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La mujer sonrió y se acomodó el escote. Con pasos elegantes caminó hasta la puerta y antes de girar el pomo, se aseguró de estar perfecta. Abrió y su invitado esbozó una encantadora sonrisa, obviamente satisfecho por lo que veía.
- Creí que no vendrías - le dice en tono sensual y humedeciendo sus labios carmín.
- y perderme esto - le señala con ambas manos. Ella se abalanza sobre él y lo besa con desesperación.
Entran aún besándose con fogosidad y a como pueden cierran la puerta. Se dejan caer en un sofá y él aprovecha para acariciar las piernas expuestas de la mujer. Ella jadea y farfulla palabras poco audibles, presa de el deseo, de la desesperación porque la haga suya. El hombre deja sus labios por falta de aire y respira agitado, ella, lo mira y lo seduce; le acaricia con su mano el bulto de su entrepierna logrando que su joven amante cierre los ojos.
De un momento a otro, es como si alguien ajeno al entorno se apoderara de el cuerpo masculino y la sensación de poder, de dominio se disluye en toda la sala. No obstante, ella no tiene miedo, al contrario, lo disfruta... Disfruta de su poder, de su fogosidad. Con movimientos rápidos la toma de el cabello y lo jala con tanta fuerza que ella se queja, más no lo detiene. La insta a que le baje los pantalones y le mame la polla. Media hora después, el hombre se corre en la boca femenina con un grito felino. Ella degusta el sabor entre sus labios mientras él se desnuda por completo. Destroza el pequeño vestido dejándole totalmente desnuda y ocurre... ocurre lo mismo de siempre; la abofetea antes de volver a besarla, ahora con más fuerza, tanta que rompe su labio inferior.
- ¿Quieres más? - la cuestiona y le muerde un pezón erecto hasta probar el sabor metálico. Ella grita y tiembla en el sofá - ¡Dímelo!
- ¡Sí! ¡Joder! Quiero más... Me gusta.
Otra bofetada resuena en el lugar.
La levanta por los cabellos y la empotra a la pared con tanta fuerza que su mejilla se hincha. Le separa las piernas con una rodilla y antes de embestirla le pega en las nalgas una y otra vez, no parará hasta que no logre lo que desea. Quizá sean lágrimas de placer o de dolor pero la mujer llora, gime aún con su rostro pegado a la pared. Su perfecto maquillaje ahora luce como una horrible máscara negra.
La penetra profundamente mientras se aferra a las caderas femeninas. Se encorba y nuevamente ataca el orificio vaginal sin piedad alguna.
- Vamos nena, pídeme más.
- Más, sí, quiero más.
Sin preámbulos la cambia de posición y la obliga a colocar las manos en ambas rodillas, el arco que hace su espalda es perfecto para proseguir las acometidas.
Al terminar el acto sexual, la mujer siente adolorido todo su cuerpo y su sexo sangra. Ahora el hombre yace en el sofá, profundamente dormido. Después de haberse dado una larga ducha, se viste con una bata de seda y se prepara un té de manzanilla. A las cuatro de la mañana, su amante abandona el apartamento y ella se echa a dormir mientras se pregunta el porqué aún sigue sosteniendo una relación tan animal con él.
OCHO DE LA MAÑANA
Sesshomaru se prepara para una importante y delicada cirugía de columna vertebral. Mientras se viste adecuadamente con la indumentaria quirúrgica le pide a Rin que llame a la doctora Kagura Usumaki, su futura esposa, para que le ayude en la intervención.
- Doctor.
- Dime Rin.
- La doctora Usumaki no se presentó - Sesshomaru frunce el ceño pero no dice nada al respecto.
- Localiza a Inuyasha - Rin aguarda en silencio - ¿Qué pasa?
- Él tampoco se presentó a trabajar.
- Pero qué demonios les pasa.
Exasperado llama él mismo a la Doctora Takeda, la cual llegó minutos después.
Tres horas después, la intervención fue todo un éxito y se dirige a su consultorio para poder descansar un poco, pero en el pasillo se encuentra con Bankotsu. El moreno lo felicita y lo sigue.

Tóxico (Terminado) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora