LXX

666 114 10
                                    

Miau.

—Miau~.

Los gatunos ojos de ambos se encontraron un segundo, las orejas del menor se alzaron, Donghyuck se quitó su gorro para mostrar las suyas también, ronroneaba con emoción, pero tenía miedo de acercarse.

No sabía cómo estaba su hermano después de tantos años. No sabía cómo reaccionaría, así que ahogó su emoción mientras el otro se acercaba con cuidado.

Seguía siendo pequeño y Donghyuck tuvo que apretar sus manos para resistirse a abrazarlo.

—¡Donghyuck!— Doyoung habló por primera vez a oídos de Jeno. Se sorprendió de que tuviera una voz tan alegre y que podía definir como aguda, la cara de malo que tenía siempre le daba la idea de otra voz.

Doyoung saltó para abrazar a Donghyuck del cuello, provocando la risa de ambos. Los hermanos se unieron en un cálido abrazo, con sonrisas amplias y ronroneos fuertes.

—Oh, Jeno, no llores.

Al humano le importaron muy poco las palabras de su amigo, y lo abrazó para llorar en su hombro. Mark se dejó, intentaba no sonreír tanto para ver a su lindo novio y a Doyoung en su reencuentro, pero apenas lo lograba.

En un parpadeo, dos gatitos negros, peludos y algo despeinados, corrían por la habitación, saltando sobre la cama, la pequeña mesa y entre la poca ropa de Doyoung que estaba apilada en un rincón, maullándose entre ellos y atrapándose entre sus peludas patitas negras, jugando por primera vez en años.

Era tan adorable la imagen que Mark terminó llorando igual que Jeno, presionando su pecho por el dulce sentimiento como de azúcar corriendo por sus venas y dándole un apretón a su corazón.

—Son tan lindos— murmuró el rubio.

Jeno tardó unos segundos, sorbiendo sus mocos y limpiando sus lágrimas, para mirar a los gatitos. No sabía cuál era cuál, eran muy idénticos, pero ambos estaban en el suelo y peleaban con sus patitas uno contra el otro, con ruiditos adorables como agudos y pequeños rugidos gritando entre ellos.

—Ay... Ya me puedo morir feliz— Jeno sonaba tan emocionado que parecía que volvería a llorar.

Mark se acercó a ambos y se sentó a una pequeña distancia de los dos, ganándose la mirada de los dos felinos. Se sintió mal por no reconocer a su gatito.

—Donghyuck, ¿vienes?— dijo, palmeando su regazo.

De inmediato, uno de los gatitos se separó para ir hacia él. Mark lo acarició con una sonrisa y ambos miraron al otro felino. Donghyuck maulló y Doyoung miró con inseguridad a Mark.

El rubio alargó una mano hacia él, y el gatito negro se acercó con cuidado, oliendo primero antes de dejar que la mano acariciara su cabeza y orejas.

Mark notó la primera diferencia entre los hermanos. Doyoung tenía ojos verdes, diferentes a los grises de Donghyuck, y sonrió por su descubrimiento.

—Donghyuck... ¿Quieres que nos quedemos con él?— preguntó el humano.

El gato negro a su lado alzó su rostro hacia él, maulló una vez antes de cambiar a su forma humana. Donghyuck se veía tan feliz, con ojos brillantes, sus mejillas rojas y una sonrisa que no podía ser borrada en mucho tiempo.

—Doyoung— miró a su hermano, aún en forma de gato—. ¿Quieres vivir con nosotros?

Miau.

Donghyuck rió, y Mark lo miró con una sonrisa, aunque no entendía.

—Dice que sí— respondió su novio, mirándolo con emoción. Se volteó a Doyoung y lo miró un poco más serio—. Pero para siempre, Doyounggie. No irás a otro lado, ¿sabes?

El gatito lo miró unos segundos antes de cambiar, más lentamente que su hermano, a la forma del joven pelinegro, su cabello más largo que el de Donghyuck, su rostro un poco más amplio, los mismos ojos y la misma nariz de botón. Sonrió, una sonrisa con menos arruguitas que la de Donghyuck pero igual de hermosa.

Doyoung asintió con gusto.

Tanto Mark como Donghyuck abrieron sus brazos hacia él, y el híbrido dudó un momento antes de ir al contacto. Simplemente era muy arisco, pero terminó por rendirse y se dejó abrazar por ambos, los más que su cola se erizó y escuchó a los humanos reír por aquello.

Bad Luck || MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora