— Oh... Ya decía yo que era lo que estaba sosteniendo —su mano apretó el lugar—. Están grandes.
— ¿Qué...e?
Me mordí la lengua para evitar soltar un gemido. Esta era la primera experiencia de este tipo que tenía en mi vida y no pude evitar sentirme nerviosa. Al parecer él se dió cuenta y bajó lentamente su mano hasta mi cintura.
— Relájate —susurró—.
Por segunda vez en la noche sus labios volvieron a tomar los míos, siendo suave porque aún mi labio estaba algo hinchado.
Un trueno hizo que me sobresalte y separe nuestros labios.
— Creo que deberíamos ir a dormir —dije sonrojada aunque él no podía verme—.
— ¿Juntos?
Casi pude ver un guiño en la poca luz que entraba por la ventana.
— Nop.
Al intentar levantarme me tomó por el brazo y me obligó a sentarme. A él le encantaba zarandearme de esa manera.
— Mejor hablemos.
— ¿De qué quieres hablar?
— No sé, tal vez un juego, ese que les encanta a ustedes, el de las diez preguntas.
— Demasiado cliché para mí.
— Tenía que suponer que no eras normal, desde que no cediste a mis encantos.
Reí, él lograba ser demasiado engreído y seguro con sí mismo. Me preguntaba cuántas chicas habían caído por todo lo que Clarke representaba: rostro y cuerpo perfecto, coquetería, sensualidad y... dinero.
— Está bien —accedí—. ¿Qué quieres saber?
— ¿Cuántos novios has tenido?
— Oum —fingí contar con mis dedos—. ninguno
— No te creo.
¿Tan difícil es creer que en pleno siglo veintiuno una chica de diecinueve años no hay tenido novio?
— Pues así es —alcé los hombros—. Nunca me interesé por algún chico.
— ¿Eres lesbiana?
— ¡No! —grité—.
— Sólo bromeaba, te toca.
Pensé bien mi pregunta.
— ¿Y tú? ¿Cuántas novias has tenido?
— Ninguna.
— Estás mintiendo —dije entrecerrando los ojos—.
— No, yo... Nunca he tenido novias, sólo chicas para una noche o bueno... Más noches.
Alcé una ceja, debí suponerlo.
— Te toca —susurré—.
— ¿Fui tu primer beso?
Reí.
— No, eso no, hubieron más.
— Pero seguro mis besos son mejores ¿Cierto?
Uff.
— Me toca —esquivé el tema—. Veo que tienes mucho dinero, ¿Por qué no puedes usarlo y pedir que te den la visa?
— No se me da la corrupción —entrecerré los ojos—. ¿Recuerdas al hombre que salió de mi oficina?
— Sí.
— Es mi hermano, bueno, medio hermano —sonrió incómodo—. Somos hijos de diferente madre, él nació aquí en Estados Unidos y yo en Italia.
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MATRIMONIO EN LAS VEGAS [✔]
Teen FictionGrace Davis sabía que perder la virginidad en una fiesta alocada en Las Vegas, borracha, con un completo desconocido no podía ser tan malo, a fin de cuentas, eso podía pasarle a cualquiera. Sin embargo, sí que se había echado para atrás cuando se d...