Chapter 10

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-Pov Wayo-

Tengo frío... ¿Dónde estoy?

P'Pha...

Haim...

— ¡Haim!—digo exaltado, me preocupo al no reconocer dónde me encuentro.

Estoy tirado en el suelo de lo que parece ser un cobertizo abandonado, no hay ventanas, y está oscuro. A mi alrededor solo hay paja, tierra, y algunas tablas de madera. Me levanto para ir a la puerta, necesito encontrar una salida. Pero nunca llego a esta, ya que mi tobillo está encadenado a la pared. ¿Qué rayos está sucediendo?

Intento mirar a través de la pared de tablones, pero es inútil. Inspecciono mi tobillo, tratando de zafarme del agarre de cadenas, pero es el mismo resultado. Siento un olor a combustible en el aire. ¿Estoy cerca de una gasolinera, o un auto tal vez? El olor es fuerte.

Tengo miedo.

¿Dónde está mi bebé?

¿Dónde están mis amigos?

¡¿Dónde estás P'Pha?!

Una luz se filtra por la ranuras de la pared, lo que parece ser un auto que se acerca. Esta sería una oportunidad para pedir ayuda, pero no sé porqué siento que si grito, en ese auto no viene nadie dispuesto a ayudarme.

Tomo un madero grueso como arma, para algún posible atacante. Tras la puerta se oyen llaves y cadenas, está abriendo la cerradura. La puerta rechina al abrirse, las luces del auto me enceguecen, no puedo ver quien está parado en frente.

— ¿Quién es? ¿Por qué me tienes aquí? ¡Será mejor que me liberes o...!

— ¿O qué? ¿Llamarás a tu noviecito, Yo? Hazlo, cuento con eso.

Parkna...—me asusta un poco, pero francamente, no me sorprende que sea él. —Debí imaginarlo. Sólo un enfermo como tú sería capaz de un secuestro.

—Tus palabras me hacen sentir mal, Yo. —dijo con fingido dolor. —Por favor, ahórrate el sermón por qué no me interesa lo que pienses.

— ¡¿Qué es lo que quieres?!

—Te voy a dar una última oportunidad de razonar. Quédate conmigo y estarás bien, puedo darte el mundo entero, yo te amo.

—Escucha bien, Kantawong. Jamás voy a estar contigo, prefiero ir al infierno a seguir compartiendo el mismo aire que tú, maldito enfermo.

Me observa en silencio, con hielo en su mirada, y tal vez ligeramente dolor. Aunque no creo que este ser humano sienta nada.

—Bien si eso quieres, cumpliré tu deseo. —dijo y retrocedió en sus pasos, alejándose de la puerta. Sacó algo de su bolsillo. —Si no eres mío, no serás de nadie.

Entré en pánico al ver la flama de un encendedor en su mano. ¡Esto no puede estar pasando!

— ¿Qué intentas hacer, Parkna?—el miedo se está apoderando de mi, a medida que junto las piezas de lo que está a punto de hacer.

Mi vida sin ti [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora