Corazón caliente y mente fría.

346 41 1
                                    

Cuando salio de palacio ya estaba casi amaneciendo. Debía darse prisa si quería llegar rápido a la casa de Seneb. No tenía otro sitio al que acudir, aunque sabía que allí sería el primer lugar donde la buscasen, pero necesitaba esconderse unos pocos días hasta pensar como regresar a su hogar, en el norte.

Ocultándose como si de una leprosa se tratase, consiguió salir de la ciudad, confundiéndose con todas esa muchedumbre de gente que deambulaba por ella camino a sus quehaceres y poco tiempo después se encontró  frente a frente con la casa que , si Amón no lo hubiera impedido, se habría convertido en su hogar, un verdadero hogar. Se dirigió a ella con miedo, porque no sabía como la podrían recibir y además no quería encontrarse con Nasser. Ahora era lo que menos necesitaba. Se sentía tan triste , tan mal que se hubiera tirado a sus brazos solo con verlo.

Armándose de valor, puso rumbo hacia la misma y sin pensárselo mucho pego en la puerta, donde una madrugadora Nofret le abrió sin dar crédito a lo que veía.

Debo estar aún soñando- dijo esta mientras volvía a cerrar la puerta.

No Nofret, soy yo Haendel- dijo esta intentando impedir que lo hiciera.

¿Haendel? Pero ¿que haces tu aquí y con esas pintas?

Necesito esconderme durante unos días- dijo esta mientras intentaba entrar.

¿Que te ha pasado?¿Que has hecho? pregunto ésta intentando no despertar a los niños que aún dormían.

Ya te lo explicaré. Ahora solo necesito quedarme por unos días en un sitio seguro.

¡Estas loca! Eres la faraona y yo más loca todavía por hablar contigo. ¿Sabes que nos pasaría si te encuentran aquí? No se lo que ha pasado, pero creo que debes resolver tu problema en otro sitio.

Nofret por favor, te lo pido como amiga.

En esos momentos,la hija pequeña de Nofret, gritando de alegría se abalanzaba sobre ella.

Haendel ¿eres tu? ¡ Creía que ya no iba a volver a verte!¡ Cuanto te he echado de menos! dijo la pequeña rodeándola con sus brazos.

Déjala- dijo Nofret regañándola. Vete a dentro y no digas a nadie que has visto a Haendel ¿entendido?

Pero mama

Haz lo que te digo- grito esta mientras la entraba en la casa.

No puedes estar aquí. Si descubren que te hemos ayudado nos quemaran la casa y todos los campos ¿ eso es lo que quieres Haendel? dijo con cara de preocupación. No puedo hacer lo que pides . Comprendeme.

Lo se, pero necesito que me ayudes. No tengo a quien recurrir aquí -dijo Haendel mientras se desplomaba de rodillas y empezaba a llorar desconsoladamente.

No se lo que te ha pasado para estar así, pero cuanto menos sepa, mejor. Lo único que puedo hacer es mandarte a la casa de la montaña. Seneb y Karomama están allí porque es la época de esquilar a las ovejas y hacer el queso y espero que se le ocurran donde ocultarte sin que nadie se entere- dijo mientras la levantaba del suelo.

¿Y como llego hasta allí? dijo esta nerviosa. No conozco la zona.

Le diré al viejo Talik que te lleve escondida. Hoy debe llevar provisiones a la montaña. Es de confianza y no hará preguntas.

Muchas gracias . Nunca olvidaré tu ayuda.

Ojalá algún día encuentres la paz y la calma que no has encontrado en palacio. Que los dioses te acompañen- dijo esta mientras se despedía de ella y se dirigía a hablar con el viejo Talik.

La Elegida de Amón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora