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— Debiste marcarla.

— ¿Marcarla?

Preguntó Bankotsu completamente aturdido por la conversación entre padre e hijo. Aunque les oía no comprendía absolutamente nada.

Sesshomaru le miró de reojo e Inu no frunció los labios.

— Es una larga historia.

Contestó al cabo de unos segundos Sesshomaru. El moreno seguía perdido.

— oh, vamos... Somos amigos Sesshomaru, casi hermanos. Además, hoy por la mañana...

— Créeme Bankotsu, este no es el momento — le interrumpió Sesshomaru con tono mordaz.

— Está bien.

Aceptó zanjar la conversación, por el momento. Sesshomaru se movía de un lado para otro, el enorme vestíbulo, en casa de su padre, le era demasiado pequeño para estar yendo y viniendo.

Su desesperación había ido en aumento luego de que llegasen a casa de Sango, y la pareja les dijera que no sabían nada de Kagome. La castaña no pudo reprimir las lágrimas y se echó a llorar entre los brazos de Miroku. Ella era una testigo fiel del maltrato al cual era sometida su amiga azabache y pensó lo peor.

— Si la hubieras marcado, seguramente en estos momentos ya estarías con ella.

Inu no continuó la conversación que, obviamente para Bankotsu le parecía que hablaban en otro idioma.

— Padre, sabes perfectamente que no podía, no en ese momento. Ella tiene que estar legalmente separada de Inuyasha.

— ¡Fhe!

Bufó el mayor de los Taisho. Rodó los ojos y se sentó en un enorme sofá en forma de L. Sacó un pañuelo de el bolsillo de su chaqueta y se limpió el sudor que emanaba de su frente.

Nunca antes había visto tan descolocado a Sesshomaru y eso lo inquietaba puesto que Yako, tenía más oportunidades para hacer de las suyas.

— Sugiero que vigilemos a Inuyasha.

Habló Bankotsu después de ser un simple espectador. Inu no estuvo de acuerdo con ello.

— Con cuerdo contigo muchacho. Inuyasha seguramente olió ambas esencias y no creo que se quede tan tranquilo, algo tuvo que hacer.

Bankotsu rodó los ojos. Le fastidiaba que ese par hablaran en clave. Ni siquiera sabía que carajos hacía allí, ah ,si... Era el amigo de Sesshomaru.

Sesshomaru pareció pensarlo mejor aunque obviamente terminó aceptando la sugerencia de Bankotsu.

En ese preciso momento, su padre se puso en contacto con el jefe de la jefatura distrital. Moryomaru aceptó encantado y cómo no, se trataba de un Taisho.

Media hora después, Moryomaru les llamó para avisarles que había desplegado un grupo de oficiales encubiertos en los alrededores de el edificio, en donde Inuyasha tenía el apartamento así que solo les quedaba esperar que el pez mordiera el anzuelo.

Aunque la palabra paciencia ya no existía en el vocablo de Sesshomaru. Sería todo un reto para él si lograba quedarse quieto, esperando una jodida llamada.

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Con movimientos ágiles tomaba la toalla y la sumergía dentro de una cubeta con agua fría, la sacaba y la apretaba con ambas manos para extraer el exceso de líquido, luego la colocó con sumo cuidado sobre el costado izquierdo de la mujer.

Tóxico (Terminado) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora