XI

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Desde aquel beso las cosas habían cambiado un poco.

Donghyuck quería más, su corazoncito le pedía que le dieran tantos mimos y tanto cariño como había sentido en aquel momento.

Además, Mark le había curado los celos.

Estaba feliz porque ya no moriría de celos, y también agradecido porque su dueño ya lo había salvado dos veces.

Por parte de Mark, el también se sentía algo como su gatito.

Cada vez que encontraba aquellos lindos y brillantes ojitos mirarlo no podía evitar sonreír, y su pecho se inflabla en una sensación extraña que no podía definir del todo bien.

Se había acostumbrado a darle besitos a Donghyuck, aunque ahora parecían significar algo más, porque hacía los corazones de ambos acelerarse, incluso por más que sea un pequeño beso sobre su cabeza antes de ir a dormir, o a la universidad, o incluso a hacer compras, esa sensación se quedaba en su pecho.

Donghyuck ronroneaba más que antes, aunque parecía avergonzado de hacerlo, ya que se quedaba con las mejillas enrojecidas y la mirada gacha un largo rato, hasta que Mark iba junto a él para hacerle unos mimos y sonreírle.

Pero el principal cambio se daba cuando era la hora de dormir.

La cama de Mark era amplia, tamaño matrimonial, y ambos dormían allí, pero nunca habían tenido tanta incomodidad como la que sentían luego de aquel beso.

Ambos querían más.

Y ninguno quería aceptarlo.

Donghyuck tenía miedo de ser insistente con el tema de los mimos, pero el insomnio no lo abandonada, y su cola se movía con violencia debajo de las sábanas por lo irritado que se sentía.

Así que tímidamente se giró un poco para hablarle a su dueño.

—Makku.

—Mjm.

—¿Pu-puedo... Acurrucarme?

—¿Mmm?

—¿... A tu lado?

Mark se removió un poco, girándose para ver con ojos cansados a su lindo minino, quien permanecía de espaldas a él pero que miraba tímidamente sobre su hombro.

—¿Quieres venir más cerca mío? — preguntó el rubio, notó a Donghyuck asentir—. Claro, ven— murmuró, volviéndose a acomodar sobre la cama, cerrando los ojos.

Escuchó a Donghyuck moverse, acercándose hacia él, abrió un poco sus párpados para mirarlo.

El chico debía estar ruborizado, por más que no veía bien en la oscuridad, lo notaba, por la forma de bajar la vista y de apretar su cola entre sus manos.

A pesar de que quería que el híbrido se acercara más, aún se mantuvo a unos cuantos centímetros de su cuerpo, lo suficiente para sentir su calor corporal pero no tanto como para tocarse.

Donghyuck seguía insatisfecho, frunció un poco los labios, tenía un miedo extraño de ver a Mark.

Seguía estando lejos para su gusto.

Tartamudeando un poco por la vergüenza, sin querer insistir mucho, volvió a hablar.

—M-Ma-

—Ah, Hyuck— lo interrumpió el rubio, y para sorpresa del minino, el chico se giró para pasar un brazo sobre su cuerpo, mientras con la otra mano acarició suavemente su mejilla.

Las orejas de Donghyuck se alzaron de golpe abriendo sus ojos enormemente.

De nuevo, esa sensación cálida que le había dejado el beso volvió a su pecho, y comenzó a ronronear bajo.

Mark sonrió al sentir ese lindo sonido con esa cómoda vibración proveniente de su gatito.

Donghyuck sintió su rostro caliente, Mark estaba muy cerca, le estaba sonriendo muy bonito y muy cerca.

Sintió sus labios palpitar, pidiendo aquel contacto de nuevo.

—M-makku — tartamudeó, temblando un poco con nervios.

—¿Sí, gatito bebé?

—P-pu-puedo...— se mordió el labio con fuerza.

Sentía su corazón muy agitado, ya no podía hablar siquiera bien.

Bajó su mirada con vergüenza, su ronroneo se detuvo y apretó su cola entre sus manos al punto en hacerle doler.

Mark abrió sus ojos con preocupación, inclinó su rostro hacia el de Donghyuck, lo suficiente para que sus frentes se tocaran.

—¿Qué pasa, Hyuck?

El gatito negó, quiso apartarse pero no lo hizo.

Mark mordió su labio sin saber que hacer.

En un intento al azar, creyó hacer lo único que podía ayudar.

Alzó el rostro de Donghyuck con delicadeza, inclinándose hacia él para unir sus labios.

De nuevo miles de sensaciones comenzaron a recorrerlos.

Movió sus labios de forma suave, delicada, sintiendo los torpes movimientos de Donghyuck que intentaban imitar los suyos, sonrió un poco.

Escuchó a Donghyuck comenzar a ronronear otra vez, el gatito abrió su boca para dejar paso a la lengua de Mark, de nuevo, quien primero lamió el labio inferior del híbrido, como si pidiera permiso, antes de entrar en su cavidad para adueñarse de todo.

Sin querer, Donghyuck jadeó un poco, acallado por el beso.

No fue un beso como el de aquella vez, este era mucho más tranquilo, más cariñoso y cálido, y sólo duró lo que sus pulmones aguantaron.

Al separarse, Donghyuck ronroneaba fuertemente, miró con sus brillantes y grisáceos ojos a Mark, sus ojitos estaban algo húmedos, aunque no supo porqué, de lo menos que tenía ganas era de llorar.

Con una sonrisa, el rubio acomodó a Donghyuck más cerca de su cuerpo, con su rostro descansando sobre su pecho mientras sus brazos lo rodeaban, en un cómodo y lindo abrazo.

Y así finalmente, ambos pudieron dormir.

Bad Luck || MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora