el monstruo está roto.

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-39-


Estaba confundido.

Cuando Molly volvió a clases yo decidí caminar hacia el lado contrario del pasillo, mi corazón seguía latiendo con fuerza en mi pecho, y a pesar de que le dije que estaba bien, no me sentía así para nada. Mis manos seguían temblando, quería tener a Frank para darle un abrazo o pedirle que me abrazara con fuerza, pero no estaba seguro de querer que alguien me tocara realmente, así que caminé sólo hasta las gradas otra vez, subí todos los escalones y terminé sentándome en el más alto, no pude evitarlo y dejé escapar un sollozo hasta abrazarme a mis piernas y decidí que estaba bien llorar, descomprimir mi pecho, el nudo gigante que me ahogaba en la garganta y la sensación de suciedad recorriendo mi cuerpo, como si de pronto, necesitara una ducha con agua muy caliente y tallar mi piel con fuerza.

Decidí no volver a mi última clase, me iría directo a casa y luego le llamaría a Frank, no sabía qué iba a decirle todavía, solo quería escuchar su voz un momento. 

La noticia no me sorprendía, sabía que tantas pesadillas con Bert tenían algo detrás, de pronto recordé aquél sueño en donde estaba en el bosque y Bert me perseguía, yo estaba muy asustado, porque sabía que él quería hacerme daño, y al despertar no entendía porqué. Sé que cuando sufres un trauma muy grande, tu cerebro puede borrar casi por completo todo lo que viviste, pero quedan pequeños espasmos, aparecen de pronto, cuando menos te lo esperas, en sueños, en recuerdos o en momentos que activan algo de lo que viviste. Y ahora esa información recorría mi cuerpo como si estuviera activando cada sensación incómoda y desgarradora, caminé a casa antes de que las clases terminaran, el clima era cálido y me sentía pequeño en cada paso que daba, como si estuviera desmoronándome. Mi mente parecía querer jugarme malas pasadas, porque venían a mí pequeñas frases o momentos, como cuando encontré a Frank fuera de la casa de Bert y le dije que me sentía sucio, que había perdido algo de mí allí adentro. 

Llegué a casa más pronto de lo que había pensado, mamá no estaba, Petit salió a saludarme en cuanto abrí la puerta, lamió mi cara cuando me agaché a saludarlo y al levantarme y ver la soledad que me abrazaba no pude evitar llorar otra vez. El silencio de la casa era sumamente insoportable, así que encendí el televisor, le dí de comer a Petit y estaba decidiendo si ir a bañarme o preparar algo de comer. Me sentía fuera de mí, como si estuviera actuando de forma automática otra vez, evitaba verme en cualquier reflejo, así que iba a ser mejor si no tomaba un baño, no quería ver mi cuerpo, no quería sentirme ni tocarme, quería estar debajo de todas mis mantas y sentir que el peso del mundo sobre mis hombros no era tan fuerte. Estuve merodeando por la casa, y cuando dieron las seis, subí a mi habitación, Petit me siguió religiosamente y se recostó en mis piernas mientras yo marcaba el número de la casa de Frank, mis manos temblaban todavía, estaba seguro de que mi voz sonaría congestionada, pero necesitaba escuchar a Frank, y que me dijera que estaba bien, que yo lo estaría al menos, o que no estaba sólo, todas esas frases cliché que en algún momento me molestaban, ahora se sentían tan necesarias. 

Sonó una vez, hasta que atendió. "¡Gerard! ¿Por qué te fuiste antes? No me esperaste, ¿estás bien?" La voz de Frank era muy expresiva, yo podía saber cuándo estaba sonriendo, cuándo estaba enojado, triste o preocupado, y ahora sonaba así, preocupado, todavía me daba culpa que las personas se preocuparan por mi, pero de a poco iba entendiendo que se supone que eso hacen quienes te quieren. 

Quería hablar, decir algo, cualquier cosa, pero me quedé mudo, aún con los ojos cargados y la voz rota, acaricié a Petit en mi regazo y suspiré contra el teléfono. "La verdad es que- me fui antes porque no me sentía bien, hoy-" Me detuve, de pronto sentí vergüenza, un extraño había tomado algo de mí una noche, algo que se suponía que debía darle a quien yo quisiera, me sentí vulnerable teniendo esa información, y pensé: si yo aún tuviera aquello, ¿se lo daría a Frank? 

"¿Gee? ¿Qué pasó?" Ahora él sonaba más alarmado, si prestaba la suficiente atención podría escuchar como intentaba ponerse sus zapatillas. Me quedé en silencio un momento, conteniendo la respiración. 

"Frank..." Tomé toda la valentía que requería terminar esa frase, la que quería decirle, antes cerré los ojos y dejé escapar un sollozo, las lágrimas recorrieron mi rostro y con una de mis mangas intenté limpiarme. Luego hablé. "Esa noche, perdí algo, ni siquiera puedo recordar lo que pasó, pero lo sé, lo siento, es una herida tan profunda... pero él me lo arrebato, me arrebató algo que era mío, y que- estoy seguro de que si eso no hubiera pasado, me hubiera gustado que..." No pude terminar de hablar, el llanto me consumió y me abracé al teléfono, podía escuchar a Frank preocupado del otro lado de la línea, diciendo cosas como que vendría a la casa y estaría conmigo en unos minutos, ¿para qué iba a decirle todo aquello? ¿de qué serviría? yo estaba roto, ¿de qué serviría prometerle algo a Frank que no estaba seguro de poder darle? si yo estaba sucio.  

mi monstruo punk. » frerard.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora