Misiones y amistades. [Corregido]

3.1K 137 23
                                    

Las manos de Hippo agarran el cuaderno que Astrid robó del gran salón.

Hippo en vez de revisarlo de inmediato, se toma un tiempo para revisar a Astrid asegurándose de que no esté herida. - No te lastimaste, no?

- No, estoy bien! - aseguró Astrid. Ocultó sus dedos ligeramente ya que estaban algo quemados al estar en contacto directo con el fuego a sacar el libro.

Hippo nota esto y toma sus manos con delicadeza, dejando el libro en el suelo. Observa horrorizado las quemaduras en las manos de Astrid. - Astrid! Esto no es 'bien'.

- Pero tampoco es 'malo' - resopla quitándole importancia. Hippo niega.

- Es malo. Déjame vendarte.

- Hippo, no hay tiempo! Prometo luego vendar mis manos.

Hippo la mira dudoso, claramente desconfiando.

- No te preocupes, Hippy, prometo que yo misma me aseguraré de que lo haga. - la voz era suave pero vibrante. De golpe, una chica con alas plateadas estaba junto a Hippo. Su sonrisa era atrevida y sus ojos verdes casi iguales a los de Hippo.

- Oh, Astrid, ella es Camicazi. Es mi amiga y es la hija de la jefa de un clan amigo.

Astrid la observa dudosa pero extiende la mano. Camicazi la estrecha sin dudas, sonriendo cálida. - Un placer, Astrid! Seré tu compañera espía! Llevemonos bien!

Astrid asintió un poco, aturdida por la vibrante chica, pero logró sonreír de verdad. - Bueno. - Luego notó el bulto en su espalda. - Con todo respeto ¿vas a llevar a ese bebe dragon por ahí? No creo que sea lo más conveniente en mi opinión.

- No te preocupes, el bebé látigo afilado se quedará escondido. - hubo una pausa. - Ah, casi lo olvido.- Hippo saca unas capas rojas. - Estas son pieles de alas cambiantes, nos las prestaron para que puedan espiar mejor.

Astrid lucía dudosa. - ¿Y eso de que servira?

Hippo se pone la manta y desaparece. - Ahora entiendes?

- S-si. - Tartamudeó sorprendida.

Hippo asintió. - Bueno, Cami, ahora ve a la playa y finge estar desmayada, si? Ya pusimos el bote en mal estado para que parezca un naufragio. En la noche te dare a Mimi.

Cami asintió, el bebé de látigo afilado se despegó y Camí y este unieron sus frentes. - Adios Mimi - se despidió la pelirubia de su dragon antes de correr a la playa.

---

Luego de un par de minutos unos vikingos encontraron a Camicazi y llamaron a Estoico. Estoico la recibió con los brazos abiertos.

Mientras tanto Astrid se ocupó de esconder esas capas.

---

Camicazi "desperto" y les dijo que había sido atacada y secuestrada por piratas para ser vendida. Pero en la noche logró escapar y subirse a un bote pero desafortunadamente la atrapó una tormenta y naufrago.

- Mataron a mis padres, a mi isla... sólo por un poco de oro...- dijo entre falsas lagrimas - ¡¿que he hecho para merecer esto?!

Astrid estaba impresionada. Si que sabía engañar.

Bocón entrecerró los ojos. - ¿Y porque a ti no te mataron?- preguntó Bocon desconfiado.

Camicazi sollozó aún más fuerte. - ¡No lo sé! ¡Ojala hubiera muerto! Así...¡así estaría con mis padres! ¡Con mi hermanito! - exclamó derramando más "lagrimas" de tristeza.

- ¡Bocón! ¡La haces poner más triste! - regañó Estoico.


Bocón se mantuvo en silencio, observando a Camicazi con sospecha pero sin decir nada.

- Lo lamento pequeña... Ojalá pudiera hacer algo... Luego hablaremos de donde te quedarás ahora tengo una reunión importante sobre una pequeña batalla que estamos teniendo. - Se disculpó Estoico con amabilidad.

Camicazi parpadeó sorprendida, observando al supuesto amable jefe de Berk ser realmente amable y gentil mientras le pasaba un pañuelo y la miraba con simpatía.

- ¿Por que hay una batalla? - preguntó la ojiverde secándose sus "lagrimas".

-

Ellos se llevaron a mi hijo... deben pagar. ¡recuperaré a mi hijo! A la fuerza si así debe ser. - Su voz era solemne, parecía casi desesperada.

Camicazi desvío la mirada, intentando eliminar el sentimiento de que eso no terminaría bien.

-... ¿puedo ir a explorar el pueblo? - preguntó Camicazi intentando desviar la conversación.


- Claro, explora todo lo que quieras. Si necesitas algo estaré en el gran salón.

- Gracias.

Camicazi salió del salón, intentando ignorar la sensación de pesar mientras escuchaba a Estoico

---

Luego de eso Estoico se fue junto a Bocón y Gothi.

Camicazi se encontró con Astrid cerca de las cuatro de la tarde, la encontró junto a Estoico, este parecía estar regañandola.

Se paró frente a ella. - ¿Por qué le gritas?

Estoico bufó, pero no le gruñó que se corriera. - Es una posible espía, su lealtad está en duda.

- Pero aún no hay pruebas, ¿Verdad? No quiero retarlo ni nada, usted es el jefe y sabe mejor. - Al menos eso se supone. - Pero no me parece justo que le grite espía sin pruebas.

- Alguien ha robado el cuaderno con la estrategia para la batalla! Debió ser ella!

Camicazi levantó una ceja, sin creerlo. ¿Así sin más? ¿Solo por un instituto?

Estoico se quedó en silencio, Camicazi no dijo nada pero Estoico escuchó lo horrible y estúpido que se escuchaba. Se dió media vuelta y se retiró, no sin antes mirar con sospecha a Astrid.

Camicazi suspiró. - ¿Estas bien? ¿Cómo te llamas?


Astrid parpadeó confundida. - Eh... si, ¿Cómo que como me llamo si Hi- - Astrid entendió porqué Cami fingía no conocerla. Todo el pueblo las estaba observando-...soy Astrid

La rubia de ojos verdes sonrió. - Un gusto, ¡soy Cami! Seamos amigas.

- Bueno... - Astrid aceptó con algo de duda, sonriendo. Hace mucho no tenía una amiga.

Camicazi la tomó de su brazo y empezó a parlatear, faltaban unas horas para su misión y Camicazi quería conocerla más.

Astrid sonrió, feliz de seguirle la charla.

---

Sacaron las capas del cobertizo en el que Astrid las guardó y se dirigieron al gran salón. La reunión se había acabado. Registraron el escritorio de Estoico y encontraron unos papeles que les helo la sangre

- No puede ser... - murmuró Astrid horrorizada.

Camicazi se quedó sin palabras.

Rey de los dragones [En corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora