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21;

continuación

¿me ha llamado javi? ¿le he caído bien? ¿será que ya no me odia?

miré a sofi y ella se estaba riendo, se acercó y me dijo bajito:

-te ha dicho javi.

-¡lo escuché! -dije emocionado.

-bueno pero ayúdalo después se arrepiente de haberte llamado así.

-sí, sí.

caminé rápido hacia el comedor y ayudé a poner la mesa. solo éramos cuatro, no había mucho qué hacer.

-bueno javi, espero que te guste la comida. -sonrió su mamá. qué señora tan buena onda, de verdad. me caía mejor que sofía.

-muchas gracias. -la miré y le sonreí. sofi estaba sentada junto a mí y sus padres frente a nosotros.

-bueno javi, ¿a qué te dedicas? ¿trabajas?

-estaba estudiando pero ya acabé el bachillerato y eso, aún estoy pensando en qué estudiaré.

-¿no tienes ni una idea? sofi está igual. -mencionó su mamá.

-sí, es muy difícil encontrar algo que te guste y que quieras hacer con muchas ganas y tal. -dijo sofi.

-pues sí, igual ella sabe que la apoyamos en lo que sea que elija. ¿tienes el apoyo de tus padres?

-sí, sí. ellos también me apoyan en todo. -sonreí.

todos nos dedicamos a comer por un momento hasta que su padre habló:

-lo que ví la noche pasada no me gustó eh. creo que ya lo sabes.

¿se refería al beso? claro que se refería al beso. listo, aquí moría.

me tensé, estaba nervioso. -sí... lo siento mucho, no quería faltarle el respeto.

sofi posó su mano sobre mi muslo y lo apretó un poco, yo la miré y sus ojos me transmitieron confianza. creo que se había dado cuenta que estaba nervioso.

-ya, fabián. estás poniendo nervioso a javi.

su papá rió un poco. -perdona javi, es solo que debía decirlo porque no podía vivir con esa espina por siempre. me caes bien, no te preocupes. relájate un poco.

-es cierto, ¿ese es tu color de piel? pareces un poco pálido. -dijo la mamá de sofi.

-así es él, un fantasma. -dijo sofi.

-reí. -sí, un poco pálido.

la conversación fluyó mucho mejor y me hizo sentir más cómodo y seguro en mí mismo, me había olvidado completamente que su papá me odiaba. el señor era bastante agradable y chistoso, la señora igual.

después de terminar de comer, me ofrecí a lavar los platos porque hay que ganarse a los suegros ¿no? igual me dijeron que no muchas veces y después de tanto insistir, sofi se ofreció a ayudarme.

estábamos los dos en la cocina, yo lavaba y ella guardaba.

-no fue tan malo ¿lo ves?

-sí, es cierto. y yo que casi me desmayo antes de tocar la puerta, iba a correr a la casa de dario. -reí un poco.

-si no venías, yo te mataba.

-¡cierto! acabo de recordar que cuando te fuiste dejándome solo con tu papá cuando apenas lo había conocido, decidí terminar contigo pero luego te perdoné cuando estábamos en la mesa.

-rió. -¿ah, sí?

-sí, sofi. sabías que estaba por sufrir un ataque de nervios y tú me dejaste solo. iba a correr.