T2 Capítulo 2

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-¡Último momento! La policía está poniendo bajo investigación al grupo rock metal, al parecer a parte de tráfico de drogas, también manejan la prostitución – era la noticia del día presente.

-¡Es todo! – exclamo levantándose del taburete de la mesada de su cocina, era sábado ya, había dejado pasar muchos días su decisión, está vez iría y acabaría con toda la mierda que rodeaba a su peli plata.

Él la había sacado de su soledad, le había hecho olvidar sus problemas. Él la había rescatado, ahora era su turno de hacerlo con él.  

Tomo la llave de la casa de Inuyasha y se preparó rápidamente. Salió de su casa y se subió al coche de su padre, ahora le daba uso desde hace meses al cansarse de ir en autobús a la universidad, no soportaba que las personas la mirasen con pena.

Con la velocidad un poco más rápida de lo normal se dirigió a la mansión de su peli plata. Pensando y haciéndose imaginaciones de cómo lo encontraría, pero desvió todos aquellos pensamientos de su cabeza. Y siguió con el recorrido, concentrada en el camino.

Se estaciono fuera del portón y salió del coche, con la respiración a tope y completamente nerviosa, abrió el portón con unas de las llaves del llavero, que hace tiempo Inuyasha le había dado.

Camino derecho, ignorando el camino de cemento a su alrededor, arrugo su entrecejo, el césped era un asco, botellas de cervezas vacías otras rotas, vasos de platicos, condones usados, y colillas de cigarro en todas partes. Corrió hasta la entrada de la casa y entró con ayuda de la llave, cerrándola con la misma.

-Ay no – murmuro, si el césped era un asco, esto era un rebaño de cerdos.

En la sala estaba todo roto, el plasma hecho pedazos en el piso, los sofás sucios con varios fluidos derramados en él, algunas quemaduras por los cigarros, el piso completamente sucio, con polvo y algunas esquinas con vómitos nada agradables. No quiso entrar en la cocina, creería estaría peor.

La suciedad en el piso, siguió de igual hasta arriba de las escaleras, a simple vista, notaba que faltaban objetos de valor, que seguramente se lo habían robado.

Subió a la segunda planta, conociendo a la perfección el camino de la casa. Con su corazón golpeteando como loco entró a su antigua habitación que compartía con Inuyasha.

Allí estaba, tirado en la cama de costado, en un estado pordiosero. A paso lento se acercó a él, y al sentirlo respirar se tranquilizó.  Lo miro fijamente, estaba mucho más delgado, su ropa le colgaba en su cuerpo por el peso y masa muscular perdidos. Tenía una barba con tiempo ya, y su pelo le llegaba por debajo de los omoplatos. Unas cuantas lágrimas involuntarias se le escaparon.

Este chico no era su Inuyasha, no era él.

-Inu…- lo removió, lo ayudaría, así como él lo había hecho con ella.

-Déjame – su voz rasposa la tensó ¿Hace cuánto no hablaba o no comía algo?

-Amor…- lo llamó como lo había hecho cuatro meses atrás, Inuyasha se removió y entonces abrió sus ojos lentamente.

-¿Amor? – repitió lo que Kagome había dicho, se volteó y en sus ojos amarillos, el brillo desaparecido reapareció – Kagome…- murmuro como si fuera unos de sus tantos sueños – Te extraño tanto…- derramo lagrimas sin dejar de mirarla – Sí fueras real, te abrazaría y está vez, no te dejaría ir…- él, pensaba que estaba en unos de sus tantos sueños e ilusiones provocadas por su cabeza.

-Soy yo, Kagome – dijo, mientras con su mano temblorosa tomaba la de él, quien abrió sus ojos al sentirla. Se llevó la mano de él entrelazada con la suya a su mejilla – Soy yo, Inuyasha.

ʏ ʟʟᴇɢᴀꜱᴛᴇ ᴛᴜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora