Capítulo 33

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Me acomodé en mi asiento de avión, los padres de James nos habían invitado a pasar el fin de año junto a ellos, aunque la invitación se debía un poco más a que se habían enterado del matrimonio y tenían curiosidad por la desconocida esposa de su hijo. Cerrando mis ojos intenté relajarme, me ponía nerviosa conocer a lo que supongo serían mis suegros. Sentí una mano tomando la mía.

— ¿Estás bien? -preguntó-

Asentí y como un impulso me acerqué a él depositando un beso en la comisura de sus labios, nuestra relación ficticia había mejorado mucho los últimos días.

— ¿Y eso? -susurró sorprendido-

— No sé

— Bueno, puedes vivir ignorante toda tu vida y seguir haciéndolo

Dejé que una sonrisa escapara de mis labios. Me dió otro beso, siendo esta vez un poco más profundo.

— Por fin solos, ¿lo has hecho en un avión?

Rodé los ojos, se había vuelto un completo pervertido desde que lo hicimos por primera vez.

— No

— ¿Quieres probar? Es delicioso

— ¿Tú lo has hecho?

— No, pero contigo seguro todo es delicioso -alzó los hombros-

Golpeando su brazo lo alejé de mí.

— Ya déjame dormir -me recosté pero casi al instante me incorporé al sentir como su mano se había colado entre mis piernas- ¡Oye!

— ¿Qué? -dijo inocente-

— ¿Qué crees que haces? -lo fulminé con la mirada-

— Te ayudo a dormir

— ¿Tocando mi... eso?

— Sí, es que "eso" me pide que lo consienta

— Estás loco, James

— Loco por ti -guiñó el ojo-

— Ay, ya déjame en paz

Me volteé lo más que pude intentando darle la espalda y asegurándome de cubrir mi trasero con la manta que había traído por sí se le ocurría seguir con sus juegos raros, el calor se había apoderado un poco de mí pero no dejaría que se dé cuenta de todo el poder que tiene sobre mí.

...

— ¡James!

Una señora delgada y que no aparentaba más de cuarenta se acercó a mi falso esposo, empujando a cualquier persona del aeropuerto que se cruzara en su camino, al llegar lo encerró en un abrazo enorme. 

— Mamá, basta -dijo intentando alejarse-

— Nada de basta cariño, te extrañe tanto, no nos habías visitado hace siglos

— No exageres -se quejó-

— Nada de eso, pero ahora, presentame a tu esposa ¡Te casaste y no nos dijiste nada! ¿Sabes cómo me siento? Pero que bella que eres -se dirigió a mí-

Acepté su abrazo con una sonrisa, la mamá de James era una mujer parlanchina y alegre.

— ¿Cómo te llamas, querida?

— Grace, mucho gusto señora

— Nada de señora, dime Kathie, o mamá, como gustes 

Tragué en seco, desde el principio sabía que no era una buena idea involucrarnos con la familia de ambos a este nivel, cuando todo acabara sería una bomba.

MATRIMONIO EN LAS VEGAS [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora