Capítulo 59

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Ava Grey

Desperté con el sonido de un motor de avión y abrí los ojos, un olor repugnante, intenté levantarme, pero mis manos estaban atadas, sollozos a mis lados me hicieron consciente que no estaba sola, así que este era otro negocio de las sombras, trata de personas, y ahora estaba en ella, escuché a una chica hablando en otro idioma, no la pasaría bien ahí, pero sobreviviría, tengo un buen nivel de ruso, mi padre me obligó a tomar clases cuando era pequeña.

—Tranquila, estaremos bien —dije quitándome a mi misma el miedo, ella dijo algo en su idioma y voltee a mi otro lado, otra chica, pero ella tenía los ojos tapados, igual estaba llorando.

—No lo estaremos —dijo calmando un sollozo, el compartimiento se abrió, dejando entrar a unos hombres, vestidos de una horrible manera.

—Sabes, el jefe nos dijo que quería que llegaran bien a Rusia, pero creo que nos podemos divertir un poco —dijo el más fornido de los tres.

—Está me gusta —dijo tomando del mentón a la que estaba a lado mío, ella comenzó a llorar y el le dio una bofetada, que resonó por toda la habitación, tenía suerte de que no podía levantarme, sino ya estaría muerto, el segundo se acercó a mí.

—Vaya vaya, tú no te vez tan mal.

—Aléjate, si me tocas te asesino —dije en un tono amenazante, el me dio una bofetada que para mi gusto, era muy débil—Ja —dije sarcásticamente—Yo puedo pegar mejor que tú —el se enojo al ver que no comenzaba a llorar como las otras chicas y además estaba ofendiendo a su fuerza.

—Te voy a —dijo sacando su pistola y apuntándome con ella a la cabeza, mi reacción fue nula.

—No tienes balas.

—¿Quieres probar? —preguntó.

—Dispara entonces —respondí mirando a sus ojos, el determinado halo del gatillo y estaba en lo correcto, el bebé me quería asustar.

—Deja a esa en paz, el jefe quiere entregar esta a su supuesto cliente, sin tocar.

—Tienes suerte —dijo, agregando una palabra obscena—Pero tu amiga no lo será tanto —desató sus cuerdas y la levantó, el fornido había tomado a la que estaba a lado mío y también la había levantado, el último hombre fue más a la oscuridad y sacó a otra chica.

Al salir cerraron el compartimento dejándome en oscuridad, no tuvieron pudor estos tontos, detrás de mi, escuché dos golpes al compartimento, debían de ser las chicas, porque las escuché gritar, llorando y pronto se silenciaron, después, los gritos de ellas acompañados por los sonidos de placer de aquellos hombres, mientras decían cosas horribles hacia ellas, tenía planeado dormir ya que según el más inteligente de los tontos dijo que no me podían tocar, pero los ruidos detrás de la pared a la que estaba atada lo hicieron imposible, pasaron horas, ya que la única luz que tenía era mi reloj, no inteligente, uno digital, pasaron horas y ellas seguían afuera, apuesto que complaciendo a más hombres de las sombras, me sentí muy mal por ellas, reconocí que estábamos llegando cuando escuché el motor diferente, estábamos bajando, segundos después, entraron los tres hombres, con las chicas, algo diferente notaba en sus miradas, algo triste y deprimente, las amarraron de nuevo y no hicieron ningún sonido, no me atrevería a preguntarles, ya que sabía que les habían hecho.

Un golpe en mi trasero de las llantas del avión rebotar en la pista de aterrizaje me avisaron que ya habíamos llegado, cuando el avión se detuvo por completo, las puertas del compartimento se abrieron y entraron varios hombres, nos levantaron de una manera ruda y nos sacaron del avión, un aeropuerto privado, nadie haría este negocio sucio en uno común, varios hombres armados hasta los dientes junto a una van blanca, las típicas de los secuestros, éramos 18 chicas, a mi me separaron de ellas y me metieron a un coche con una apariencia más lujosa, vi como a esas chicas las subieron a la van y esta salió en dirección contraria al carro donde iba, manejamos unos minutos y me pusieron una venda en los ojos, caminé hasta que sentí un escalón, de ahí, abrieron una puerta y entramos, me sentaron y me soltaron, me quitaron la venda, iba a asesinarlos si no tuviera dos pistolas en mi espalda.

—Así que este es mi regalo —dijo un tipo de unos treinta años calvo con ojos azul helados.

—Así que tú eres el de la mafia, trata de personas, que vergüenza.

—Es un negocio querida, hombres quieren satisfacción, les doy mujeres para que la tengan.

—Ukhodi —dijo fríamente, los soldados quitaron las armas de mi espalda y se fueron.

—No debiste de hacer eso.

—Si me asesinas, ¿cómo regresarías a tu país?  —preguntó burlándose—Además, aquí la pasarás muy bien.

—Lo dudo, tengo 19 —Dije intentando alejarme, a hombres como estos no les importa, no se porque lo dije.

—Recomiendo que no muestres resistencia, las mujeres con las que he estado, me han dicho que soy un gran hombre.

—Que coincidencia —dije, jugaré su juego, puedo ser ruda y lo que sea, pero también puedo ser coqueta y nadie se opone a eso—Los hombres con los que he estado me han dicho que no han conocido a una mujer como yo —dije acercándome lenta y seductivamente, mis ojos clavados en los de el, si tenía que hacerlo lo haría, me acerqué lentamente hacia sus labios y me detuve en el último centímetro—Pero, después de un largo vuelo, necesito un baño.

—Claro, toma el tiempo que necesites.

—Lo haré —respondí alejándome buscando un baño, el viejo tiene razón, si lo asesino, no tengo ninguna salida de Rusia, ni siquiera sé en qué parte estoy, entre a una recámara enorme que era suya fácilmente, me metí a bañar, como lo haría a mi manera, puse un baño de burbujas y me metí, tardándome lo más posible, cuando el agua se enfrió, salí del baño, mire mis trenzas, solté cada una de ellas hasta que quedaron mis rizos descubiertos, hace tiempo que no los veía, salí al armario de esta persona, claro, me puse mi ropa interior, bueno... casi toda, tomé una camiseta que tenía en un cajón y aprovechando que no me había secado por completo, me la puse encima, cuando eres una agente, tienes que saber todo sobre la seducción, especialmente a calvos tontos mafiosos, salí con solo eso y lo encontré afuera de su habitación, todo lo que acabo de hacer, solo fue teoría que me enseñó Diana cuando tuvo que hacerlo en Francia, jamás lo había hecho, por dentro, estaba temblando, por fuera, no lo mostré.

—Der'mo —dijo con su acento ruso.

—Chego vy zhdete? —respondí, jamás había creído que usaría el ruso, y menos para esto.

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Oblivion: Olvidado. [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora