capítulo X.2

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-. Cariño, pero que estás haciendo aquí.-.

La voz de Chris hizo que despertara de mi sueño.
Estaba sentada, debajo de la barra de la cocina.

-. Chris, por favor no odies a mi madre.-. Con mis manos tomo sus brazos, aún sentada en el suelo.

-. Pero que dices cariño, Romina y yo, ya hemos hablado.-. Chris me sonríe de oreja a oreja.

-. ¡¿ Qué?!.-. De la impresión me levanto muy rápido, haciendo que mi cabeza golpeé con la barra, asiendo que de nuevo me siente.

-. Estoy molesto contigo, ¿por qué no tuviste la confianza de decirme lo que estaba pasando?-. Chris se sienta a mi lado, y con una mano, soba mi cabeza.

-. No lo sé, sentía que te enojarías con mi madre, y mi madre contigo, quería seguir contigo.-. Coloco mi cabeza en su hombro.

-. Tenía que saberlo cariño, recuerda que los problemas se tienen que solucionar, y ya lo hice.-. Me da un beso en la frente.

Como ya eran casi las 3 a.m., obviamente no dejé que Chris se fuera, pero mamá al ver que Chris se quedaría a dormir en mi casa, acomodó las cosas así: Ella y Gael dormirán en su habitación, Chris en la habitación de Gael y yo, pues en mi habitación.
Y más de una vez casi caía en la tentación de abrir mi puerta e ir en busca de él, pero si lo hacía, quizás eso, mi madre no lo toleraría.

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Por fin, había llegado, lo que más amaba de niña, noche buena.
Ahora sí estaba más que feliz, después de años, podría pasar la primera noche buena junto a mi familia, disfrutando de un árbol muy luminoso, con un banquete en la mesa, siendo felices.
Así que desde temprano, salí hacer las compras, mientras que mamá y Gael, se quedaron adornando, Chris y su madre, llegarían hasta la tarde, y eso hacía que los nervios aumentaran más conforme pasaban los minutos.

Las calles de Brooklyn, ya estaban cubiertas por esa nieve Blanca, el frío estaba que te calaba hasta los huesos.

Estaba en el súper, por supuesto, la chamarra gris y mi gorro rojo, hacían que pasara desapercibida entre la gente que se encontraba comprando, primero fui a la sección de verduras y frutas, lo que más me gustaba de comprar en esa sección, era que podía medir lo que compraba, no lo sé, pero podía medirlo.
Pero algo llamó más mi atención que la pesadora, era Hemsworth, si, era él, aunque traía lentes, y un conjunto deportivo, su barba seguía ahí, y su cabello era aún más largo que la última vez que lo vi, pero no estaba solo, una chica rubia lo acompañaba, nunca la había visto en mi vida, y le sonreía a mi ex- parlanchín de una forma tan Bonita, y él hacía lo mismo, al parecer él , me había olvidado.

Di media vuelta, para seguir midiendo mis cosas, y por un instante, deseé que yo fuera la que le sonriera así, pero no podía ser egoísta, el tenía que ser feliz de nuevo, así como lo estaba haciendo yo.

El guión 1.2 💕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora