Capítulo 1

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Las parpadeantes luces de colores brillantes y el volumen alto de la música que retumbaba en las paredes de aquel club incitaban a todos los que adentro se encontraban a mover sus cuerpos, frotándose, saltando y cantando. Unos más ebrios que otros danzaban sobre la barra, quitándose la ropa, otros estaban en una esquina teniendo relaciones sexuales con ropa como si no hubiese hoteles en esta ciudad. El olor del cigarrillo y otras drogas que no reconocía impregnaba todo el lugar.

Sí, la hermosa y perversa ciudad de Las Vegas.

— Vamos Grace, que hoy es nuestro día.

Seguí a Jane -mi mejor amiga- que se abría camino entre los cuerpos sudorosos, algunos aprovechándose y tocando más de la cuenta pues girarme a encararlos era prácticamente imposible cuando no sabía quién pudo haber sido. Cuando por fin pude llegar a la barra, Jane ya tenía en su poder dos vasos de no sé qué sustancia.

— Brindemos cariño porque por fin nos graduamos y además porque —alzó su vaso— lo que pasa en las Vegas...

— Se queda en las Vegas — completé chocando los vasos para luego hacer un fondo limpio—.

...

El sonido de la ducha llegó a mis oídos, escuchar cada gota caer taladraba mi cabeza a cada segundo. La almohada amortiguó un poco el sonido, sin embargo, aún no era suficiente, me quejé e intenté sentarme en la cama.

Estúpida Jane Hill y sus duchas demasiado tempranas para mi gusto.

Mi mano fue a mi cabeza en el momento en el que el dolor se hizo más intenso.

Prometo nunca más volver a tomar como lo hice ayer.

El ruido se detuvo y esperé encontrar a Jane saliendo envuelta por su bata rosa chillón, pero eso no sucedió. Mis ojos veían algo completamente diferente.

¿Qué mierda me metí anoche? Ya empezaba a ver ángeles caídos.

— Veo que ya despertaste —dijo secándose el cabello con una toalla—.

— ¿Qué rayos haces aquí?

— Es mi departamento, querida. Si alguien está invadiendo propiedad privada, claramente, no soy yo —miré a mi alrededor fijándome que no estaba en mi habitación y lo miré nuevamente—.

Vamos Grace, no bajes tu mirada, no sigas ese camino que las gotas de agua recorren hasta perderse en la perfecta V al final de su abdomen.

— Entonces, ¿Qué rayos hago aquí? —replantée la pregunta—.

— Pues... anoche bebiste demasiado, te lanzaste a mis brazos cuando pasé a tu lado y casualmente me pediste que te folle duro contra la pared. Claramente como todo un caballero primero te ofrecí un trago, bailamos un poco, fuimos a una capilla donde realizan matrimonios express y después de dar el "Sí, acepto" frente a ese hombre disfrazado de Elvis Presley, cumplí tu requerimiento y te follé duro contra la pared, exactamente esa que está ahí —señaló la pared a un lado de la puerta del baño—. Ya sabes, algo que pasa normalmente.

No me sorprendería tener la mandíbula dislocada en este momento, no podía creer todo lo que me había dicho. Parpadeé asimilando la situación.

— Esto tiene que ser una broma.

Me levanté tan rápido que un fuerte mareo se apoderó de mí, antes de que pudiera besar el suelo, aquel dios griego me tomó de la cintura, notando en ese momento que me encontraba como Dios me trajo al mundo.

Chillé y corrí al baño, las arcadas se apoderaron de mí y boté todo lo que había comido. Unas manos sostuvieron mi cabello.

— Vamos cariño, debes calmarte.

MATRIMONIO EN LAS VEGAS [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora