El monstruo punk no lame mis lágrimas.

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Era difícil estar frente a esa señora, que mientras anotaba cosas en su libreta, mantenía su mirada gris puesta en mi rostro, tenía frío y buscaba cubrirme con esa sábana hasta los hombros, mi cabello estaba duro y sucio, me mantuve lo suficientemente tenso como para que mi espalda comenzara a doler, no quería escucharla, pero debía hacerlo, y pronto, perderse en mi cabeza comenzaba a ser una idea tentadora. No era tanta información, pero saber qué era lo que me había llevado a tomar esa salida, era algo deprimente, decepcionante y casi absurdo.

 Había intentado "quitarme la vida", con pastillas para dormir de Donna, las mismas que robaba y las escondía en el envase de comida para peces, que mantenía oculto en un mueble en mi habitación, ¿y el resto? ¿Lo había soñado? La persecusión, la paranoia, el miedo, y casi haber muerto por hambre, el asesinato, la soledad y a Frank, aunque no, Frank era real, y estaba esperándome fuera de la habitación ahora, pero eso era lo que menos importaba por el momento, en mi cabeza habían tantos nudos y posibles desenlaces, me mantenía algo mareado, con la cabeza doliéndome y mi vista cansada puesta en esa psiquiatra, las cicatrices  en mis brazos no ardían, pero tampoco significaba que fueran viejas, las habían curado, supongo, cuando sea que había llegado aquí, que según la señora, habían sido dos semanas luego del lavaje de estómago, y escuchar el "estabas tan débil, que no sabíamos si saldrías de esta", de Donna, me rompía un poco más el corazón, y no sabía qué debía responder realmente, ¿se supone que debía sentirlo? ¿por no haberlo logrado o por intentar hacerlo? Pensaba en esto mientras que la psquiatra, Mary, me dejaba indicaciones, horarios y días en los que debía reunirme con ella, porque "yo no estaba sólo", y creo que me hubiera gustado que ella leyera mi cabeza, en realidad, porque no sentía que podía soltar tan fácilmente lo que estaba sintiendo o pensando, sí, que ella leyera mi cabeza sería de mayor ayuda, una gran herramienta, que considero no sólo me ayudaría a mí, sino que a los demás, porque ahora pertenezco a ese reducido grupo de gente que necesita ayuda, y eso me molestaba, ¿qué tan independiente soy realmente si no puedo ni siquiera cuidar de mí y terminar llenándome de pastillas? Sentí el nudo en mi garganta, cuando Mary se fue y me dijo que yo era fuerte, porque sí, realmente no lo sentía de ese modo, ni creía que podía sentirlo en un largo tiempo, y cuando Frank entró de nuevo a la habitación, el silencio era tan sepulcral, que quería desaparecer de aquí, ocultarme debajo de la cama o saltar por la ventana de la habitación que me tocaba. 

 Él sonrió un poco, era una sonrisa torcida, que parecía ser temblorosa

Había pasado casi un mes en el que estuve en el hospital, según la información que había recaudado, estaba incómodo mientras que Frank tomaba asiento en el lugar en el que estaba Mary, quise escabullirme, pero era tarde ahora que sus avellanas estaban buscando mis ojos, quise ser lo suficientemente fuerte para, en serio retener todas las emociones que estaban ahogándome entonces, pero cuando él me llamó por mi nombre, rompí en llanto.

 Tenía mis manos cubriendo mi rostro, y luego a él acercándose a toda velocidad a abrazarme, buscaba que lo viera, no quería lamer mis lágrimas, quería que lo viera  a él prometiéndome que todo estaría bien ahora, que luego de tocar fondo, solo me quedaba tomar impulso y subir, mierdas positivas de las que ahora no podía hacer más que pasar de ellas, porque no podía ver un final brillante para mí, no sabía qué me encontraría fuera de aquí. Supongo que las cosas deben cambiar si tu madre te encuentra casi muerto en el suelo de tu habitación, y ahora estaba aquí,  él no lamía mis lágrimas, pero las quitaba con su dedo pulgar y me prometía que estaría para mí, como siempre, que no me dejaría sólo. 

mi monstruo punk. » frerard.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora