私の小さな地獄

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Voilà.



















Jungkook tarareaba una canción mientras encendía las velas en el círculo de tinta roja sobre el suelo.

Había despejado aquel espacio en su habitación. Y tras buscar en Internet un par de nombres de demonios, escribió una pequeña invocación.

Suspiró, el círculo de más o menos un metro de radio ya estaba rodeado con las velas negras que tanto le costó conseguir.

Tomó el bote con tinta roja dentro, que por cierto había tardado más de cuatro horas en vaciar más de setenta bolígrafos en aquel recipiente.

Tomó con su dedo y realizó el símbolo que marcaba en aquella página web.

Se quedó en medio del símbolo, sentándose sobre la tinta fresca, puso sus puños en sus rodillas mientras cerraba los ojos.

- aquí vamos, a hacer el ridículo conmigo mismo- respiró hondo dispuesto a decir el juramento.

- yo... ¿cómo era?- abrió los ojos mirando su reflejo en su gran espejo frente a su pared.

Bufó al no recordar su propio juramento, se levantó y caminó hasta la libreta que había dejado en el suelo, la tomó y volvió dentro del círculo carmín.

-Placant, Eurdo diaboli. Eurdo ostende te.
Volo tecum amicitias- Leyó en voz alta, para después cerrar los ojos, dejando la libreta en sus piernas.

-Placant, Eurdo diaboli. Eurdo ostende te.
Volo tecum amicitias.
Placant, Eurdo diaboli. Eurdo ostende te.
Volo tecum amicitias.
¡Placant, Eurdo diaboli. Eurdo ostende te.
Volo tecum amicitias!-Placant, Eurdo diaboli. Eurdo ostend te.
Volo tecum amicitias.
Placant, Eurdo diaboli. Eurdo ostend te.
Volo tecum amicitias.
Placant, Eurdo diaboli. Eurdo ostend te.
Volo tecum amicitias!-

Esperó un par de segundos aún en su posición.

Nada.

Suspiró abriendo los ojos, mirando en silencio como su habitación no mantenía ningún cambio, ni si quiera su reflejo.

- Te dije que no iba a funcionar imbécil- se regañó a sí mismo a través del espejo.

Bajó la vista a su cuaderno, y lo cerró, dejándolo fuera del círculo. Y cuando alzó la mirada, una silueta de algo más alto que un humano estaba detrás de él en su reflejo.

Se exaltó, arrastrándose hacia atrás cayendo en su espalda.

La silueta era más buen una sombra negra en la penumbra tras el, un par de ojos blanco observandolo fijamente.

Temblando, volteó la cabeza lentamente, milímetro por milímetro deseando que estuviera imaginando cosas.

Al girar casi por completo su torso, el lugar donde la sombra debería estar estaba vacío.

Respiró un par de veces para volver a mirar al espejo, sólo que ahora aquel ente estaba a años centímetros de el.

Un ente para nada humano, alto y encorbado, debido a que sobrepasaba la altura del techo. Totalmente delgado.

Los "ojos" en su "rostro" derritiendose en una mancha blanca que escurría hacia el suelo. Y la boca se abrió mostrando un fondo obscuro lleno de dientes pequeños y afilados en donde debería estar la lengua y el paladar.

Jeon se tapó el rostro cuando el ente se abalanzó hacia el. Pero el impacto jamás llegó.

Un idioma desconocido lleno sus oídos, era una voz sensual, grave y con ecos.

- N-no te en-entiendo...- dijo aún sin abrir los ojos, su cuerpo deshaciendose en estremecimiento.

- Me invocaste para negociar... ¿qué es lo que desea un simple mortal?- aquella voz sonó a sus espaldas, penetrando su mente.

- n-no sé... yo- trató de pensar en algo pero simplemente sintió su cuerpo caer a un vacío, pataleó en el aire gritando hasta que sus pulmones ardieron.

De pronto se sintió flotando. Pero aún era demasiado cobarde como para abrir los ojos.

- sabes que los demonios nos alimentamos de almas de las personas gulas e interesadas en la riqueza- la voz ahora sonaba en su cabeza, dentro de él.

- n-no quiero dinero... - explicó jadeando, sentía que iba a desvanecerse.

- Mientes... a los humanos sólo les interesa el dinero, la fama, el sexo... Aunque lo último me va de maravilla- pudo percibir un sonido húmedo tras decir lo último.

-Podrás llevarte mi alma, sin necesidad de dinero o mujeres. Déjame trabajar en lo que deseo, sólo eso te pido. Y me tendrás cuando cumpla 35 años.- dijo valientemente, abriendo los ojos, mirándose a sí mismo despedazado a través de un cristal, se acercó a el, y se dio cuenta de que ahora estaba en el espejo.

- ¿estás seguro Jeon Jungkook?- preguntó aquella voz dentro de su cabeza. Emitiendo despuéa una serie de sonidos, llantos, voces en dolor, súplicas y gritos desgarradores que lo hicieron llevar sus manos a su cabeza y caer al suelo.

¿estás.... seguro.... Jeon... Jungkook?


-¡Si!- gritó entre la tortura que se estaba consumiendo su propia mente. Y cayó nuevamente al vacío, a diferencia de que un par de instantes más tarde sintió un fuerte golpe en su espalda. Mirando el techo de su habitacion, vuelto en la realidad.


El fuego de las velas realizó un pequeño estallido para al final extinguirse.







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Demon's Witch. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora