Cuando era pequeña, mamá siempre me decía que el amor era el sentimiento más hermoso que el ser humano podía experimentar.Mientras me cepillaba el cabello, me explicaba las miles formas en las cuales papá le demostraba cuanto le amaba...
Dieciséis años después, me he dado cuenta que en lo que siempre había creído nunca ha existido o es que, quizá soy parte de ese número incontable de mujeres que sufren a manos de hombres que dicen amarnos.
Conocí a Inuyasha Taisho cuando tenía quince años, desde entonces creí que él era el "amor de mi vida" qué tonta e ingenua he sido. "Sí me amara no me lastimara" esa frase se repite mil y una vez más en mi cabeza.
— ¿En qué piensas? — su voz me saca de mis pensamientos y mastico el trozo de pizza que aún tenía en mi boca. Observo a mi esposo antes de contestar, quien está sentado en el sofá frente a mi. A veces es difícil de comprender como un chico con rostro de ángel te puede llevar al infierno en cuestión de segundos.
— Sango me comentó que hoy tenemos noche de chicas, así que no me esperes — le digo mientras me limpio la boca con una servilleta. Él me mira con el ceño fruncido.
— ¿De nuevo? — su ceño está fruncido — Como que se está volviendo frecuente que pierdas el tiempo con ese grupo bueno para nada.
— Son mis amigas Inuyasha, las conozco desde que éramos unas niñas — le recuerdo con cautela. Él hace un ademán con su mano, restándole importancia a lo que yo he dicho anteriormente.
— Ahora tienes 22 años y eres mí mujer. Tu obligación es estar en casa y servirme — aprieto ambos puños. Mi boca pica, hay tantas cosas en ella que deseo gritarle sin embargo no lo hago. Me abstengo porque sé que provocarle no tendría buenos resultados.
— Eso es lo que hago todos los días, desde que me levanto hasta que me acuesto — le recuerdo rápidamente por si lo ha olvidado. Él mastica el último trozo de pizza y el sobrante lo deja en la caja. Se limpia la salsa de tomate que ha quedado embarrada en sus dedos y me mira.
— Excelente, para eso es que debe de servir una mujer. No para andar tonteando en bares como si fueses una loquilla.
Inuyasha se levanta de el sofá y se encierra en la habitación. Minutos después escucho el agua de la ducha caer.
Dejo escapar el aire retenido, callar fue una buena opción, siempre es igual, por más que me esfuerzo no logro hacerle entender que aunque sea una mujer casada también necesito mi espacio, mi tiempo a solas o en compañía que no sea la suya.
Me levanto de el sofá y recojo la caja con las sobras de pizza y el pichel de soda para llevarlos a la cocina. Mientras lavo los platos me grita desde la habitación que Sango me ha llamado y le contestó que estoy indispuesta, y que no podré salir.
Me muerdo la lengua para no decirle tantas cosas que se merece que le diga.
— Me voy a trabajar — Me gira y besa mi frente — Sesshomaru quiere que le entregue el conteo quirúrgico así que llegaré noche.
— Últimamente Sesshomaru te "exige" mucho — le digo frunciendo los labios. Sus manos me aprietan ambos brazos.
— ¿Qué insinuas?— frunce el ceño.
— Nada, vete. Llegarás tarde.
Me mira analíticamente. Me conoce tanto como le conozco yo así que sé que he logrado plantar la duda en su cabeza y no estará tranquilo hasta que logre arrancarme las palabras de mi boca.
— Sabes Kag — me acaricia suavemente la barbilla — Eres una mujer sumamente hermosa y muy importante para mí pero... — me sujeta bruscamente y sus uñas se clavan en mi carne. Mis dientes chocan entre sí por la fuerza con la que me sujeta la barbilla — Tienes una imaginación estúpida y eso es un gran obstáculo para tu desarrollo intelectual.
Me besa con brusquedad, muerde mi labio inferior hasta que lo hace sangrar. Gimo de dolor e intento alejarlo pero me ha presionado contra la encimera y su cuerpo. Mis brazos están sujetos por uno solo de él mientras con la otra mano me aferra la barbilla, así evita cualquier movimiento en mi cabeza.
Degusta el sabor metálico de mi sangre y sonríe satisfecho. Me toca la punta de mi nariz para luego besar mi frente.
— Te amo Kagome.
Me dice para luego girarse y marcharse. La sangre que emana de mi labio hinchado recorre mi barbilla y cae en mi blusa blanca manchandola y recordándome a mi, una ves más, que ese no es amor...quien ama no lastima y si lastima es porque no ama.
Tomo un poco de agua entre mis manos y me lavo el rostro. Me quejo porque he rozado mi labio lastimado y maldigo internamente a Inuyasha. Me encierro en la habitación y me dejo caer en la amplia cama, con los brazos extendidos a ambos lados de mi cuerpo observo sin mucho interés el movimiento de las aspas de el abanico que está colgado de el techo, mientras mi mente se encuentra en una constante batalla...
Se puede tener todo más no hay felicidad y a veces deseo perderlo todo pero tener amor, un amor puro, genuino, que no lastime, que no hiera y sobre todo que no engañe ¿Cuánto tiempo podré seguir resistiendo? ¿Cuándo será ese día en que he de abrir mis ojos y ponerle un alto definitivo a mi situación?
Pueda que Inuyasha tenga razón. Solo soy una mujer cobarde, sin las suficientes agallas para luchar el día a día en soledad. Me he aferrado tanto a lo poco que me brinda que siento que seguir sin él a mi lado me es imposible ¿Apego? Es lo más probable porque amor nunca ha sido. Lo que nos une es simple atracción y costumbre... él está embelesado con mi cuerpo y yo acostumbrada a su presencia. Esa es la maldita realidad.
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Lo sé 😐es un capítulo demasiado corto y probablemente así sean todos, pero así se me hace más sencillo actualizar pronto y no estancarme con las ideas.
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Tóxico (Terminado)
Fiksi PenggemarQuien ama no lastima y si lastima es porque no ama.