46;

1.2K 79 14
                                        

javier pov

isa ya se había ido, había llorado de nuevo porque me dolía verla irse. se había convertido en alguien muy importante para mí.

después de un rato de que sofía subiera, empecé a sentir hambre. eran las ocho de la noche y no habíamos comido nada.

-¿por qué no vamos al supermercado? -dije yo.

-es cierto, para poder cocinar algo de comer. muero de hambre. -dijo rubén.

fuimos al supermercado y trajimos un montón de cosas.

-¿por qué compramos tanto? ¿dónde lo vamos a guardar?

-pues aquí. -dije yo abriendo abriendo las puertas de las alacenas.

-mañana deberíamos comprar cosas para la casa, como muebles no sé. creo que también cada uno debemos comprar camas porque no podemos traer las de nuestras casas. ¿y si algún día queremos ir a visitar a nuestros padres? ¿dónde dormiríamos, con ellos? -dijo cami.

y tenía razón, afortunadamente yo ya tenía cama en mi departamento. solo necesitaba traerla y ya.

dario bajó a la cocina, al parecer se había bañado.

-chicos, sofi me pidió que moviera los colchones a su cuarto. dijo que el de camila estaba sucio. -se encogió de hombros. -y está dormida.

-¿se durmió? pero si no ha comido nada. -dije yo.

-qué lindo, se preocupa por la novia. -dijo rubén.

rodé los ojos. -hoy solo desayunó, no ha comido nada más.

-javi tiene razón, voy a buscarla. -dijo cami subiendo al cuarto de sofía.

minutos después, bajó.

-no quiere venir, dice que no tiene hambre.

-pero insiste. -dije yo.

-¡lo hice! y parece enojada conmigo, no sé.

rodé los ojos y subí yo. entré a su habitación y la ví tapada completamente con las cobijas.

-te dije que no quiero comer, camila. no tengo hambre.

-yo no soy camila, te espero abajo. -dije. no le iba a dar opción de elegir ni intentar ser amable porque era terca.

-no quiero, no voy a bajar. déjenme dormir, estoy cansada.

-te subo la comida aquí.

soltó un quejido. -no quiero comer. no. quiero. ¡noooo!

me acerqué a ella y le quité la cobija, la miré a los ojos y fruncí el ceño.

-¿quieres que te suba la comida o bajar?

-ninguna de las dos. -dijo tratando de taparse nuevamente pero le quité la cobija de las manos.

-te subo la comida, entonces.

ella iba a decir algo pero yo ya me había ido, estaba en todo mi derecho de obligarla a comer. podía preocuparme por ella, al final de todo éramos amigos.

-¿qué te dijo? -dijo cami.

-dijo que iba a comer arriba.

ella asintió y sirvió comida en un plato, me lo tendió y yo subí con el plato en la mano.

iba a abrir la puerta y estaba cerrada. ¡la había cerrado con seguro!

-sofía, ábreme.

-no.

dios mío, tiene cinco años.

-ábreme.

-no quiero, no te quiero ver.

-¿por qué no? ¿quieres ver a cami? -hablé más calmado, no iba a lograr nada si la seguía tratando mal.

-tampoco. estoy enojada con ella.

-pero conmigo no estás enojada, déjame pasar.

-pero no te quiero ver, solo quiero ver a dario.

¿a dario? ¿y yo? había sentido que me arrancaban el corazón.

-¿por qué a mí no?

-porque me tratas horrible y me obligas.

-perdón. te voy a tratar bien ¿sí? ¿me dejas pasar? por favor.

-bueno.

abrió la puerta y caminó de vuelta al colchón para sentarse. yo la seguí y me senté en el piso.

-no me voy a ir hasta que termines de comer.

ella solo asintió y comenzó a comer.

era muy linda, parecía una niña pequeña. no entiendo por qué no comía si se veía que tenía hambre. ¿qué le pasa? ¿por qué siempre es tan terca y necia? ¿por qué me gusta mucho a pesar de eso?

-pero no me mires comer.

-bueno, está bien. perdón.

terminó de comer, dejó el plato en el suelo y me miró.

-¿ya me puedo ir a dormir? tengo sueño.

asentí. -perdón, pero no te quiero ver enferma.

ni siquiera me miró, solo se acostó y se tapó.

-¿qué tienes?

-nada.

-¿te sientes mal?

-no.

-entonces, ¿qué tienes?

-nada, javier.

-¿ya no me dices javi?

-tú no me dices sofi y ya déjame en paz.

-¿no quieres hablar conmigo?

-no.

suspiré. quizás me había pasado un poco y la había tratado mal. me levanté y me fuí, ya no quería molestarla más.

bajé y cami me habló: -¿qué pasó?

-nada. -me encogí de hombros y dejé el plato en el lavadero.

-¿vas a comer tú?

-nah.

salí al patio, la casa era genial. el patio era grande, cami dijo que podíamos tener cincuenta perros. al inicio, no me había gustado esa idea porque me gustaban más los gatos. pero después dijo que sí íbamos a tener gatos también, un zoológico íbamos a formar.

saqué un cigarro de mi bolsillo y el encendedor, hace mucho que no lo hacía porque a isa no le gustaba y casi siempre estábamos juntos. de vez en cuando, ella se iba de viaje sola, yo salía y fumaba uno que otro cigarro. el humo que llegaba a mis pulmones me hacía sentir... bien.

quizá debí haber insistido con isa, quizá debí haberme ido con ella. ¿cómo ella se pudo haber dado cuenta que no la amaba? y lo más importante, ¿por qué no lo hacía? es una mujer guapísima, inteligente, es todo lo que yo siempre había querido.

pero no es sofía.

siempre existía esa voz en mi cabeza que me decía que ella no era sofía, cada vez que la tocaba o la besaba. y ultimamente se había vuelto mucho más fuerte, lo repetía constantemente.

ella no es sofía. ella no es sofía.

y es que sofía tampoco quería saber nada de mí. tampoco la culpaba, no sé por qué había reaccionado de esa manera. pero me preocupaba que no comiera, me enojaba que no quisiera hacer caso, me enojaba que no entendiera el por qué de mi preocupación, me frustraba tenerla tan cerca y no ser capaz de besarla. y es que cuando estaba cerca de ella, sentía que tenía 17 de nuevo, me sentía ese chiquillo enamorado de antes, me sentía tonto.

no sé cuánto tiempo había pasado porque ya no me quedaba ni un solo cigarro de los tres que había guardado en mi bolsillo.

miré la hora, eran las 2am. recordé la frase de una de mis series favorita:

"nada bueno pasa después de las 2am"

eastside ☽ ; bnetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora