capítulo XXVIII.2

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Sentí como movían mis hombros y eso hizo que me despertara.
Apenas abrí los ojos, me di cuenta que no estaba más en la sala, más bien estaba en una habitación , pues estaba sobre una cama y tenía una gran pantalla de enfrente.
¿Pero quién me levantó?.
Así que voltie a ver a todos los lados, encontrándome con un rostro conocido.
De nuevo la pequeña Verenis estaba junto a mí.

-. Al fin despiertas.-. Me sonríe.

-. No llevo mucho tiempo dormida,solo fue un momento pequeña.-. Me levanto un poco para quedar sentada en la cama y acomodo mi cabello.

-. Morena, te has dormido desde ayer, hoy es otro día.-. Niega con su cabeza.-. Y luego mi mami dice que yo soy la distraída de la familia.-.

No podía ser posible que me quedara un día completo dormida.

-. ¿Dónde está tu abue?.-. Me levanto de la cama y me doy cuenta que estoy en pijama, una que ni siquiera es mía, pues me queda grande.

-. Esta abajo, lleva un buen rato hablando con el amigo de mi tío.-. Ahora es ella quien sube a la cama.-. ¿Me alcanzas el control del televisor?-. Me señala arriba del mueble.

Le sonreí a Verenis, y de puntitas logré alcanzarlo, dándole un beso en una mejilla, salí de la habitación, para dirigirme al baño, pues sabía donde estaba.
Pero recordé que no tenía ninguno de mis productos de higiene ni mi ropa conmigo, así que me desvíe del baño y volví a regresar a la habitación.

-. Vere, ¿no has visto mi maleta, es una Blanca y un bolso negro que tiene un oso panda como imagen?-. Le pregunto a la niña que está de lo más cómoda viendo caricaturas sobre la cama.

-. ¡Ay Dios!-. Rueda los ojos y me ve con una carita.-. No las has  visto, tus cosas están aquí.-. Se baja de la cama con una trompita, ahora si como solía decirme mi madre cuando me enojaba, una trompita de pescado.-. En los cajones de arriba están tus blusas y pantalones, en el último cajón están pues, tus chones, y en la repisa están tus lociones y todo eso.-. Abre con sus manos las puertas corredizas del clóset.

-. Gracias Verenis.-. Le sonrío, pues al fin y al cabo, es una niña y yo soy una mujer de 24 años.
Tomé mi pantalón de mezclilla negro y mi blusa negra con estampados de caracoles, mi champú, cepillo de dientes, jabón de tocador y otras cositas más.

Mientras me duchaba, me fue muy difícil no recordarlo, aún su voz estaba en mi cabeza, aún podía sentir sus ojos observando me, pero no era así.

.

Bajé a la sala, pues mi estómago me pedía a gritos algo para digerir, pues en estas últimas semanas, había descuidado tanto mi alimentación, que si a lo poco, baje 5 kilos.
Pero me topé con un rostro muy conocido, un rostro que no había visto desde hace meses, desde el último día de grabación.
Lisa se encontraba hablando con él, ambos sentados en el sofá, pero me sorprendió mucho la mirada que Lisa tenía, era triste, pero no tenía los ojos rojos o cristalizados.

El guión 1.2 💕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora