¿Cómo se supone que debes de actuar frente a la persona que amas en silencio? ¿Ser práctico ayuda? Lo noto, noto cómo mi cercanía le afecta, sé que me desea, tan jodidamente como yo la he deseado desde que la conocí esa noche ¿Debería decirle? ¿De confesarme? Eso es lo que mi corazón grita pero mi cerebro me amonesta <<aún no es el momento>> ¿Porqué? Bueno, se supone que yo en menos de un mes tengo que contraer matrimonio con Kagura, una mujer que, me atrae y mucho sin embargo no es lo suficiente ni lo será porque ella no es Kagome.
Vierto el contenido de la botella en dos copas, las tomo y regreso a la sala. Le ofrezco una y la coge con timidez. El sonrojo en sus mejillas es mi color favorito...
Da un pequeño sorbo y luego ve a todas partes menos a mí. Me siento extraño, nunca he estado en silencio con una mujer por más de cinco minutos; será porque no hablo y solo las llevo a la cama. Aclaro mi garganta y dejo la copa sobre la pequeña mesita ratona rústica.
— Es evidente que el silencio me molesta — le digo mientras me reclino en el sofá y masajeo mis sienes con ambas manos.
— Lo siento muchísimo, es solo que me siento...
— ¿Extraña? — ella asiente.
— Yo también lo estoy. El silencio me frustra.
— Entiendo — coloca la copa junto a la mía y deja sus manos sobre su regazo — supongo que estás acostumbrado a la acción.
— ¿Acción? — sus palabras me hacen reír y nuevamente se sonroja.
— No, o sea lo que quise decir es que ...
— Soy práctico Kagome — le interrumpo — cuando una mujer me gusta la llevo a la cama y tengo sexo con ella.
— ah — es lo único que dice y deja de verme.
No sé hasta dónde nos va a llevar esta dichosa cena pero no puedo negar que estoy disfrutando con su compañía. Es una chica demasiado tímida... Sí tan solo pudiera tenerla entre mis brazos.
La puerta suena y me levanto, la comida ha llegado. Abro y tomo el servicio de manos de el repartidor, le pago en efectivo y cierro. Camino hasta la cocina y me dispongo a preparar los platillos. A los segundos Kagome está detrás de mí y siento cómo sus manos me acarician la espalda, en cuanto me giro, aparta sus manos y me pide disculpas.
— Lo siento , no debí es solo que...
— ¿Qué Kagome? — se muerde el labio inferior.
— No pude evitarlo.
— ¿Qué más no quieres evitar?
— Sesshomaru esto es un error.
Dice e intenta marcharse pero la cojo de un brazo y la detengo. Ella oculta sus ojos con el flequillo de su cabello, la tomo de la barbilla y le levanto lentamente el rostro. Sus ojos azules se han llenado de lágrimas.
— ¿Porqué lloras?
Limpio una lágrima que se escapa con la yema de mi pulgar. Ella niega pero insisto, tengo que saberlo.
— ¿ Crees que es bueno que duerma con tu hermano y sueñe contigo?
— Kagome yo...
— ¡Contesta Sesshomaru! ¿También te pasa lo mismo?
Me quita la mano que tenía en su barbilla y se aleja de mí.
— Qué estúpida que soy — sonríe mientras sube y baja los brazos rápidamente — en un mes te vas a casar con la mujer que amas y yo — llora nuevamente — se supone que estoy casada con el hombre que amo.
— Tú no amas a Inuyasha.
— Tú no sabes nada — masculla.
— Sé más de lo que te imaginarás Kagome.
— No me importa ¡Tu eres igual que él!
— Jamás me compares con ese imbécil — espeto.
La sujeto con fuerza de la cintura y la pego a mi cuerpo. Ella lucha por querer safarze pero no se lo permito. La estampo contra la pared y la aprisiono aún más pegando mis caderas a su pelvis.
Ella jadea y yo intento mantener la calma ya que estoy tan desesperado por hundirme en ella que me estoy volviendo loco.
Nos miramos fijamente hasta que ya no podemos seguir ignorando ni conteniendo la pasión que nos inunda. Me aferro a sus labios con ansiedad, ella intenta seguir mis movimientos pero ¡Joder! Deseaba tanto poder probar sus labios que no quiero parar, no quiero detenerme.
Abre más su boca y aprovecho el movimiento para meterle mi lengua... Mi miembro reacciona de inmediato y palpita dentro de mi boxer. Mis manos viajan por toda su perfecta figura y con brusquedad le bajo el vestido ¡Vaya! No lleva sostén...
Masajeo uno de sus enormes senos mientras beso su cuello, su lóbulo y bajo hasta su clavícula.
— Sessh.
Sin reparo succiono uno de sus hinchados pezones. Lo degusto con mi lengua y tiro de el. Sus piernas flaquean pero la sujeto rápidamente.
La levanto y se enrosca a mi cintura, ambos sexos se rosan y es como recibir una descarga eléctrica. Ambos gemimos eufóricos, deseosos de más.
A estas alturas ya no me puedo detener, ya no quiero. Sus manos jalan mi cabello aún húmedo y su boca balbucea sonidos excitantes ¡Joder ! Me está matando.
— ¿Estás segura? - la cuestionó en un momento de lucidez mental.
— Yo...
— Si no lo deseas puedo parar.
¿Parar? ¿Porqué cojones tuve que haber abierto mi boca? ¡Maldita sea!
— Desde que te conocí he deseado este momento — me dice mientras acaricia mi rostro. Cierro los ojos y disfruto de su tacto suave — pero no quiero que solo sea un simple impulso.
Tiene razón ¡Claro que la tiene! No quiero que se sienta como un trozo de carne, una más de mi colección pero ¿Qué hago para demostrarle mi amor? La bajo lentamente y se acomoda el vestido. Me sonríe como si nada hubiera pasado.
— ¿Cenamos?
— Por supuesto.
<<Necesito una ducha urgente>>
