Bad Luck || Markhyuck

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Mark había sido amigo de Jeno incluso desde antes de que aquel excéntrico comenzara su afición por los híbridos.

A pesar que cuando Jeno le dijo que quería un híbrido, él lo había imaginado gastando miles para comprar uno, se sorprendió cuando su amigo terminó rescatando a un exótico híbrido de tigre de un circo clandestino.

Eso había sido hace tres años, y el Jaemin que había encontrado delgado y débil había crecido en un apuesto y fuerte chico, que se le había pegado la rareza de su dueño bastante, aunque siempre terminaba confundiendo las cosas, haciéndolo ver todavía aún más extraño que Jeno.

Su amigo continuó con su pasión por los híbridos, aunque por más de un año sólo tuvo a Jaemin, por lo que, cuando trajo un nuevo chico híbrido de conejo, el tigre se había enojado mucho, y Jeno había tenido que cuidar al pequeño Renjun por semanas hasta asegurarse que el otro no lo devoraría.

Al ser un híbrido de conejo, Renjun tenía problemas cardíacos, y no fue sino hasta que tuvo un preinfarto por culpa de Jaemin y su mala intención de asustarlo, que el tigre pareció reconocer su culpa, compensándolo con buenos tratos y cumpliendo con cualquier cosa que el otro le pidiera.

A Jeno le daba bastante ternura lo delicado que se había vuelto Jaemin con Renjun.

Mark no pasaba mucho tiempo con los híbridos, no le veía lo bueno a ser dueño de alguien, aún siendo mitad personas, merecían más que vivir como mascotas.

Aún con Jeno sabiendo la forma de pensar de Mark, poco después de agregar a Renjun a su casa, lo llamó para que lo ayudara con un nuevo híbrido que no quería hacerle caso.

Un gatito negro, que otro amigo de Jeno había encontrado bajo la lluvia, metido en una húmeda caja.

El animalito no quiso cambiar a su forma humana hasta que Mark lo había cargado en brazos, le había dado todos los mimos del mundo, hasta que había terminado casi dormido sobre su pecho, para luego cambiar a un chico moreno y de revueltos cabellos.

Mark recordaba cómo el chico lo había mirado con miedo, cómo se había tensado cuando había comenzado a acariciar su cabeza y orejas, al igual que había hecho cuando estaba en forma felina, que hicieron que el híbrido dejara de temer.

Cuando se calmó y habló, aún acurrucado junto a Mark, con una frazada cubriendo su cuerpo, ya que no había querido separarse del chico para ponerse ropa, el híbrido se presentó como Donghyuck, y contó cómo una familia lo había adoptado pensando que era un gato normal, y que por varias semanas él simuló serlo, hasta que no pudo esconderlo más y mostró su forma humana.

Luego de eso lo habían dejado en la calle, y a varios kilómetros de aquella casa, para que no regresara.

Ambos humanos lo habían mirado con lástima, y fue Mark quién limpió las pequeñas lágrimas de sus ojitos, le sonrió de forma amable y le había asegurado que nadie iba a abandonarlo nunca más.

Habían pasado todo el día en casa de Jeno, donde Donghyuck no soltaba a Mark, y a pesar de que le presentaron a Jaemin y a Renjun, que ambos prometieron llevarse bien, su dueño notó que el nuevo gatito no estaba convencido.

Así que tuvo que decirle a Mark lo que el chico no estaba interesado en escuchar.

—Quédate con Donghyuck.

—¿Qué? No, Jeno. No tengo interés en tener un híbrido.

—Mark, sólo ha estado contigo, no quiere a nadie más.

—No voy a cumplir los deseos de un gato.

—También es una persona, Mark, me sorprende que estés tan así— Jeno frunció el ceño, su amigo le estaba molestando.

—No lo quiero— Mark habló con seriedad, vió a Jeno abrir la boca para hablar, pero la vista de su amigo cambió, mirando detrás de Mark, formando una "o" con los labios.

Mark maldijo, volteando para encontrar a Donghyuck, mirándolo con ojos húmedos, y las orejas bajas, el chico se volteó y salió de la habitación.

Jeno empujó a Mark, señalando hacia donde se había ido el gatito.

Encontró a Donghyuck escondido detrás de unas cortinas, con el rostro hundido en sus brazos cruzados.

Mark había comenzado a disculparse, diciendo que no había dicho con intención, mientras acariciaba las orejas de Donghyuck, que se agotaron bajo su tacto.

—No voy a obligarte a quererme— murmuró el minino—. Es normal que no me quieran.

Mark simplemente no sabía cómo responder a eso, y sólo atinó a abrazar al gatito llorón, dejándolo mojar el pecho de su remera con las lágrimas, mientras acariciaba su espalda y orejas, dando besos sobre su cabecita hasta que el híbrido se calmó.

—Vamos a casa— había dicho Mark, con una sonrisa, y vió un brillo bailar en los ojos de Donghyuck.

Jeno no podía estar más contento por su amigo, y le dijo que podía contar con él para lo que necesitara.

Y así habían pasado las primeras semanas, y los primeros meses, con ambos conociéndose un poco cada día.

Donghyuck era adorable en todos los aspectos, incluso cuando se ponía más gruñón, seguía siendo tierno.

Era un gato muy mimoso, aunque prefería estar en su forma humana, no se contenía en frotarse, acurrucarse o ronronearle a Mark cada vez que estaba con él.

Dormía con él, y lo seguía a todos lados menos cuando el joven se iba a la universidad, donde se quedaba en casa de Jeno, casi siempre acompañado por Jaemin, quién lo veía como un pequeño tigre negro, y solía decirle que crecería en una linda pantera negra (como la que había visto en la televisión), hasta cierto día donde Jeno y Renjun se molestaron en explicarle que Donghyuck era un gato, un felino pequeño, no como él, y que no crecería más de lo que ya era.

Mark había encontrado que avergonzar a Donghyuck era muy fácil y divertido, y se mostraba tan cariñoso a él que lograba incomodar al punto que el híbrido cambiaba a su forma de gato para escapar, como si lo hubiera asustado, con la cola erizada, hasta esconderse en algún rincón.

Pero su relación no era nada extraña, no eran pareja, a pesar que ninguno pensaba en eso, aunque muchas veces se comportaban como tal.

Y los meses los habían hecho compañeros, aunque Donghyuck tenía la mala costumbre de creerle todo al raro de Jaemin, así que Mark no se sorprendió mucho cuando su lindo gatito preguntó si daba mala suerte.