XXI

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Mark se había vuelto distante con Donghyuck, y desde hacía días que el minino no recibía esos besos que tanto le gustaban.

El híbrido recordaba con tristeza el último beso frente a la casa de Jeno.

Donghyuck no lo sabía, pero si humano había comenzado a tener miedo de sí mismo y de lo que podría hacerle a su linda y adorable mascota.

Para Mark la idea de intentar violar a Donghyuck era horrible. Se sentía tan sucio como un violador por más que no había llegado a ello. Y por eso había decidido alejarse, como una forma de asegurar que nada pasaría.

Tal como Donghyuck no se había dado cuenta de lo que le ocurría a su humano, Mark tampoco se daba cuenta que su gatito se deprimía cada día que pasaba.

No es que lo ignoraba completamente, seguía recibiendo esas sonrisas de su humano, seguía cuidándolo, pero ya no lo abrazaba por las noches al dormir, y cuando se acurrucaba contra él debajo de las sábanas Mark se alejaba, con suerte recibía algunas caricias en su cuello o en sus orejitas.

Pero se sentía solo.

Después de todo no era su Mark, sólo era alguien parecido, pero no el mismo.

Eso hacía a su corazón doler, y no le gustaba.

Miraba hacia afuera desde la ventana del departamento, pequeñas gotitas caían golpeando el vidrio, y lo distraían bastante de la vista a la ciudad y el atardecer.

—Hyuckie— escuchó la voz de su humano, se volteó hacia él, Mark tenía una de sus calidad y suaves manos sobre su hombro, e internamente, Donghyuck pidió que le hiciera mimos—. Va a venir un compañero de universidad a hacer un trabajo, tengo que pedirte que mientras él esté te quedes en forma de gato, ¿sí?

Donghyuck ladeó un poco su cabeza, sin entender.

Mark suspiró un poco, queriendo abrazar a su gatito por lo adorable que era, se contuvo.

—No quiero que se sepa que tengo un híbrido— dijo.

Y Mark se refería a lo peligroso que podría ser que se supiera de su híbrido, porque el tráfico de estas hermosas y adorables personas era totalmente real y peligroso.

Quería mantener a Donghyuck en secreto para que nada malo le ocurriese, para que no se lo quitaran nunca.

Pero Donghyuck no sabía eso, y sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.

—¿Te... Doy vergüenza? — preguntó.

Mark frunció el ceño.

—¿Qué dices, Hyuck? ¿Por qué me darías vergüenza?

Escuchó un pequeño sollozo del gatito y quiso abrazarlo con fuerza, pero tampoco lo hizo.

—Makku... Te aburriste de mí— lo escuchó murmurar—. No eres como antes— continuó, el humano tenía que acercarse a él para escuchar sus palabras—, y-ya no me quieres— sollozó.

A Mark le partía el corazón ver a su gatito tan mal, se arrodilló a su lado y por primera vez en días lo abrazo cálidamente, acomodando el rostro del minino en su pecho, acariciando sus orejitas, dejándolo llorar.

—Donghyuck, yo te quiero mucho— dijo, el gatito lloró más fuerte.

Mark sintió que las palabras le habían quedado cortas, que no eran precisas, se mordió el labio con frustración, quería golpearse a sí mismo.

—Hyuckie, yo te a-

El golpe en la puerta lo hizo detenerse, mirando hacia la entrada, cambió su vista hacia el reloj, que marcaba las cuatro de la tarde, debía ser su compañero, era la hora que habían pactado.

Sin que se lo dijera, sintió el cuerpo de Donghyuck encogerse en su brazos, hasta que terminó en un gatito negro y bastante peludo sobre su regazo, que se alejó de él en postura triste.

Quiso abofetearse.

Se levantó con ganas, yendo hacia la puerta con todas las intenciones de fingir una sonrisa por su compañero, el chico no merecía su mal humor.

Bad Luck || MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora