Confabulación. [Corregido.]

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Pov Hippo

No podía creer lo que veía. La decepción no era nueva pero nunca paraba de doler, más que una vieja amiga era una vieja daga que no paraba de clavarse en su piel casi como si perteneciera ahi.

– Hi-Hippo – tartamudeó su padre, casi como si hubiera sido atrapado en escena.

– Que te pasa?! Golpear a tu gente es algo que hace un jefe?! A alguien mucho más joven que tú?! Que mierda, Estoico?! – le gritó furioso. Su pad- Estoico no sabía que decir, lo miraba como quien miraba a un muerto y no sintió culpa por los años que desapareció de Berk. No cuando su padre era un monstruo.

– Hijo, estás entendiendo mal. Ésto...

– Lo estoy entendiendo bien. Astrid es mi amiga, no sabía que golpearas a mis amigos por tener una relación amistosa con mi isla.

Hippo se acercó sin vacilación.

– Que te quede claro. Nadie me secuestro, nadie me obligó a nada. Me quedo en esa isla porque quiero y prefiero morir antes de volver contigo. Pensé que te quedó claro cuando me apuñalaste con esa hacha. Pero parece que no.

Estoico intenta decir algo, pero lo interrumpe – No quiero tener nada que ver contigo, okey? Jamás.

Se dió vuelta y toma a Astrid y la sube con suavidad a la grupa de Chimuelo. – La dejaré con Gothi y si le haces algo prometo que te haré pagar.

Se va sin mirar atrás.

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Gothi los había dejado solos luego de colocarle pomada a Astrid. Hippo apretaba las sábanas de la cama en la que estaba Astrid. Su cabeza era un lío de odio, frustración e ira.

– Ese maldito!

– Hippo, cálmate. – Dijo tranquila Astrid intentando sonreír.

– Pero te golpeó! – gruñó mirándolo enojado. – No lo justifiques!

– No voy a hacerlo. Lo que hizo estuvo mal. Pero entiendo que solo quiere recuperar a su hijo.

– No justifica!

– No, pero se entiende. – dijo sin levantar la voz. Hippo se calma y asiente de mala gana.

– No me agrada.

– No te obligaré a que lo haga – Astrid sonrió y tomó su mano. Luego su rostro se tensó. – Hippo, tu padre quiere guerra. Quiere recuperarte a cualquier costo. Permíteme convertirme en espía a cambio de la seguridad de Berk. No culpes a Berk por las decisiones del jefe.

Hippo se enderezó asintiendo con seriedad. – Lo prometo, no permitiré que lastimen a la gente inocente de Berk. Pararemos está futura guerra. – hizo una pausa y apretó el agarre de su mano en la de Astrid. – Juntos.

Astrid sonrió confiada y asintió. – Juntos.

– Pero no puedo dejarte sola en Berk sin aliados. Déjame traer a alguien que te ayude y te proteja en caso de emergencia.

Astrid duda, ella podía defenderse.

– Por muy buena que seas peleando, nunca está de más ayuda, no?

– Bueno... – aceptó de mala gana Astrid.

– Nos vemos en la cala mañana a la misma hora?

Astrid aceptó sin dudar.

Astrid pov.

A la mañana del siguiente día descubrí que habría una reunión exclusivas de jefes de clanes en el gran salón. Presentía que algo grande iba a pasar así que me escabullí para espiar.

Se escondió dentro de un mueble que no se usaba. El mueble estaba tan destartalado que tenia un hueco lo suficiente grande que podía usar para escapar si alguien lo habría. Los jefes de clanes empezaron a llegar y cuando llegó el último la reunión empezó.

– Es un pueblo bastante poderoso y montan dragones, es arriesgado siquiera pensar en atacarlos. – El siempre valiente Spitelout parecía dudoso.

– Piensa en todo el poder, la fama y la riqueza que tendríamos si lo derrotamos! Y tendríamos terrenos llenos de buenas tierras!

– Como estás seguro de que lo derrotaremos?

– Su heredero y principal guerrero es mi hijo, el dudará. Si lo capturamos es el fin del juego para esas islas. Ellos no atacarán si lo tenemos. – Estoico dijo seguro.

Todos parecían más confiados, en sus mentes capturar a Hippo era fácil. Solo recordaba al larguirucho y débil niño y no en el adolescente fuerte y seguro que era ahora.

– Y que haremos con las bestias? Son demasiadas!

Estoico hizo una seña de mano y sus subordinados entraron con muchos barriles. Estoico abrió uno y sacó una flor morada. – Está flor los debilita y aturde. Si lo ponemos en las flechas pasaremos a través de ello sin problemas.

– Y los famosos guardianes de la isla y Unión?

– Cuando capturamos a Hippo serán pollos sin cabeza. No hacen nada sin su jefe. – Estoico tomó uno de los libros de la mesa. – Ésta es toda la información, las debilidades y las estrategias que tenemos. Memoricenlo y prepárense para la guerra.

Todos los jefes tomaron sus libros excepto uno, la mano derecha de Estoico, Bocón. – Bocón? – Estoico levantó la ceja.

Bocón negó. – No puedo Estoico. Esto no está bien ni es correcto. – el hombre salió de la sala sin mirar su propio libro claramente decepcionado. Antes de salir dijo; – Estás traicionando a Hippo.

Hubo un silencio mientras escuchaban la puerta cerrarse.

Todos los jefes se fueron uno por uno luego de eso, Estoico fue el último. No sé había movido luego de la declaración de Bocón.

Estoico observó el libro que pertenecía a Bocón y lo arrojó al fuego de la fogata del gran salón y salió sin mirar atrás.

Astrid salió de su escondite y le hechó agua al fuego, intentando salvar el libro. Por suerte aún estaba intacto. Astrid suspiró aliviada.

Guardó el libro en un bolso ocultó abajo de su pollera y corrió al bosque. Hippo estaba esperando en la cala, sentado mientras el sol iluminaba su piel. Su expresión brilló al verlo.

– Astrid! – notó lo nerviosa que se veía y preguntó preocupado; – Que encontraste?

Astrid intentó recuperar el aire, luego de unos momentos logró hablar mientras levantaba la mano que sostenía el libro. – La clave para prevenir bajas. – una pausa. – De ambos bandos.

Hippo sonrió y extendió su mano. – Muéstrame

Rey de los dragones [En corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora