XXIV

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Cuando finalmente terminaron de limpiar, y de calentar agua de nuevo para hacer café otra vez, ya que se había enfriando, ambos fueron hacia la sala, seguidos por Donghyuck.

Se sentaron en el sofá, abarcando toda la mesa de centro con libros, cuadernos y hojas sueltas con toda la información necesaria para hacer su trabajo.

Era sólo de investigación, pero tenían la tarea de sacarlo de varias fuentes para hacerlo todo lo más completo posible, pero dentro de todo, era bastante fácil.

Minho tomó su mochila para mirar en su interior, buscando una lapicera que sabía que había arrojado allí dentro cuando no tenía ganas de sacar la cartuchera para guardarla.

Sus ojos parecieron encontrar otra cosa, ya que se abrieron ampliamente, y apretó con fuerza la mochila, cerrándola con sus manos.

Mark lo miró con algo de confusión, bajó los papeles que estaba leyendo para mirarlo mejor.

—¿Te olvidaste algo? — preguntó—. No tengo problema en prestarte algo, Min.

Minho negó.

La mochila pareció moverse desde el interior, captando las miradas de Mark y de Donghyuck a la vez, el moreno apretó con más fuerza.

—Donghyuck no es... De traer animalitos del exterior, ¿verdad? — preguntó Minho, se notaba nervioso— ¿Pajaritos, o ratones, o ranas, o algo así?

Mark negó, sin entender el comportamiento de su compañero y qué era lo que había en la mochila.

—Hyuck no es cazador— dijo el rubio.

Minho suspiró con alivio.

—L-lo siento, Mark, pero, me olvidé que mi mascota suele dormir dentro de mi mochila... Y, ¿no te molestaría si...?

Mark comprendió.

—Oh, sí, sí, no hay problema, Min.

El castaño asintió con una sonrisa, abrió la mochila y de inmediato una pequeña cabecita con grandes ojitos negros miró alrededor, primero hacia Minho, quien señaló a Mark a su lado con un gesto con la cabeza, y la criatura los miró tanto al humano como al gato.

Mark sonrió con fascinación ante lo que parecía un roedor.

Minho extendió su mano hacia su mascota, quien trepó hacia esta y se escondió dentro de la manga de su remera.

—¿Qué es? — preguntó Mark, con una sonrisa amplia, como un niño cuando ve algo brillante.

—Es un petauro de la azúcar— respondió Minho, como todo el hombre de lenguaje específico que era, haciendo que Mark frunciera el ceño ante tal nombre—. Es como una ardilla— respondió el castaño, más simple, rebuscó entre su ropa hasta dar con el animalito, tomándolo entre sus manos, le acercó un poco hacia Mark—. Son muy sociables, pero está algo confundido porque no conoce el lugar.

Mark acarició un poco su pequeña cabecita, haciendo que el animal cerrará sus ojitos ante los mimos.

—¿Cómo se llama?

—Jisung— respondió el castaño, acercando de nuevo a su mascota, quien trepó sobre su cuerpo hasta posarse en su hombro.

Mark sonrió con fascinación, era un animalito tan pequeño y bonito.

—Estamos haciendo tarea, Sunggie— le dijo Minho—. No molestes— pidió, por su tono, parecía querer decirle más, pero se detuvo.

El animal entendió completamente, y se escondió un poco más cerca del cuello del humano, haciéndole cosquillas.

Intentó ignorar a su mascota toda la tarde, concentrándose en leer y resumir.

Si ambos supieran que intentaban hacer lo mismo.

Ignorar a sus lindos híbridos que se morían por atención y leyendo unas estúpidas hojas.

Bad Luck || MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora