Yo Soy Tuyo Y Tu Eres Mia

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No había podido dormir en toda la noche. Solo de pensar que estaba compartiendo el mismo aire con ella lo impedía. Era la primera vez que la pasaban juntos y aunque hubiera preferido pasarla de otro modo, el solo hecho de dormir junto a ella le llenaba de gozo el corazón.

Después del baño en el Oráculo de Amón, estuvieron cenando y hablando hasta altas horas de la madrugada. Hacia tanto tiempo que no se reía así. Estuvieron tan a gusto juntos...es como si dos almas separadas se rencontraran después de mucho tiempo. Parecía que se conocían desde siempre. Hablaron de temas banales, de la vida en palacio, de Rahotep....pero eso era suficiente para empezar de cero.

Haendel estaba acostada en la enorme cama, mientras que él había preferido dormir sobre una alfombra en el suelo para no incomodarla, pero eso no había evitado que se hubiese acercado a ella para poder oler su pelo y acariciar su rostro evitando despertarla. Solo necesitaba eso. Hacía tantos años que no era tan feliz, que le daba miedo solo pensarlo.

Mientras dormía había preparado un desayuno con el que pretendía conquistar también su estómago y para ello dispuso en la terraza una bonita mesa al que no le faltaba ni el más mínimo detalle,incluyendo un bonito recipiente con agua donde había dispuesto una rosa de Egipto. Estando ensimismado en ello, una voz dulce y suave le dio los buenos días.

Buenos días ¿has dormido bien? pregunto Thutmes nervioso.

Si, gracias- dijo esta inquieta intentando que no se notara su mentira. No había podido dormir en toda la noche. No se sentía bien durmiendo ella en la cama y el en el duro suelo, por lo que se dio cuenta de todas y cada una de sus caricias, aunque disimuló porque si llega a abrir los ojos en ese momento, no sabía si no hubiera ido la cosa más allá. Después vio su deambular silencioso a la cocina y como se había tirado allí horas preparando los manjares que ahora se encontraban frente a ella, lo que le había provocado una gran ternura que intentaba disimular para no bajar la guardia.

Ven, siéntate aquí- dijo mientras le ofrecía una de las sillas hechas con hojas de palmeras que tan cómodas resultaron ser a pesar de su apariencia. Espero que te guste lo que te he preparado- dijo mientras esta esbozaba una pícara sonrisa.

¿Por qué te ríes? ¿no crees que he podido prepararlo? dijo este mirándola fijamente.

Claro que me lo creo- dijo mientras pensaba en el trajín que había tenido en la cocina desde el alba- pero es que no dejas de sorprenderme- dijo mientras Thutmés esbozaba una gran sonrisa de satisfacción mientras se sentaba frente a ella. Deja que te sirva- dijo este mientras destapaba una fuente donde se podía oler a pan recién hecho. Es de pasas y dátiles. Espero que te guste y la leche es de cabras de la zona dijo mientras le ofrecía un vaso.

¿No me dirás que también has ordeñado tu la cabra? dijo esta sarcásticamente.

Pues no, esta me la dejaron preparada mis fieles amigos, pero se hacerlo, no te creas- dijo mientras se la servía.

Pues ya me dirás como sabes cocinar, porque no veo yo al faraón en las cocinas- dijo esta mientras cogía un trozo de ese pan y lo llevaba a la boca, al tiempo que a Thutmés se le borraba la sonrisa de su boca.

Perdona, no quise molestarte. Se el esfuerzo que has hecho....

No es eso Haendel- dijo interrumpiéndola- es que quiero que olvides a Thutmés faraón y señor de todo Egipto. Aquí solo soy Thutmés, tu esposo y quiero que me veas como un hombre cualquiera que le ha preparado a su esposa un rico desayuno para comenzar bien el día- dijo mientras le cogía la mano suavemente.

Tienes razón, perdona. Todavía no me acostumbro a verte así- dijo mientras le sonreía, pero sabes...me gusta mucho este "nuevo" Thutmes-afirmo mientras le acariciaba la cara ante el regocijo de éste, así que vamos a ver como esta de rico este pan que me ha preparado mi esposo- señalo divertida y sin pensar realmente en lo que significaba esta afirmación para él.

La Elegida de Amón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora