las lágrimas del monstruo.

1K 182 159
                                    

–08–


Había pasado una semana desde que Frank había llegado a mi habitación aquella tarde, y por primera vez estaba decidido en sacarlo al exterior, -el término aún sonaba mal, porque frank no era una especie de mascota, era una persona-.

  Simplemente podríamos salir por la ventana en medio de la noche y caminar tranquilamente por el barrio, me gustaban las noches de verano, el ambiente fresco que recibíamos de lo nocturno, te invitaba a salir de tu hogar.

Y te preguntarás por qué quería salir de mi casa como si estuviera escapando, pues era simple, había discutido con Donna.

Por alguna razón, yo no duraba más de dos minutos en medio de una discusión y ya estaba llorando y pidiendo disculpas por algo que ni siquiera había hecho, pero Donna torcía cualquier situación a su favor, poniéndose a ella misma como una víctima y a mi como el culpable de todas las atrocidades de las que se me acusaba.

Simplemente me había llamado hasta la sala porque notó que el florero no estaba en el mueble, en cambio, había puesto un portarretrato con la foto de Donald, mía y ella, donde parecíamos una familia feliz.

No sé qué fue lo que la enojó primeramente, que haya roto su florero sin flores, o que pusiera la foto de Donald en su lugar. Yo de verdad no la comprendía, ella comenzó a gritarme, a decirme que no era nadie para cambiar de lugar las cosas de la casa, que ella se mataba trabajando para que yo hiciera ese tipo de cosas.

Y yo seguía aferrándome a la baranda de las escaleras, sabía que posiblemente Frank estaba escuchando todo, puesto que había dejado la puerta de mi habitación entreabierta, suspiraba ansioso ante las miradas furiosas que recibía de Donna, mientras que ella seguía diciéndome que por qué yo no podía ser normal.

“¿A qué te refieres con normal, Donna? Tengo que quedarme todos los días, sólo, agradezco enormemente que trabajes para que no me falte nada, pero algunas veces, necesito más que eso. Y no me refiero a nada material.”

Las palabras habían salido de mi boca, sin que me detuviera a repensarlas, estaba perdido ahora que lo había dicho, era seguro que ella comenzaría con su otro discurso previamente preparado, donde llevaría una de sus manos a su pecho y haría ese gesto de indignación.

“¿Me estás exigiendo más?”

Ella retorció toda la situación. Ahora me hacía sentir como un tonto egoísta, y ella quedaba como la persona buena que trabajaba muchas horas extras para comprar cosas que realmente no necesitábamos, cosas que nunca le pedía.

Así que ahora yo simplemente debía guardar silencio y dejar que ella tirara toda su mierda contra mi, dejaría que ella dijera todas las cosas hirientes en las que no se detenía a pensar.

“Si sabía que tener un hijo sería de este modo, la verdad es que hubiera preferido no haberte tenido.”

Me retorcía contra la baranda, mis ojos terminaban cristalinos, pero nunca me permitía llorar frente a ella –aunque mis ojos y lágrimas parecían mandarse sólos-, así que lloraba en silencio mientras que ella cruzaba sus brazos sobre su pecho y movía uno de sus zapatos de tacón sobre el suelo, me desmoroné lentamente contra las escaleras hasta quedar sentado en un escalón, me dolía el pecho y la cabeza, y la verdad necesitaba salir corriendo hasta mi habitación para no salir de ella hasta que Donna se fuera a trabajar al día siguiente.

Ella suspiraba, yo ya no la estaba viendo, porque mi rostro estaba escondido entre mis manos, mientras que me sacudía cada tanto por los sollozos.

A ella no le importaba realmente, volvía a suspirar y se movía nerviosamente en el lugar en el que se encontraba.

“Deja de llorar, Gerard, eso es jodidamente raro también, ¿sabías? Los hombres no lloran.”

Ahora escuchaba como buscaba algo en su cartera –un cigarro- y lo encendía con manos temblorosas, me quedé estático en mi sitio, ni siquiera estaba seguro de que respiraba, simplemente había detenido todos los movimientos de mi cuerpo y me quedaba viéndola fijamente, aunque no pensaba en ella. Pensaba…

Pensaba en Donald y en que hubiera sido mucho mejor si en lugar de que él se fuera de la forma en la que lo hizo, hubiera sido yo.

“¿Quieres saber por qué puse esa foto sobre el mueble?”

Murmuré, ella ni siquiera respondió adecuadamente, simplemente había rodado los ojos mientras soltaba esa nube de humo de sus labios rojos.

“Porque lo extraño.”

Mis uñas se habían enterrado en mis muslos mientras veía el gesto de desaprobación en su rostro, a ella no le importaba realmente, me pregunté si alguna vez ella nos amó. Volví a abrazar mis piernas y a quedarme sumamente quieto, cerré los ojos por unos segundos.

Tu padre fue un cobarde, Gerard, todas las personas que se suicidan lo son.”

Y algo en mi interior se quebró de una forma dolorosa, pero me había dado la suficiente fuerza como para levantarme y subir lentamente las escaleras, ignorando su comentario, no quería que sus palabras dejaran raíces en mi cabeza.

Cuando entré a mi habitación, Frank estaba llorando sobre la cama.

Sonreí, él era el único que me comprendía.











Nota;
espero que puedan ir comprendiendo qué es lo que en verdad sucede con Gerard. ;p

mi monstruo punk. » frerard.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora