La semilla de las dudas

409 39 3
                                    

Los días transcurrían muy despacio en palacio desde que llegaron de su particular paraíso. Apenas había visto a Thutmés que se encontraba inmerso en toda una serie de asuntos de estado de la mayor importancia lo que hacía que le quitara el sueño y se encontrase taciturno y malhumorado. No reconocía a ese Thutmés del que se había enamorado. Solo cuando llegaba la noche creía reconocerlo en lo más profundo de su mirada, pero cada vez le costaba más traerlo de vuelta a ella.

¿Se habrá cansado ya de mí Adama? preguntaba ésta a su querida confidente.

No señora, pero todo  durante el tiempo que estuvieron en los templos se fueron complicando los asuntos de estado. Fronteras inestables, conspiraciones palaciegas, tratados con otros países etc y ahora debe de ponerse al día. Es normal que por la noche esté agotado, pero nunca dude de que la ama profundamente, de eso no hay duda.

Daria lo que fuera por vivir tranquila y en paz. Nunca he deseado estar aquí, rodeada de lujo. Me siento en una jaula de oro. Necesito salir, trabajar, hacer algo...no puedo estar todo el día sin hacer nada...me voy a morir del aburrimiento- dijo esta mientras daba vueltas por la habitación.

No me permiten hacer nada... y estoy harta de tantos masajes y tonterías varias. ¡Si me hubieses conocido en mi tierra!- dijo mientras con la mirada intentaba traer recuerdos del pasado. Me encantaba coger mi caballo y salir a cabalgar, libre como el viento, sin que nadie me tuviese que decir que tenía que hacer ni como...como hecho de menos esa sensación. Aquí me asfixio.

Debe  tener paciencia mi señora, ahora debe cumplir otro papel. Amón así lo ha querido.

Si por lo menos Thutmés me dejase intervenir en algunos asuntos...Le pedí que me dejara crear un hogar para niños huérfanos y para las viudas y ni eso he podido gestionar. Podría ocuparme de tantos asuntos de los que él no puede por centrarse en otras cosas...

Asuntos ¿Que asuntos puede llevar a cabo una mujer? pregunto Adama divertida.

¿Una mujer? ¿ en serio me lo preguntas? Una mujer puede hacer exactamente lo mismo que un hombre. Puede luchar igual que el, puede pensar igual que él...puede hacer todo, igual que él ¿como puedes pensar que no es así? 

Porque un hombre siempre sera un hombre, mi señora. Las mujeres estamos para otras cosas... ya me entiende- dijo esta sonrosada.

Que difícil va a ser para mí estar aquí Adama.... que difícil. No me entendéis...¿Acaso no ha habido faraonas que han gobernado igual que un hombre?¿No fue Hatsepsut una mujer faraona que controlo todo Egipto?

Deberías lavarte la boca para nombrar a mi madre- dijo una voz por detrás de Haendel. Te prohíbo que la nombres. No tienes categoría para ello.

Los siento Meritré, solo pretendía....

No me interesa lo que pretendías, pero no quiero que tu sucia boca pronuncie su nombre.

Entendido Meritré, no volveré a pronunciar su nombre, pero si has venido buscando pelea, no la vas a encontrar- dijo esta mientras intentaba salir de la habitación mientras ésta le cortaba el paso.

Lástima que Thumés no te quiera compartir- dijo mientras la miraba de arriba a abajo. Podíamos haber sido un gran trío, señalo mientras intentaba besarla.

Déjame en paz Meritré. No me gustan las mujeres ¿no te ha quedado claro todavía?

Eso dicen todas, pero una vez  que lo prueban no piensan lo mismo. ¿No quieres probarlo?- dijo mientras la agarraba por la cintura.

He dicho que me dejes- dijo forcejeando Haendel hasta desacerse de ella- ¿Que es lo que quieres?

No se, como Thutmés ya no comparte cama contigo, he pensado que quizás tu y yo podríamos hacerlo.

La Elegida de Amón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora