De quién es la culpa? (mía seguro no). [Corregido.]

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---Pov Chimuelo---

Rojo, todo lo que veía era rojo. No podía ver nada más que rojo, no podía escuchar nada más que ruidos bajos y no entendibles, no podía sentir nada más que la ira que recorría su cuerpo.

---Pov Estoico---

La bestia me miraba. No entendía que pudo haber visto su hijo en aquel monstruo. Lucía tan salvaje como todos los demás.

Que vió su hijo en esta bestia? Por qué estaba tan empeñado en defenderlo?

Observó con horror la sangre que salía a cascada del cuerpo hijo, creando una escena sangrienta.

Dios, mató a su hijo? Cómo pudo el? Estoico cayó en un espiral de culpa. Por qué...? 

No, no es su culpa. Es culpa de esa bestia. Ese maldito monstruo me obligó a apuñalarlo. Era su maldita culpa!

La bestia caminó hacia mi de manera amenazadora y sus fauces se abrieron, observó el fuego que se empezaba a reunir en ella.

Estaba por dispararme hasta que una débil voz lo detuvo por un segundo.

– Chimuelo, no! – La voz de su hijo era muy débil. Estaba inmóvil en los brazos de Astrid. Sus ojos apenas podían mantenerse abiertos. – Por favor, no.

El dragón gruñó con rabia, sus ojos fijos en el humano. Luego lo observó con furia pero retrocedió de mala gana, acercándose a su hijo. Los ojos de la bestia se suavizaron y gorjeó de manera suave mientras apoyaba su hocico en la frente de Hippo.

--Pov Astrid---

Lágrimas salían de sus ojos y rodaban por su rostro. Sus ojos fijos en el chico que se desangraba en sus brazos. De su boca solo salían sollozos rotos.

– Todo estará bien, Hippo. – Su voz salió milagrosamente clara. – Te lo quitaré... – Intentó quitarselo pero Hippo negó frenéticamente.

– No! El hacha retiene la sangre, si me lo quitas... – No terminó la oración. Astrid supo a lo que se refería. Asintió en silencio y contuvo las lágrimas. Tenía que pensar con la cabeza. No podía permitirse perder la cabeza.

Se rompió un trozo de su remera y con rapidez hizo presión alrededor del hacha para que la sangre no saliera más.

Estoico intentó acercarse pero el dragón de Hippo gruñó con advertencia. Se colocó delante de ellos y parecía listo para arrancarle la yugular.

– Aléjate imbécil! – gritó con furia, su voz sonaba rota. – Lo lastimaste! Cómo pudiste?! Por que jamás eres capaz de escuchar a los otro?! Viejo estúpido, terco de mierda! – el veneno salía a borbotones.

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Eret, Heather, Alex y Heather se encontraban deambulando por el bosque buscando a Hippo. Habían ido a su casa con la intención de hacer una pijamada ahí o salir a volar con sus dragones. Pero no lo habían encontrado allí.

Chrissy propuso buscarlo en el bosque. Era normal que Hippo escapara al bosque cuando se sentía mal o cansado con Chimuelo, normalmente lo encontraban en alguno de los muchos claros.

– Detesto cuando Hippo viene solo al bosque. Si se lastima nadie va a estar ahí para ayudar!

– Está Chimuelo. Ambos son fuertes. Quien podrías dañarlos? – Eret la tranquilizó. Aún así Chrissy negó.

– Aún así! – Insistió.

– Nah, estará bien. Te preocupas demasiado.

Chrissy aún parecía dudosa.

Cuando aterrizaron en el quinto claro se quedaron congelados ante la escena frente a sus ojos. Chrissy se tapó la boca horrorizada, lágrimas llenando sus ojos. Alex tapó su boca para evitar vomitar. Eret apretó los puños, la ira en su rostro y Heather tomó su hacha, su rostro gritaba venganza.

Hippo estaba en suelo desangrado. Un hacha en su pecho y sangre en su boca. Astrid lo sostenía fuerte contra su pecho. Sus ojos llenos de lágrimas cuando dijo;

– Ayuda! Por favor! – rogó. Ni siquiera tenía que rogar. Chrissy corrió hacia ellos y sacó de su bolso vendas y algunas cremas para detener el sangrado.

La chica retiró el hacha con ayuda de Astrid y ambas trabajaron en conjunto para vendar la herida lo mejor posible.

Eret derribó a Estoico antes de que Estoico pensará en acercarse. Heather se unió a el luchando por inmovilizar al gran hombre.

Chimuelo al ver que los dos humanos lo tenían controlado corrió al lado de Hippo. Una vez que Hippo estuviera vendado Alex lo cargó con cuidado y montó a Chimuelo para irse. Hizo llamó a su dragón con un chasquido para que lo siguiera.

Chrissy tomó a Astrid con cuidado. La rubia estaba débil y sus ojos estaban rojos. La subió a su Nadder y luego se subió a ella. Astrid ni siquiera pestañeó cuando subió al dragón. En cambio se acurrucó contra la espalda de Chrissy. El Nadder de Chrissy alzó vuelo.

Apenas despegaron Heather y Eret soltaron a Estoico. Heather le dió una cachetada y Eret un puñetazo antes de irse con sus respectivos dragones no sin antes de darle una mirada de muerte.

Rey de los dragones [En corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora