Capítulo 13

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13

Midoriko se había ido dos días antes de la fiesta, la extrañaría, sí, la extrañaría. Antes de que se marchara le había entregado el regalo que le tenía para ella, Midoriko de igual le dio un regalo. Se abrazaron y prometieron en cuanto regrese se pondrían al corriente del chismerío. Inuyasha se despidió como de su propia madre. Como si fueran unos niños, Midoriko les dejo preparado sus comidas favoritas congelas en la nevera.

-Cariño – llamo Inuyasha, Kagome levanto la vista del libro que leía en la alfombra de la sala dándole toda la atención – Invite a Sango y a Miroku – lo miró con sorpresa para luego pasar a una feliz.

-¿Enserio? ¡Genial! – eufórica hizo a un lado su libro y se sentó a horcajadas encima de su novio.

-¿Te alegra conocer a mis amigos?

-¡Por supuesto! Quiero caerles bien.

-No te preocupes por eso, tú le caes bien a todos, y eso, en cierto sentido, me molesta – la tomo por la cintura y la acerco besándola.

-Celoso – murmuro al separarse.

-Solo contigo, cariño – y eso fue el inicio para otro encuentro sexual entre ambos. Inuyasha agradecía a las malditas pastillas anticonceptivas que su novia se tomaba.

°°°

-¡Apresúrate Inuyasha! – le exclamo Kagome un piso más arriba que él. Se encontraban como todas las tardes desde que Inuyasha llego, subiendo las escaleras. Esta era la subida ocho y ya estaba cansado, mientras que su novia parecía que recién realizaba la primera subida.

-¡Tienes que dejar de hacer esto! – Le grito sentándose en un escalón - ¡Ya estás demasiado deseable como para que te pongas mejor! ¡¿Acaso quieres matarme de celos?! – y no era broma, desde que Kagome empezó a hacer ejercicio, sus piernas se volvieron más firmes, torneadas y a cualquiera que las viera un deseo de tocarlas le crecería, su trasero había crecido mucho más de lo que antes era, más firme, más elevado. Su rostro se había definido, sus brazos también se reafirmaron. En pocas palabras, poseía un cuerpo de infarto. Completamente esbelto, su novia podía ser modelo, pero era egoísta como para dejar que hiciera eso, nunca permitiría que desconocidos la viesen.

-Inuyasha, ni siquiera sé cómo conseguiste el cuerpo tan sexy que tienes – no se había dado cuenta que Kagome bajo de las escaleras y se sentó a su lado.

-Me ejército en el gimnasio, no... con estás malditas escaleras, instalare un elevador – Kagome se río por las ocurrencias, se puso de pie seguido de Inuyasha – Esta bien, es todo por hoy – tomo de la mano a su novia y empezaron a bajar las escaleras. -¿Te apetece una ducha juntos?

-Es ¿una ducha juntos? o ¿una "ducha" juntos? – pregunto Kagome aunque ya sabía muy bien la respuesta.

-A, una "ducha" juntos, cariño – Kagome se carcajeo, se adentraron a su habitación con desesperación sacándose sus ropas esparciéndolas en un camino por el suelo hasta llegar al baño, en donde se empezaban a escuchar gemidos y jadeos, el agua caer y las pieles de sus caderas chocar con las mismas de su pareja.

°°°

-Llegaron – anuncio Inuyasha, Kagome dejo de preparar las ensaladas, se sacó el delantal de cocina dejando ver un vestido elegante bordo hasta sus rodillas en cuello V. Se limpió las manos y se aliso el vestido. – Cariño, estás Hermosa – Inuyasha le tomo de la mano y la saco de la cocina dirigiéndose a la entrada.

Miroku y Sango habían llegado. Miro atreves de un televisor pequeño que mostraba un auto negro estacionarse afuera, en la entrada. Estaban a unas horas de que sean las doce de la noche. Inuyasha abrió las puertas y salió al exterior, Kagome se tensó al recibir el frio de la noche. Aunque su vestido era de mangas largas la tela era fina, Inuyasha lo sintió y la abrazo.

ʏ ʟʟᴇɢᴀꜱᴛᴇ ᴛᴜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora