Unidos. (Parte 2)

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Aguardaron a la siguiente luna llena; a la mitad del mes de celo.

Aquella era una noche Nevada. La nieve caía como plumas del cielo al firmamento de manera lenta y armoniosa.
La gran luna iluminaba con su luz amielada el firmamento en compañía de las estrellas.

Dentro de la cabaña, el fuego de la chimenea iluminaba tenuemente la oscura habitación y la llenaba de calidéz, pero aquello que realmente llenaba aquella habitación, era el calor de los cuerpos de sus habitantes, quienes se hacían uno como si sus vidas dependiesen de ello...

Sus furibundos y hambrientos besos les robaban el aliento, haciéndolos jadear descontroladamente, buscando tomar un poco de aire...

Deslizando la cremallera del vestido de su amada, el peliblanco la despojó de su prenda con suavidad y cuidado, tomándose su tiempo para acariciar su cálida y suave piel...

Ella a su vez lo despojó de sus ropas, de la misma forma hambrienta pero siendo minuciosa al acariciar su cuerpo, encontrando su calor sumamente reconfortante... La hacia sentir tan segura...

La tendió sobre la cama y la siguió en todo momento, evitando separar sus bocas si quiera por un instante.

Se besaron y se tocaron como si sus vidas enteras dependiesen de ello y sintiendo como todo su ser suplicaba por el otro.
Él prácticamente la devoró por completo; desde su boca, a su cuello, sus hombros, sus senos, su abdomen y hasta su feminidad...
La hizo gritar su nombre, retorcerse y pedir por más.
La saboreó y se deleitó con su delicioso sabor... El sabor de su deseo, el sabor de su feminidad, el sabor de su celo que la hacia tan irresistible como insaciable...
Pudo saborear e incluso oler también su fertilidad... Su celo había hecho su trabajo al mantenerla lista para concebir...
Y serían sus cachorros.

Después de hacerla empaparse por completo, volvió a tomar su boca de manera furibunda. Sus colmillos ya habían aparecido junto con sus garras, mostrando a la cada vez más anciosa bestia en su interior.
Había llegado el momento.
Ninguno de los dos era capaz de
Esperar un segundo más. Ambos lobos sabían lo que querían y lo estaban exigiendo a gruñidos desesperados.
Le dió la vuelta sobre la cama y la hizo levantarse sobre sus manos y rodillas, sintió su lobo emerger dispuesto a reclamarla como suya de una vez por todas; su hombría ardía deseosa. No podía más.

Ella lo sentía recorrer su espalda con su lengua y su nariz, haciendo erizar su piel.
Lo sentía cada vez más grande y pesado sobre ella y lo escuchaba gruñir y ronronear cada vez más inhumano.
Puso su cabello sobre su hombro derecho y paso a besar el izquierdo minuciosamente hasta llegar a su cuello dónde capturó su aroma una vez más antes de decirle al oído con la profunda, viril y grave voz de su hambrienta bestia...

----- Vas a ser mía de por vida. Nadie más podrá tocarte...------ Se inclinó más sobre ella haciendo que su ardiente virilidad completamente endurecida tuviera su primer contacto con la empapada entrada de ella...------- Tendrás a mis cachorros... Voy a protegerte siempre.

------ Y yo... Seré leal a ti.------ le prometió ella entre jadeos de placer y deseo. ------ Te seré fiel e iré contigo a donde vayas. Cuidaré de ti también. Te daré cachorros sanos y hermosos y los cuidaré bien... Te amaré siempre.

Sesshomaru mostró su satisfacción pasando su legua por detrás de la oreja de la mujer y después la rodeó por la cintura con su brazo derecho, tirando de ella para hacerla alzar la cadera y le advirtió:

------ Te aviso que no voy a ser piadoso ahora.

------ No quiero que lo seas. ----- Sonrió ella y el lo hizo también con satisfacción, acto seguido, la tomó por la carrera y de una estocada fuerte y severa, la penetró de lleno.

Ella gritó víctima del tremendo placer que la aplastó a la vez que con dolor... Se sentía tan estirada, tan llena... Tan ardiente.

El volvió a inclinarse sobre ella y pudo ver sus garras hundirse en la cama mientras comenzaba a embestirla sin piedad alguna...

------ AAAH DIOS, SESSHOMARU!!! SIGUE...! SIGUE, MI VIDA, NO PARES!!

El lobo se deleitaba con las súplicas de su hembra.
El placer inmenso que los recorría a ambos los hacia gruñir, gemir y gritar incansablemente, desgarrando hasta sus almas.

La fuerza y velocidad con la que la embestía la dejó completamente débil, haciéndola caer al no poder sostenerse más con sus menudos brazos. Tomó entonces la almohada y la apretó con sus manos, llevándola también a su boca para morderla intentando ahogar sus gritos desesperados mientras él continuaba embistiéndola con brutalidad...

Sentía y escuchaba a la gran bestia reclamarla por completo. Lo sentía crecer y arder dentro de ella y se sentía a si misma empaparse llena de deseo...

El momento cúspide de su placer comenzó a acumularse sobre ellos; finalmente había llegado el momento.
Después de dar un par de estocadas más rápidas y fuertes, el lobo finalmente se hundió en el interior de la mujer, haciéndola gritar fuertemente y dejándose venir por completo dentro de ella mientras sus afiliados colmillos se hundía en su frágil cuello.

El dolor que la recorrió llevo también una ola de placer a su cuerpo entero.
Lo sintió llenar su vientre de su ardiente hombría líquida y escurrirse por sus piernas hacia afuera mientras sus colmillos llenaban también de calor la sangre de sus venas, impregnándola de su saliva y con ella de su esencia por el resto de su existencia.

No había marcha atrás.

MoonlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora