- Como que estás usando más labial hoy, que lo usual - insinuó la mujer con una sonrisa socarrona. Su oyente rodó los ojos e ignoró el comentario de su amiga y compañera.- ¿ Y eso te perjudica? - contraatacó aplicándose rímel.
- ¿A mí? No, no, para nada - sonríe maliciosamente - aunque si lo analizo mejor, parece que quieres ocultar algo con tanto maquillaje.
La chica apretó sus puños y tensó la mandíbula. Esa maldita metía sus narices donde no debía
- Vete al diablo Sara.
Molesta tomó su pequeño bolso cosmetiquero y salió de los baños femeninos. Ya estando en el puesto de enfermería se aseguró que el maquillaje estuviera haciendo su trabajo.
DIEZ DE LA MAÑANA
- ¡Doctor Inuyasha!
- ¿Qué quieres Rin?
- Tiene una llamada telefónica y es internacional.
- La tomaré en mi consultorio, enlazala.
La chica de inmediato hizo lo que se le ordenó. Inuyasha al entrar al consultorio, lo primero que hizo fue tomar el teléfono. Se sentó en su silla y comenzó a jirar de un lado para otro mientras hablaba.
- Espero que me estés extrañando tanto como yo - dice la voz al otro lado de la línea. El peliplata menor sonríe y sin querer se sonroja.
- ¿Lo pones en duda? ¡Joder! Adoro oír tu voz - confesó eufórico.
- ¡Vaya! Eso me ha alegrado el día bebé... Revisa tu correo.
- ¿Para qué? - pregunta con el ceño levemente fruncido.
- Hazlo.
- Bien.
Inuyasha se incorpora y prende el computador. Ingresa a su correo personal y sonríe al notar que la pestaña de nuevo mensaje parpadea, le da click y abre el documento electrónico. Sus ojos ambarinos se iluminan y su rostro sincelado resplandece.
- ¿¡Es en serio!?
- Claro ¿Porqué tendría que mentir. Nos vemos en una semana cielo, besos.
Después de esa llamada se sintió eufórico, deseoso de sexo sin embargo estaba en un puto hospital y el patético de su medio hermano era el director, así que tendría que bajarle el gas a sus ánimos y ponerse a trabajar.
MEDIA HORA DESPUÉS
La puerta de su consultorio se abre de repente, ni siquiera se inmuta puesto que ya sabe quién es el único que se toma el descaro de no llamar antes de entrar; su querido hermanito, o medio hermano, como sea.
- ¿Qué se le ofrece director Taisho?
- Tu estúpido tono protocolario en estos momentos me enerva así que mejor ahórratelo y explícame el porqué no estabas aquí en la mañana.
- El hecho de que, desafortunadamente seas mi "jefe" no significa que tenga que darte explicaciones de mi vida privada.
Sesshomaru arquea una ceja y pide mentalmente a todos los dioses existentes que le den paciencia porque de no ser así, Inuyasha saldría volando por la ventana en ese mismo momento.
No lo soporta o mejor dicho, no se soportan. El deseo, el instinto animal se apodera de ellos en aquellas ocasiones como esta, en las que están solos, en un espacio lo suficiente grande como para darse sus buenos trancazos. Pero Sesshomaru no puede caer en las tentaciones de su medio hermano, no puede ser tan estúpido como para darle el gusto que quiere.
Sí, Inuyasha quiere que Sesshomaru pierda los estribos para que se lance sobre él y así su señor padre tenga los motivos necesarios para echar a Sesshomaru de la dirección y obviamente obtener el puesto él... Pero a Inuyasha le hierve cada vez más la puta sangre ¡Sesshomaru nunca lo hace! ¡Joder! Qué le cuesta cogerlo de el cuello y golpearlo aunque, siendo honestos, Inuyasha también sabe que si eso llega a pasar no viviría para contar el cuento.
Sesshomaru se acerca, coloca ambas palmas de sus manos sobre el escritorio, sonríe, raramente lo hace, e Inuyasha entorna los ojos, se prepara para recibir lo peor.
- Cuando tengas una de tus putas llamadas internacionales, asegúrate que la línea esté codificada - Inuyasha abre la boca y los ojos como platos - No querrás que esa dulce voz llegue a oídos de tu esposa ¿ O sí?
- ¡Maldito!
Inuyasha de un solo movimiento se levanta y toma a Sesshomaru de el cuello de su bata. La diferencia de estaturas es notoria y sabe que el peliplata mayor no le tiene miedo puesto que aún no logra borrar esa patética sonrisa de su rostro.
- ¿Qué pasa Inuyasha? ¿Quieres golpearme? - le provoca ampliando su sonrisa burlesca.
- ¡Cállate,maldito hijo de puta!
- ¿Yo hijo de puta? ¡Tu madre fue quien se metió en la cama de mi padre! ¡Además de pobre, una ramera!
Los gritos se oían en todo el pasillo, Rin, nerviosa corrió hasta la oficina de presidencia, en donde el Doctor Inu no, mantenía una conversación amena con su amigo. Irrumpió sin siquiera llamar y los dos pares de ojos se posaron sobre ella y le vieron como si tal le hubiera vuelto loca.
- El... El Doctor Sesshomaru e Inuyasha están discutiendo ¡Se van a matar!
Inu no se levanta como si hubiera sido expulsado por un resorte de el asiento y sale de su consultorio como alma llevada por el mismísimo demonio. El doctor Naraku lo sigue y la enfermera Rin decide quedarse en el área de enfermería.