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Era de noche, a Donna se le había ocurrido la gran idea de colocar las luces de navidad en la sala, en pleno abril, pero era por mi cumpleaños. Había comprado un pastel pequeño, unas velas con el número diecisiete, unos cupcakes y un regalo para mí, solamente eran ellos, Donna y Frank, Frank estaba tan emocionado como si fuera su propio cumpleaños, aunque el suyo era realmente increíble, porque al mismo tiempo era halloween, yo le decía entonces que tenía más sentido que él fuera el monstruo punk, porque cumplía años en esa fecha, pero se negaba a serlo él solamente.
Me sentía cálido ese día, a pesar de que yo odiaba mi cumpleaños, eso era algo realmente nuevo en mí. Antes solía molestarme que solamente fueran Donna y Frank, supongo que ver tu vida pasar frente a tus ojos, como una película de bajos recursos, me hizo tener otra perspectiva. Donna aún así no podía quedarse, debía trabajar en la tarde, así que seríamos solamente Frank y yo, y probablemente veríamos películas de terror slash y dividiríamos el pastel en dos, todo eso me agradaba, y sobre todo tener a Petit en medio de ambos en el sofá, con sus patas en el regazo de Frankie, y su cabecita en mi pierna, tenía una sonrisa pequeña en mis labios, ni siquiera le prestaba atención a la película realmente, mis ojos estaban puestos en el perfil de Frank, notaba sus gestos de miedo al ver la película, la forma en que sus cejas definidas parecían fruncirse cuando la sangre manchaba la pantalla y los personajes salían corriendo despavoridos, quería detener el tiempo en ese preciso momento, por alguna razón tener diecisiete no me parecía algo malo, solo estaba perdido en mi cabeza, con alguna rocola musical pasando canciones de verano mientras veía a Frank.
No había notado que él estaba viéndome ahora, algo extrañado, pero divertido.
"¿Pasó algo, Gee?" Su voz sonó baja, la sala estaba a oscuras porque la habíamos ambientado para ver la película, su rostro era iluminado por la pantalla de terror, me sentí avergonzado, como cuando eres niño y te atrapan robando una uva en el súper para luego comértela. Mi estómago dio un vuelco, no supe hacerme el listo, ni tomar algún camino de escape, volví mi vista a la pantalla y simplemente solté una risita nasal, sin saber qué decir. "En serio, dime, ¿estaba haciendo caras raras?"
"No, Frank, solo yo- estaba siendo un poco raro viéndote." Admití, mirando a la televisión ahora, no podía verlo, sentía mis mejillas rojas, y mi respiración como ahuyentada de mi cuerpo, quería buscar alguna excusa para salir de aquella especie de burbuja.
"No es raro, yo siempre estoy viéndote." Dijo, como si eso ayudara, claro, ¿y ahora qué se supone que debía decir? Solamente sonreí de nuevo, no podía mirarle, pero debía.
"¿Y por qué me ves, tonto?" Le acusé, aunque el que le veía era yo, y el tonto también era yo, pero quería saber, ¿por qué mientras intentaba ser invisible estaba alguien allí queriendo verme?
Él rodó los ojos, subió sus pies al sofá y abrazó sus rodillas, sabía que su respuesta no iba a gustarme, o quizá, me asustaba que su respuesta me gustara mucho.
"Gee, lo preguntas como si no lo supieras..." Sonó nervioso, hundió su rostro entre sus rodillas, supuse que por vergüenza, pero yo quería saber aunque supiera ya, por alguna razón algo en mí quería dejar de fingir demencia. "Sabes que me gustas, y cuando alguien te gusta, quieres verle siempre, porque ese alguien te parece lindo, incluso aunque ese alguien no lo crea así."
Fue demasiado para mí, sentí olas de un noséqué inundar mi pecho, como si mi corazón hubiera crecido y estaba exprimiendo mis pulmones contra mis costillas, tuve que levantarme de allí, asustando a Petit y a Frank, pero necesitaba sentir que estaba respirando, o hundir mi rostro en el agua de la tina para que mi rostro se enfríe. No estaba siendo dramático, solo estaba siendo un tonto a quien jamás le habían dicho cosas parecidas, sentía mil y una cosas al llegar a mi habitación, tuve que sentarme en medio de la cama y mirar fijamente hacia la puerta, casi como si estuviera asustado, esperando ver una aparición, o a un Frank con ojos tristes entrando, y eso es lo que ví, para mi fortuna.
"Gerard, no debí decir eso, lo siento mucho, si quieres puedo irme para que est-"
"No, Frank, quédate por favor." Dije, exaltado, mi voz había sonado entre suave y estrangulada, pero ya no quería ahogarme por las palabras. "No sé cómo decirlo, pero no te vayas, eres mejor hablando que yo, eso es obvio, yo solamente sé- no sé, parecer listo y decir muchas tonterías, pero nunca sé como decir lo que está en mi cabeza, o lo que siento, esa vez que leíste tu carta, yo no estaba listo, era demasiado para mí, como muchas cosas. Cuando estaba dormido, en el hospital, tú- eras el único allí, en mis sueños, eran algo extraños, pero estabas siempre, y cuando desperté, al único que quería ver era a ti, y yo, no sé muy bien porqué, ¿será porque te amo? Me da miedo pensar en que me gustas, porque eres mi único amigo, Frankie, pero mientras más tiempo estás aquí, siento que más grande se vuelve ese sentimiento, y menos puedo guardarlo para mí, tú me gustas también, y no sé enfrentarlo, ¿las cosas estarán bien? Eso es lo único que me preocupa." Había dicho todo, estaba llorando, y él estaba estático en medio de la habitación, parecía asimilar lo que había dicho, y eso me estaba asustando, tal vez no debía haberlo dicho, pero él se acercó hasta sentarse en la orilla de la cama, para verme mucho más de cerca, quizá quería ver un extraño zoom de mis lágrimas con delineador recorriendo mi cara.
"Gerard, déjame darte un tacaño regalo de cumpleaños." Murmuró, cauteloso, llevando una de sus manos a cada mejilla mía, parpadeé lentamente, y sólo pude asentir, cerrando los ojos mientras él se acercaba a besarme en los labios, el simple tacto me hizo sentir magia y fuegos artificiales.
NA.
no corregí esto porque ya quería publicarlo, sorry.
gracias por leer. <3