Capítulo 39

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El pitido incesante hacía que la cabeza me doliera. Me quejé mientras abría mis ojos y trataba de acostumbrarme a la oscuridad en la que me encontraba. Toqué mi cabeza encontrándome con una venda, así mismo pude notar que tenía la pierna derecha enyesada.

De pronto alguien salió corriendo en la oscuridad, dejando que un poco de luz entre al lugar cuando salió. Más personas empezaron a llegar, todas vestidas de blanco. La luz de la habitación se encendió.

— Señorita Davis, ¿se encuentra bien?

Además de que me duele la cabeza como si me estuvieran abriendo internamente. Sí, estaba bien.

— ¿Dónde estoy? —pregunté—.

Nunca había entendido por qué cuando alguien estaba en un hospital hacía la misma pregunta, pero ahora sé que no se te ocurre nada más en ese momento y cuesta analizar la situación después de haber pasado por lo que sea que había pasado.

Mi mente aún no se esclarecía del todo.

— En una clínica, tuvo un accidente de tránsito.

Ah, cierto. Liam.

Todo empezó a correr en mi memoria como una película. Debí hacerle caso a mi subconsciente y a Jane cuando me advirtieron.

Tres personas más entraron corriendo a la habitación.

— ¿Cómo está?

— Señor Clarke, le pido que se retire, no podemos agobiarla.

— ¿Grace, estás bien? —dijo Jane—.

— Besitos, nos tenías muy preocupados.

— Cariño... —dijo en voz baja el castaño—.

— ¿Quién es él? —pregunté mientras veía al último—.

Todos pararon por un momento y se vieron entre sí.

— ¿Señorita, realmente no recuerda al señor?

Él me miró, sus ojos mieles rogando en silencio. Detallé todo de él, sus facciones, su cabello y su cuerpo. Seguía siendo igual de guapo.

— Sólo bromeaba.

Al parecer todos estaban conteniendo su respiración, porque un suspiro de alivio colectivo inundó la habitación. James se acercó a mí rápidamente.

— ¡Eres increíble!

Se agachó besando mi frente y susurrando agregó.

— ... y mujer muy malvada. Pero eso es lo que me encanta de ti, no sabes cuán preocupado estaba por ti, te quiero demasiado.

Mis mejillas tomaron un tono rojo al escuchar cómo la máquina revelaba los latidos de mi corazón mientras se aceleraba.

— Doctor, la paciente está entrando en paro.

— Fred, aún no entiendo por qué sigues estudiando medicina ni cómo llegaste hasta acá.

Los demás chicos se burlaron. Al parecer, todos eran estudiantes haciendo sus prácticas.

— Señores, entendemos que se preocupen por la paciente pero necesitamos hacerle una serie de análisis.

Ellos asintieron.

Jane se acercó y tomó mi mano antes de irse.

— Estoy tan feliz de que despertaras, pensé que después de esperar ocho meses, no ibas a reaccionar.

Abrí los ojos preocupada e intenté sentarme pero los médicos me sostuvieron. ¿OCHO MESES?

— ¡Señorita! No puede hacerle ese tipo de bromas, acaba de tener un trauma. ¡Señor, esta gente está loca!, ¡Fuera de aquí todos!

MATRIMONIO EN LAS VEGAS [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora