Una broma del destino

560 50 7
                                    

El palacio era un hervidero de murmuraciones y cuchicheos. El faraón ya había sido informado de que la familia de la elegida de Amón se encontraba en la ciudad y un cierto malestar se había apoderado de él. No quería seguir coleccionando esposas que no amaba.

Señor ¿pero me está escuchando? dijo mientras veia como el faraón se encontraba sumido en sus pensamientos.

Si Rahotep, pues haz lo que tengas que hacer dijo sin disimular su disgusto mientras salía de la sala malhumorado. 

Pero señor ¿ a donde va? Tenemos que hablar de la boda y  por cierto ¿ha visitado ya a su esposa? debe evitar las habladurías que corren por el palacio.... ¿Señor, me oye?

Pero en esos momentos nadie lo escuchaba. Thutmés solo pensaba en todas y en cada una de las mujeres con las que había tenído sexo, si, sexo pero no había experimentado todavía lo que era el amor. Estaba harto de mujeres complacientes que se dejaban comprar a base de caros regalos y que mendigaban a su paso que el las mirase. Pero el se encontraba vacío. Muchas eran las noches en las que habia deseado ser solo un campesino, al que valorasen y amasen solo por lo que era...Si, el tenía tantas riquezas como ningún hombre se atrevería a soñar, pero el oro y la seda no aplacaban su alma, ni calentaban su corazón...

Cuando llegó a su habitación, una pareja de mujeres lo esperaban desnudas en la cama. Iros- no estoy de humor- dijo mientras les tiraba las túnicas que habían dejado en el suelo. Pero esposo ¿no me reconoces? dijo una Meritré dispuesta a engendrar un heredero a toda costa. Ya hace unos meses de nuestra boda y aún no la hemos consumado- dijo mientras con los dedos se pellizcaba juguetona los pezones. Quizás yo sola no te atraiga- dijo acercándose a la otra mujer- pero ¿y si jugamos los tres? dijo mientras empezaba a recorrer con su lengua el cuerpo de la esclava. En ese momento, esta se levantó y cogiendolo de la mano empezo a tocarlo de tal manera que pronto estuvo a su merced y como si un volcan se hubiera apoderado de su cuerpo empezo a poseerla mientras Meritré contemplaba la escena . Cuando terminaron Meritré se lanzo hacia la esclava y empezo a besarle el vientre mientras Thutmés hacía lo mismo con sus pechos, besando cada uno de sus pezones. Los besaba, los chupaba y los lamía cada vez con más intendidad. Entonces la esclava empezo a recorrer su clítoris con la lengua suavemente mientras Meritre chupaba el pene de Thutmés. Estaban tan calientes que Thutmés aprovechó para cogerla del pelo y ponerla de espaldas sobre la esclava y mientras se la metía por detras con fuerza, la esclava metía sus dedos en la vagina, experimentando los tres un orgasmo muy placentero.

A continuación y mientras Thutmés, se recostó sudando y con el corazón palpitando por la experiencia vivida, Meritré y la esclava abandonaron la habitación. Había conseguido el objetivo que se proponía. Ella tenía que engendrar al heredero del faraón antes que esa fulana que decía Amón. Ella, sólo ella sería la elegida.

Mientras el silencio se apoderaba de la habitación donde antes solo había gemidos, un Thutmés cansado cerraba los ojos intentando borrar de su cabeza el hecho de que  mañana tendría que conocer a esa pueblerina extranjera, otra más a añadir a su colección en el Harem...pero eso sería mañana.....


Al día siguiente, una delegación de soldados aparecieron en la casa de Seneb acompañando a Rahotep al que recibieron con una gran reverencia. Despues de todo se encontraban delante del gran visir , comunicandoles que tenían que acompañarlo a palacio en ese mismo instante. Una vez allí y sin saber el por qué de dicha visita, mientras contemplaban las maravillas de la sala, Rahotep se dirigio a ellos pidiendoles que se sentaran en esas lujosas sillas.

Soy Rahotep, visir de este vasto imperio al igual que tutor y consejero personal del faraón. Se me ha encomendado daros una noticia que seguro que os alegrará el corazón, aunque prefiero dejar esa buena nueva al Gran Sacerdote del Templo de Amón. Después ya os informaré de todo lo necesario para que podais se recibidos por nuestro señor y amo, el faraón Thutmés.

La Elegida de Amón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora