Jamás. [Corregido.]

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- E-Es imposible! - Los ojos de Estoico pasaban de la bolsa de maíz cortada derramando oro y la reina Mala y su guardia y mano derecha Throk.

Cómo podía ser posible? Cómo podría ser tan rica? Cómo podría lograr tener la paz que Berk tanto anheló?

Cómo es posible que pudieran tener esa paz con los dragones cerca? Era de verdad posible que esas bestias pudieran ser algo más que monstruos salvajes?

Mala se encogió de hombre sin darle importancia.

- Es la verdad. Por algo somos la isla más poderosa, tecnológica y rica del archipielago. Gracias a los dragones y los guardianes.

- Dragones? - Luego hizo una pausa y preguntó; - Guardianes?

Throk respondió en lugar de Mala; - Los guardianes son protectores de las islas de la unión de los guardianes del ala. Su jefe, Hippo, se asegura de mantener tanto dragones como humanos de la isla a salvo.

- Y el ha estado muy bien sin ti, Estoico. - Siguió Mala. - Mi hijo cuando llegó era inseguro y callado. Desde que llegó pudo ganar confianza y fortalecerse. Se convirtió en una maravillosa persona, un gran guerrero y un excelente heredero. Construimos lo que ustedes destruyeron.

No podía ser. Era Hippo en serio aquel chico? Hippo siempre ha sido así? En Berk solo podía recordar la figura encorvada y frágil de su hijo. Sus estremecimientos y como se asustaba de todo. Recuerda la duda en sus ojos con cada una de sus acciones y lo solitario y sombrío que era.

Recordó a su hijo a cortar edad. Cinco años. Recuerda su sonrisa y sus ojos llenos de vida. Recuerda su risa.

La imagen desaparece dando lugar a un Hippo de diez años sombrío y asustado de hasta su sombra.

¿Cómo llegó a eso?

En desesperación Estoico gritó;- Es de mi aldea! Es mi hijo!

- Que bien le hizo estar en tu aldea, eh? Hicieron algo por el? Intentaron apoyarlo y darle ánimos? Tenía amigos? Siquiera estabas ahí? - Mala decía sin piedad.

La última pregunta lo golpeó como una puñalada en el pecho.

- No sé burlaban de él? No lo aislaban? No era la deshonra de Berk? - Siguió la reina sin importarle el rostro desolado del jefe de Berk.

- Es mi hijo! - rugió desesperado. Mala siguió impasible, su postura derecha digna de una reina sin intimidarse por el enorme hombre en frente.

Throk a unos pasos detrás de ella dijo calmado; - Aceptalo Estoico. Jamás lo quisiste. Lo desconocías como hijo y te avergonzabas de el. Jamás fuiste un buen padre en esos diez años que tuviste con el y probablemente no hubieras cambiado a menos que tú hijo casi muriera frente a tus ojos.

¿Lo peor? Lo peor es que probablemente fuera cierto.

- Terminamos. Vámonos Throk. - Mala se dió media vuelta y se dirigió a la puerta.

Paró justo delante de la puerta y volteó la cabeza lo suficiente para ver de reojo a Estoico. - Estoico, nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes.

Salió por la puerta seguido de Throk.

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- Okey. Hoy empezaremos con lo básico, si? Ustedes aprenderán a atacar desde sus dragones sin necesidad de usar el fuego de éstos. - Hippo les estaba enseñando a diez niños y doce niñas de unos trece años.

Cuando un niño nace se le da un huevo dragón que acompañara al bebé así la conexión será fuerte. Es algo que han estado implementando desde hace cuatro años. El cree que pronto podrá ser llamado tradición.

Rey de los dragones [En corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora