Oblivion: Olvidado. [#1]

Capítulo 51

Luna

Habían pasado semanas y hoy era el día de la exposición de arte, hoy mi pintura iba a ser mostrada en una exposición de universitarios para su proyecto final y Léonard Savatier iba a ir, faltaban tres horas para la exposición y estaba muerta de nervios, mi atuendo la había planeado casi una semana antes y cada pequeño detalle, que decir y que hacer lo había ensayado millones de veces, cosa que ya incomodaba a Nick y a Mike cuando me veían platicar sola en la parte de atrás el carro, acariciaba a Brown, intentando calmarme y ella solo me lamía la cara, ya estaba bañada y estaba en mi bata, entre a mi armario y saqué el vestido negro, formal, elegante, pero simple, Justo como me encanta, me cepille el cabello y tomé dos mechones amarrándolos juntos y me maquille lo que había practicado durante semanas—Buenos días señor Savatier, mi nombre es Luna Coteman —dije frente al espejo practicando por la millonésima primera vez—No así no —Dije corrigiéndome, salí y una hora más tarde me encontraba en camino hacia la exposición de arte, en la misma universidad de Los Ángeles, me acompañaban mis amigos, Marco era el que más emocionado se notaba.

—Siempre he querido ver los trabajos de universitarios —dijo mientras caminaba por el campus.

—Tranquilo Marco, solo no le arruines el chances a Luna —dijo Padma—Ash, sabes, hay que estudiar aquí, me encanta la fotografía.

—Me encantaría Pad, pero no puedo, mis padres me quieren en negocios internacionales —dijo Ashley.

—Discutimos sus futuros luego —dijo Mike caminando agarrado de la mano de Alika—Ahora Luna debe de concentrarse.

No hablaba, pensaba en las mil y un situaciones en las que terminaría haciendo un desastre enfrente de Savatier, había una en la que me tropezaba con un mesero y hacía que el vaso de vino le cayera encima a él, me vería y se enojaría tanto que su reseña haría récord mundial en la peor del mundo, había otra en la que me caía en mi pintura y hacía el ridículo, tanto en mis pensamientos no me fijé que llegábamos a la sala de exposiciones, muchas pinturas que se exhibían, había una de un salón dorado, que tenía hermosos detalles, otra era un tigre caminando entre la selva, hubo una que me impresionó de verdad, una ciudad, pero sus paredes eran hechas de plantas y lo que se suponía que eran árboles, estaban hechos de cemento, todo era tan extravagante y al final mi pintura, una maldita estrella en oscuridad, me sentía tan incomoda, tenía ganas de tirarla y quemarla—Luna —dijo la maestra llegando, era la primera vez que la veía elegante, su cabello peinado en una media cola suelta y un vestido azul que se le veía genial—Perfecto, ya estás aquí, recuerda respirar y no estés tan nerviosa.

Imposible. Sería imposible no estarlo sentía que mis piernas fallarían, me aleje de la maestra lo mas posible y corrí hacia mi única fuente de confianza, Nick.

—¿Que pasa? —preguntó cuando lo abracé repentinamente.

—Siento que haré el ridículo y que me odiara Savatier.

—Tranquila —dijo plantando un beso en mi cabeza—Todo estará bien, lo practicaste hasta el cansancio por semanas, solo se tu misma y si a él no le gusta, el se lo pierde.

De pronto se abrieron las puertas y cámaras fotografiaban a una sola persona, un señor súper alto, de cabello muy corto negro y apariencia tosca entró por la puerta luciendo un traje que le quedaba a la medida, se veía muy rudo y su voz era profunda y fuerte, acento extremadamente francés—Señor Savatier ¿Que espera encontrar en esta exposición de arte? —preguntó un periodista.

—Espero encontrar talento, en un grupo final de estudiantes en esta universidad con altos estándares —dijo apenas pudiendo hablar con su acento, camino y por su tamaño fácilmente destacaba, observaba cada pintura en silencio, con una copa de vino en su mano y diciendo cosas en francés a su teléfono, pasó una hora y la gente se acercaba a mi pintura, la observaban y hacían comentarios, no eran malos, y agradecía eso en silencio, hasta que escuché la voz de mi maestra.