MATRIMONIO EN LAS VEGAS [✔]

Capítulo 24

— ¡Grace! ¡Grace!

Me giré encontrándome con un Logan muy agitado corriendo hasta a mí, me preocupé, tal vez había pasado algo.

— ¿Qué sucede?

— Nada, ¿quieres que te lleve a casa?

Dejé que el aire salga de mis pulmones y negué.

— No, ahora voy al trabajo.

Hoy iría sola porque Jane estaba enferma y no pudo venir a clases.

— No importa, te llevo igual, vamos —me tomó del brazo y me arrastró hasta su carro—.

Intenté seguirlo, casi cayendo en el camino.

— Tranquilo Logan, sé caminar —dije sarcástica—.

— ¿Sí? No parece, te llevas cayendo como cinco veces.

— Muy gracioso —volteé los ojos—. Es por los zapatos altos.

— Probablemente, ¿Por qué estás tan guapa? ¿Con quién saldrás?

Abrió la puerta para mí, subí al carro. Cuando se instaló a mi lado seguí con la conversación.

— Nada de eso, veré a tu padre hoy.

— No sabía que el viejo le hacía a niñas como tú, serás mi nueva mami.

— ¡No! —dije espantada—. Presentaré mi diseño para su nuevo edificio.

— Lo sé, sólo bromeaba, ¿Por qué no me dijiste que entrarías al concurso? Te hubiera ayudado.

— No gracias, quiero ganar limpiamente.

— Aww, tan buena niña —acarició mi cabello—. ¡Mierda! Enserio estás malditamente sexy con tu cabello planchado, el maquillaje y esa falda pegada

— No es para tanto.

— Sí, es para mucho.

Le saqué la lengua y puse mi mirada en el camino, empecé a tronar mis dedos, lo hacía cuando estaba muy nerviosa.

— Relájate Grace, lo harás muy bien.

— ¿Lo crees?

— Sí, eres muy inteligente así que ya me imagino lo sorprendido que estará papá.

Sonreí sintiéndome un poco más tranquila, cambiamos de tema y hablamos un poco de las clases y nuestras notas, al llegar al edificio, suspiré intentando tranquilizarme.

— Te acompaño, vamos al mismo lugar.

— ¿Estarás en la presentación?

— Ahora sí —alzó sus hombros—. Mi papá me había invitado pero no tenía interés y ahora que sé que tú y tu faldita estarán ahí, pues déjame decirte que estaré muy atento.

— Eres un puerco.

— Sólo soy un hombre, tengo ojos, y tú eres sexy, Clarke debería cuidarse, todos estarán babeando por ti.

—  Estás exagerando, Logan.

— Tú te menosprecias mucho —me tendió su brazo—. Vamos, mi hermosa y sexy lady, la acompañaré hasta su piso.

Solté una risa y caminé muy animada junto a él. Al llegar a recepción, Teresa, me sonrió y me tendió unos papeles.

— ¿Puedes por favor, dejarle esto al jefe? Su secretaria no viene rápido, y me está llamando a cada rato, insistiendome

— No te preocupes guapa —se adelantó Logan—. Nosotros se lo daremos, personalmente —le guiñó el ojo—.

Cuando la chica se ruborizó no pude evitar rodar los ojos. Logan Ellis y sus coqueteos. Lo jalé hacia el ascensor, deberíamos llegar pronto. Lo empujé dentro de la caja de metal y aplasté el número del último piso.

— ¡Tranquila fiera! Hay mucho Logan para todas, pero más para ti, mi amor.

— No seas un idiota.

— ¿Estás celosa?

Lo miré preguntando si hablaba enserio.

— Por supuesto que no, sólo que tenemos que subir ya.

— Sí, claro.

Lo ignoré, cinco segundos después las puertas se abrieron, el escritorio de la secretaria de Clarke estaba vacío. Probablemente había bajado a ver los papeles.

Me encaminé a su oficina dejando que Logan camine detrás de mi. Abrí la puerta entrando sin más. Supongo que no lo necesitaba.

— Mierda —dijo Logan cuando su pecho chocó con mi espalda—.

Me arrepentí de haber entrado sin avisar, las dos personas que estaban dentro nos miraron, Clarke cerró los ojos fuertemente. La chica rubia y guapa que estaba en sus piernas nos miró fastidiada, supongo que por la interrupción. James se levantó rápidamente casi tirando al piso a la rubia quien se quejó. Se dió cuenta que yo había sido el motivo y si pudiera matarme con la mirada, seguro estaría tres metros bajo tierra.

— Señor Clarke —dije fingiendo que lo que vi no me afectaba en lo más mínimo—. La recepcionista me mandó estos papeles para usted, lamento la interrupción.

Dejé los papeles sobre la mesa, y salí de ahí rápidamente, al salir me encontré con su secretaria quien tenía sus ojos rojos y estaba moqueando, cuando me miró no pudo evitar soltar una sonrisa sarcástica.

— ¿Lo viste, no? Clarke es un mujeriego —dijo con odio—.

La ignoré y seguí hasta entrar al ascensor, cuando entramos me recosté contra la pared  de metal.

— ¿Estás bien, besitos?

— Sí —asentí—. No me afecta para nada —dije tratando de convencerme—. Después de todo no tenemos nada ¿cierto?

— No sé a qué te refieres con eso —dijo Logan—. ¿Terminaron?

Me dí una cachetada mental, Logan no sabía nada.

— No, yo... —no sabía qué decir—.

— Olvídalo —las puertas se abrieron—. Ignora lo que pasó y pon tu mejor cara porque en diez minutos es la presentación, debes estar lista para ganar y hacer tu primer proyecto

Asentí agradeciéndole. Debía dar lo mejor de mí. Su teléfono sonó, miró la pantalla.

— Prepárate, nos vemos en la sala de juntas.

Cuando se alejó suspiré y caminé al lugar, los arquitectos estaban dando los últimos detalles sentados en sus puestos, charlando entre sí. Estaría difícil.

...

Diez minutos después todos empezaron a entrar, Logan y sus padres fueron los primeros, ambos se acercaron.

— Señorita Davis, no me decepcione —saludó el señor Ellis—.

— Claro que no lo haré.

Logan me guiñó el ojo y se sentó junto a su padre, un minuto después ingresó James con la rubia despampanante, realmente era muy guapa, como una de esas modelos de Victoria's secret. James fijó sus ojos en mí, alcé una ceja y decidí ignorarlo completamente.

— Buenas tardes a todos —su voz se impuso haciendo que todos dejen de hablar—. Empezaremos con la presentación de cada uno de sus trabajos pero antes de eso quiero presentarles a Rose Sanders, ella es una muy buena amiga mía —claro que lo era, pensé sarcásticamente—. Estudió ingeniería civil conmigo en la universidad y hoy ayudará al señor Ellis a tomar la decisión final.

Genial, ahora sí estaba frita.

Después de casi una hora, mi turno llegó, conecté el USB a la computadora, y la imagen en 3D se proyectó. Miré el rostro de el señor Ellis, la rubia, y por último el de Logan quien también me miró y sonrió.

— Ya ganaste —leí en sus labios—.

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