Capítulo 30

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Decir que miles de sensaciones explotaron en mi estómago fue poco.

Después de quitarse su camisa volvió a tomar mis labios, tímidamente acerqué mi mano a su abdomen y lo acaricié. Sus labios empezaron a descender por mi cuello, solté un suspiro cuando su mano apretó mi seno sobre la blusa, segundos después esta desapareció de mi cuerpo. Cambiamos de posición y esta vez yo estaba arriba de él, sentí su erección presionando ahí donde lo deseaba.

— James -gemí-

— Te deseo tanto Grace -se incorporó y arremetió contra mis labios-

La guerra estaba declarada, nuestros labios luchaban por obtener la rendición del otro.
Pasé mis manos por sus hombros fuertes y enterré mis uñas en su espalda cuando apretó mi trasero, pegandome más a su erección como si eso fuera posible.

Sentí el aire acariciando la punta de mis senos cuando me quitó el sujetador, pero después de unos segundos su lengua caliente jugueteaba con ellos. Mis dedos se apoderaron de su cabello, haciéndole saber que me gustaba como me besaba.

— Grace -llamó-

Abrí mis ojos y me encontré con los suyos, llenos de deseo.

— No aguanto más, te necesito ahora

— Hazlo -accedí-

Los juegos con él me encantaban, pero esta vez lo necesitaba tanto como él a mí. Culpé a mi virginidad y la excitación acumulada. Después de desvestirnos sabía que había llegado la hora, mi corazón palpitaba con fuerza y mi respiración era agitada. Me recosté sobre la almohada, él cogió un preservativo y se lo puso, relamí mis labios, la escena era demasiado erótica para mí.

Se puso encima de mí y no pude evitar sorprenderme con lo que hizo a continuación. Sus ojos me miraron, casi admirandome, su mano derecha recorrió lentamente mi mejilla, bajando por mi cuello, acunando mi seno derecho, siguiendo la curva de mi cintura y llegando a mi cadera, todo sin dejar de mirarme fijamente, arqueé mi espalda cuando su índice bajó por mi monte de venus y se adentró en medio de mis piernas.

— Estás tan húmeda

Cerré los ojos disfrutando como movía sus dedos lentamente, era la tortura más placentera que había tenido en mi vida.

— Clarke -rogué-

Sus dientes se apoderaron de mi labio inferior, mierda, él sabía cuánto me encantaba eso. Empezó a acariciar mis labios con los suyos, sin dejar de acariciar mi centro. Cuando sentí que el calor empezaba a apoderarse de mi vientre supe que si seguía así pronto tendría un orgasmo.

— Por favor -gemí-

Sentí su sonrisa sobre mis labios. A él le encantaba tenerme a su merced.

— No quiero lastimarte -susurró-

Se posicionó entre mis piernas y cuando estuvo listo se introdujo lentamente, una punzada me obligó a cerrar los ojos fuertemente. Era demasiado invasivo.

— ¿Estás bien?

Cuando vió el dolor en mi cara quiso retirarse pero enredé mis piernas con las suyas impidiendolo, por el movimiento entró un poco más.

— Sigue -dije-

Cuando me llenó por completo, se quedó unos segundos así, intenté acostumbrarme, pero no podía del todo.

— Muévete

Dios, ardía mucho. Suspiré y después de unos dos movimientos más, empecé a ignorar el dolor y sentir el placer que recorría mi cuerpo. Gemí y eso le dió la confianza para seguir.

MATRIMONIO EN LAS VEGAS [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora