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Ya en el consultorio...

Sesshomaru se sienta en su silla, detrás de el inmenso escritorio de vidrio y Kagome toma asiento en las sillas para pacientes.

Sabe que está nerviosa y aunque sienta un poco de curiosidad por saber el motivo que la haya guiado hasta él no la quiere presionar.

Ella coloca las manos sobre su regazo y las entrelaza, hace un mohin con sus labios y respira lentamente antes de hablar. La penetrante mirada inexpresiva de su cuñado,la catapulta a un abismo de emociones...

Desearía tener el valor suficiente para decirle que deje de ser tan inflexible o que por lo menos demuestre que está molesto porque su tonta cuñada se encuentra frente a él robandole su valioso tiempo,más no lo dice. Sus ojos azules por milésimas de segundos chocan con el dorado curioso pero sereno.

— yo... —  se aclara la garganta.

— ¿Tu? —  Sesshomaru ladea la cabeza.

— Siento mucho molestarte. Sé que eres un hombre demasiado ocupado y te prometo no quitarte mucho tiempo.

— No te preocupes por el tiempo Kagome.

Silencio

¿Porqué siempre ha sido un esfuerzo descomunal hablar con Sesshomaru?

¿Será por lo antipático que es?

¿Será que no le agrada que sea parte de  la familia?

Pueda que sea el ser más frío que haya conocido pero siempre ha mostrado ser respetuoso y veraz.

—  ¿Kagome? — le nombra y su voz le trae de vuelta a la realidad.

— ¿eh? Lo siento — nuevamente se aclara la garganta — quiero ser directa y te pido disculpas nuevamente pero quiero saber quién era la chica que les hacia compañía a ambos en la cafetería central el miércoles por la noche.

Sesshomaru arquea una ceja y se reclina en su silla. Kagome se queda en silencio y evade su mirada interrogante.

— Kikyo es colega nuestra, dirige el área de maternidad — contesta su pregunta con naturalidad.

— Entiendo.

—  Aunque si tienes dudas deberías de buscar las respuestas tu misma. Inuyasha nunca dejará de ser el cabron que es.

Kagome bajó el rostro, no podía ir en contra de las palabras de Sesshomaru.

— Sé que eres una enfermera, deberías de trabajar aquí y así te aseguras — continúo plantando con sutileza la duda en la mente inquieta de su cuñada.

— Seguramente piensas que estoy loca — sonrió nerviosa.

— No Kagome, no lo pienso ni lo eres. Tienes todo el derecho de averiguar las respuestas de tus interrogantes.

— No quiero que Inuyasha sepa que hemos tenido esta conversación — dijo y por primera ves se atrevió a hacer contacto visual.

— No tiene porqué saberlo aunque tendrás que verlo porque sabrá que haz venido al hospital —  Kagome asintió porque sabía que Sesshomaru tenía razón. Su esposo parecía vigilarla todo el tiempo.

—  Tienes razón — se levanta —  muchas gracias Sesshomaru,  pensaré en tu propuesta.

—  Hazlo y cualquier cosa que necesites no dudes en buscarme.

Al salir la morena de su consultorio, quedó meditando en el motivo que la guió hasta él. Quizá Inuyasha tendría muchas cosas que explicar pero esperaría pacientemente, tal como lo ha hecho desde que la conoció aquella noche.

Tóxico (Terminado) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora