-19-
"Solo te queríamos invitar a una fiesta, trae a ese enano que estaba contigo la última vez, ¿cómo se llamaba? Como sea, pasaremos por ti, sabemos donde vives."
Su última frase parecía haberse quedado en repetición en mi cabeza, no sabía si pasarían por mi hoy, o si era mañana, solo tenía esa ansiedad haciendo que mi estómago se volcara cada tanto. Yo les había dicho que Frank no hablaba, pero como él me acompañaría (porque no pensaba dejarlo aquí sólo), tenía miedo de que lo descubrieran, incluso si ellos escucharon a Frank decir mi nombre esa vez en la que no podía respirar, parecían no haber recordado eso, aunque seguramente ni siquiera estaban sobrios.
El nudo en mi estómago se mantuvo conmigo hasta el camino de vuelta a casa, entré y noté el mismo silencio de siempre, aunque al subir las escaleras podía escuchar sonidos desde mi habitación, no podía distinguirlos hasta que abrí la puerta y me encontré a Frank intentando colocar un cassette dentro del radio, aunque sin demasiado éxito. Me quedé parado en el umbral de la puerta, mirándolo con una sonrisa en mis labios, era algo instantáneo que sucedía cuando lo veía distraído. Carraspeé y entré al cuarto, cerrando la puerta, notando el desastre en el suelo, todos los álbumes que tenía estaban desparramados de un lado a otro, posiblemente mezclados, incluso las cintas salidas de los casettes, hechas nudos entre sí. Me arrodillé en el suelo y Frank levantó el rostro para verme, parecía frustrado, tenía el ceño fruncido y las mejillas rojas.
"¿Qué querías hacer?" Me reí, tomando el casette destruido de sus manos, esos ni siquiera funcionaban, mi padre los coleccionaba y cuando murió, Donna quería tirar todo a la basura, así que me los quedé sin que ella supiera.
Noté como Frank mordía su labio inferior, como intentando recordar alguna palabra que le costaba decir, gruñó por lo bajo y estiró su cuerpo hasta alcanzar una tapa de uno de los álbumes, donde se distinguía a los hombres de la banda y sus instrumentos.
"¿Quieres escuchar música?" Pregunté.
"Música." Repitió, haciendo con sus manos como si estuviera tocando una guitarra. Volví a reír, sintiendo demasiada ternura, así que me puse de pie y busqué entre mis cosas algún álbum que sí me gustara, encontré algo de the ramones y rápidamente caminé hasta el DVD y el televisor, arrodillándome en frente y dejando el cd dentro del aparato, para luego volver a estar cerca de Frank, allí en el suelo. Mirando como se reproducía el "Track 1", mientras que Frank parecía conmocionado, viendo como Joey Ramone sacudía su cabello mientras tocaba la batería.
"Yo creo que el punk inició gracias a las mujeres." Murmuré, arrugando mi nariz, mirando a Frank y viendo como sonreía ante las imágenes frente a sus ojos. "Parece que te gusta mucho."
Se quedó viendo a la pantalla, y luego de que un par de canciones sonaran, mordió su labio con fuerza, para luego verme y sonreír.
"Punk." Dijo, haciendo un gesto que supuse quería imitar al de "enojo", casi reí, me levanté y busqué un libro que tenía en un estante, este hablaba sobre las tribus urbanas, hojeé el libro, acomodándome en el suelo de rodillas, buscando el capítulo que hablaba sobre los "emos" y "punks", cuando encontré esa página donde se veía el peinado extravagante de un sujeto con una cresta, se la enseñé.
"Punk." Repetí, indicando la imagen del libro. Él llevó sus manos a su cabello e intentó peinar todo hacia arriba, aunque sin éxito ya que sus mechones suaves volvían a caerse, eso me hizo sonreír, pensando en cómo podía peinar su cabello de esa forma. Me puse de pie y tomé al libro, cerrándolo para dejarlo entre mi brazo y costillas, miré a Frank y le extendí mi mano, él la tomó y se puso de pie, un poco dudoso en sus gestos, caminamos juntos hasta el baño, donde dejé el libro abierto sobre el retrete cerrado, hice que Frank quedara de pie frente al espejo y tomé un poco del jabón líquido, llevándolo a su cabello, juntando los extremos de su cabello para formar una cresta hacia arriba, supuse que el jabón secaría y la cresta quedaría así como la ilustraba el libro.
Él miraba mi rostro, estábamos cerca ahora, sonreía pequeño, tuve curiosidad por saber qué pasaba por su mente; cuando la cresta parecía sostenerse por sí sola, me moví para que él pudiera verse al espejo, acercó su rostro y se miró, soltando una pequeña risa que también logró que riera, llevó sus dedos a tantear su cabello duro y estirado hacia arriba, quizá le gustaba cómo se veía con ella. Volteó a verme y rió.
Se me ocurrió que el delineador de mamá le quedaría bien, tal vez porque los ojos de Frank eran claros, así que me ausenté del baño un momento para entrar a la habitación de Donna, buscando en alguno de los cajones de su cómoda, topandome con el lápiz delineador y una especie de sobre, que tomé por curiosidad.
Salí de nuevo al pasillo, por la luz, sostuve el sobre en mis manos y leí la oración que estaba al frente, la letra era pequeña y muy similar a la de papá, un escalofrío recorrió mi cuerpo y hundí la carta en mi bolsillo, con miedo, entré al baño y sostuve una sonrisa temblorosa en mi cara.
"Tra-traje esto, te quedará bien, es algo difícil de colocar, pero uh..." Quise acercar el lápiz al ojo de Frank, pero lo cerró con miedo, solté una risita. "Tranquilo, mira... me lo pondré para que veas que no hace nada malo. Mírame." Él abrió los ojos y viéndome en el espejo proseguí a ponerme el delineador debajo, difuminando un poco. "¿Ves?"
Él frunció el ceño y se acercó a mi cara, mirando mis ojos, tomó mi mano con el lápiz y la llevó hasta su ojo, como diciéndome que lo hiciera también. Reí y con mucho cuidado, pasé suavemente el delineador por debajo de sus ojos, difuminando con mi dedo igualmente. Lo miré y por un segundo olvidé si realmente estaba respirando, Frank era demasiado atractivo.
"Te-te queda bonito." Balbuceé, apartando la mirada para alejarme un poco, en el momento justo en el que escuchamos el timbre de la casa sonar. Tal vez eran Bob y Jepha.