenías que decirme príncipe o algo así.

-no, tú eres solo un campesino.

-oh, disculpe por favor. no soy digno.

-reí. -bueno, príncipe.

-es muy cliché.

-es cierto.

ambos reímos, yo subí al auto y el se dió la vuelta para subir también.

-¿y si tus papás se dan cuenta que no estás en casa? -dijo él encendiendo el auto.

-no creo. me hubiesen llamado, aparte no me importa.

-¿ahora eres una chica mala?

-no, solo me molesta que sea así mi papá. muy injusto. lo peor es que mi mamá sabe que está siendo injusto y no dice nada. ¿dónde vamos? -pregunté al ver una carretera.

-espera, ya mismo verás. esperemos que se solucione todo, y si no se soluciona pues, te ofrezco casa. ven a vivir conmigo, aunque no hay cama. tendrías que dormir conmigo, ¿no es problema? -dijo sonriendo, sabía que cuando decía ese tipo de cosas me ponía colorada. lo hacía a propósito.

-yo dormiré con el perro, no te preocupes. -él rió.

-no tenemos perro.

-entonces dormiré en el mueble o en el suelo.

-¿no quieres dormir conmigo? ¿quién no aprovecharía para dormir con el chico que le gusta?

-reí. -basta, javi.

-rió. -extrañé que me llames javi.

sonreí. detuvo el auto así que supuse que habíamos llegado. -¿dónde estamos? -dije tratando de ver.

-ya verás.

bajó del auto y se dió la vuelta para abrirme la puerta.

-¿por qué has venido en ese pantalón cortito? -preguntó mirándome.

-es que después no podía saltar por la ventana.

eastside ☽ ; bnetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora