Bad Luck || Markhyuck

XIV

Donghyuck se quedó todo el día en casa de Jeno, aunque conforme pasaban las horas tenía más ganas de irse, de regresar a su casa y estar con su humano, que parecía tardar a propósito.

Lentamente su humor fue decayendo, sus amigos se dieron cuenta de ello, aunque no dijeron nada, esperando que sus juegos y charla lograran animarlo, pero el gatito parecía cada vez más triste.

—Extraño a Mark— fue todo lo que les dijo, haciéndolos callar.

Por la noche, sin nada más que hacer, Donghyuck estaba con las orejitas bajas, mirando al suelo, con su flequillo cubriendo sus ojitos, seguía esperando a que Mark volviera por él, aunque no había señales de que eso estuviera cerca.

La sensación de abandono lo inundó de nuevo.

Odiaba sentirse así, y para su desgracia, ya había sufrido eso varias veces.

Temía que Mark lo dejara igual que sus otras familias, aunque una parte de él se autoconsolaba con que al menos, podría quedarse en casa de Jeno todo el tiempo que quisiera, el chico no tenía problema en que se quedara, y todavía recordaba el día en que lo conoció, cuando le había dicho cosas lindas y comentarios de que esa sería su nueva casa y él su nuevo dueño.

Aunque al final había terminado con Mark.

Algo en aquel lindo rubio extranjero le había gustado, quizás su tranquilidad, su calidez, sus mimos o su cómodo aroma.

Pensar en Mark sólo lo hacía sentir peor.

—¿Hyuckie?

El gatito no miró a Jeno, el humano suspiró un poco, arrodillándose a su lado, acariciando su cabecita.

—Mark me llamó, está viniendo— dijo, y con sólo esas palabras logró que sus orejitas se alzaran.

—¿No me abandonó?

Jeno frunció el ceño.

—¿Por qué te abandonaría?

—Él... Estaba enojado cuando me dejó aquí— murmuró—. Y ya pasó mucho tiempo— miró un poco hacia la ventana—. El sol se fue y ya está todo oscuro... Comí dos veces estando aquí... Mucho tiempo— pequeñas lágrimas aparecieron en sus ojos.

A Jeno le pareció adorable la forma que tenía el híbrido de contar el paso del tiempo.

—Mark no te dejaría nunca, Donghyuck— dijo Jeno con seguridad—. ¿Vamos a esperarlo abajo? — preguntó, para ver al gatito asentir con seguridad.

Viendo al híbrido sentarse en el sillón, mirando la puerta con atención y las orejas alzadas, lo dejó solo.

Mark tenía una copia de las llaves, y podía entrar cuando quiera, además, él debía calmar a sus dos pequeños híbridos quienes estaban preocupados por Donghyuck, y su dueño debía darles una charla para que dejaran de revolotear a su alrededor con preguntas.

Jeno no había mentido, y minutos después Mark apareció en la puerta, Donghyuck había querido ir hacia él para abrazarlo pero un feo y fuerte olor que no conocía lo hizo detenerse a unos pasos de él.