XIV

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Pudo sentir la luz del sol a través de sus párpados.

Abrió sus ojos lentamente y un rayo de luz solar se filtraba entre las cortinas oscuras de su habitación.

Estaba boca abajo, en la última posición en la que Taehyung lo había dejado antes de que el morfeo se apoderara de él.

Se intentó mover pero simplemente sus músculos quemaban cada que intentaba a algún movimiento por más mínimo.

Con mucho esfuerzo se levantó con sus codos para mirar a su alrededor.

Los restos de su ropa estaban regados por el suelo. Y el estaba desnudo en la cama.

Se sentó en el colchón buscando con la mirada a él demonio. Pero sólo estaba el trono con la capa. Suponía que debería estar haciendo sus cosas demoníacas.

Se levantó intentando caminar hacia la capa pero sus piernas temblaron antes de caer hacia el suelo.

Se sentía como Bambi.

El dolor en su espalda baja sólo era un recordatorio de anoche. Gateó un poco hasta quedar frente al espejo.

El espejo roto de siempre le reflejó algo que jamás creyó ver en su vida.

Era él . Pero su  aspecto era deplorable.

Sólo mirando las marcas pudo sentir el ardor y dolor de éstas. Su cuello tenía múltiples mordidas. Pero no mordidas comunes en los actos sexuales. Tenía los dientes y colmillos del demonio marcados profundamente allí, con costras y sangre seca que al parecer se había escurrido manchando sus hombros y clavículas. Eran más de cuatro mordidas de cada lado una sobre la otra. No entendía como la carne ya muerta de la zona seguía allí.

Su abdomen estaba manchado de lo que ayer era esperma seco. Ahora eran manchas secas amarillentas. Quizá por eso le costó que la sabana se despegar a de su torso hace un par de minutos.

Ni hablar de sus muslos estaban todos arañados y llenos de rasguños un tanto profundos su blanca piel tintandose con las tiras rojas producto de las uñas de Taehyung.

Miró su rostro. Estaba ojeroso y parecía que una especie de máscara de pestañas se hubiera derramado junto con sus lágrimas desde sus ojos coló las mujeres cuando lloraban.

Pero podía recordar perfectamente que esas eran sus lágrimas sin necesidad de maquillaje.

Y el ardor en su espalda no se iba.

Se giró lentemente con esfuerzo y allí da de sus manos en el suelo. Miró sobre su hombro para observar lo que pensaba eran rasguños.

Estaba equivocado

Una enorme marca negra, estaba abarcando toda su espalda. Un símbolo.

El símbolo.

Era una especie de cicatriz pero de un tono rojo obscuro. Con ampollas llenas de lo que parecía agua cómo si le hubieran colocado un metal caliente con el círculo y las siglas sobre su piel.

Era una quemadura.

Sonrió. El demonio lo había marcado. Y se sentía tan bien.

 Y se sentía tan bien

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Demon's Witch. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora